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Por: Urania Cecilia Molina

Urania Cecilia Molina periodista panameña con más de 20 años de experiencia. Aborda temas de Salud, Educación, Discapacidad, Mujer y Superación Personal 

Tranquila y sosegada en sus gestos y en su voz, la científica y profesora de Parasitología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá (UP), Argentina Ying, es una mujer fuerte y determinada: muy joven, descubrió que su pasión era la investigación y su meta llegar a ser científica, aunque para lograrlo tuviera que enfrentar los obstáculos de nacer en un siglo donde las mujeres tenían roles que no siempre compaginaban con el desarrollo profesional, así se pudiera estudiar y obtener un título universitario.

Su experiencia laboral de 52 años en la máxima casa de estudios la llevaron a ocupar cargos como directora del departamento de Microbiología de la Facultad de Medicina, coordinadora del Programa Centroamericano de Maestría en Entomología, Secretaría General de la UP, directora de la Escuela de Tecnología Médica, directora de Investigación y Postgrado de la Facultad de Medicina, miembro del Comité Nacional de Bioética de la Investigación (CNBI) en representación de la UP y, a su vez, presidenta del CNBI, por solo mencionar algunos cargos de su prolífica carrera.

Ying abre un espacio para conversar con La Web de la Salud sobre su amor a la ciencia y la humildad con la cual recibió la postulación, por parte de la Facultad de Medicina, como candidata al Premio Universidad, máximo galardón de la casa de Octavio Méndez Pereira.

Creado el 24 de junio de 1992, por medio del Acuerdo 19-92 expedido por el Consejo Académico, el Premio Universidad reconoce los méritos “de quienes entregaron, a través de su trayectoria profesional, sus mayores esfuerzos en pro de la ciencia, las artes, las letras y la cultura”.

Una vida de méritos 

La Dra. Argentina Ying ingresó a la Universidad de Panamá a los 21 años y ya tiene 52 años de meritorio camino en esta casa universitaria.

“Me gradúe de la escuela secundaria a los 16 años y a los 20 obtuve mi licenciatura y, un año después, comencé a trabajar, primero como ayudante, después asistente. Recorrí todas las escalas de la carrera docente hasta llegar a profesora titular que es la máxima categoría”.

-¿Cuándo descubre que quería ser científica?

-Cuando estudiaba en el colegio secundario Instituto Justo Arosemena nos daba clases el profesor Novencido Escobar, quien tenía un Club de Ciencias en el cual me inscribí. Allí aprendí a amar la biología y a interesarme por ese aspecto científico.

Incluso varios investigadores ofrecían conferencias y nos presentaban los alcances de sus estudios. 

De esta sucesión de presentaciones le impresionó de manera particular el trabajo del Instituto Gorgas y se dijo: “Me voy por la ciencia”.

-¿Por qué le atrajo la Biología si la ciencia tiene otras áreas?

-Me atraía en particular la parte microscópica. Saber, ir más allá de lo que uno observa en forma natural. Eso me llamaba la atención y por eso me encantaban los laboratorios, pero no era el único aspecto porque el profesor Escobar organizaba excursiones y giras de campo para tener contacto con la naturaleza. Allí comenzó mi camino por la ciencia.

-¿El camino fue fácil o tuvo que sortear obstáculos?

-En parte sí y en parte no. Yo soy una mujer del siglo pasado. En esa época el papel de cuidador dentro de la casa te tocaba aunque trabajaras. Entonces, no me resultaba fácil ir a estudiar al extranjero, pero yo sabía que no me debía quedar en la licenciatura porque no era mi meta.

Sabía que tenía que ir más allá, pero en ese momento de su vida, al casarse y tener sus hijos, no le resultaba tan sencillo.

¿Cómo encuentra el camino para lograr su sueño?

-En la Universidad me interesaba la Biología y todo ese mundo microscópico. Se abrió una maestría en Entomología y entonces se unieron dos razones: la científica y la personal.

Explica que esta especialización le daba la oportunidad de crecer en el mundo científico. Por otra parte, no veía la posibilidad cercana de ir a estudiar a otro país y dejar a sus hijos chicos.

“La pareja era como un proveedor, pero las labores de la casa eran mías así trabajara. Todo eso influyó en que, digamos, mi desarrollo como profesional fuera más lento”.

-También posee una licenciatura en Biología con especialización en Tecnología Médica…

-Fuimos la primera promoción en Tecnología Médica porque era una licenciatura en Biología con especialización en Tecnología Médica. Cuando existe una carrera nueva también está el estímulo de la demanda laboral que garantizará el trabajo.  

En el campo de la Biología ahora quizás la realidad ha cambiado, pero en ese momento la única opción era trabajar de profesor. Entonces, como el laboratorio me llamaba la atención, opté por esa licenciatura.

La primera patente de la UP

-Uno de sus méritos fue descubrir proteínas para combatir el tórsalo, un gusano muy conocido porque afecta al ganado. ¿Cómo fue esa experiencia?

-En la Ciudad del Saber, desde Tecnoparques, se convocó a investigadores de la Universidad de Panamá y de otras instituciones para que presentaran algunas ideas innovadoras. Entonces pensé que se podría intentar buscar una vacuna para el problema del tórsalo.

Al principio fue difícil conseguir los fondos para la investigación, pero persistimos y logramos un capital semilla que nos permitió hacer una primera investigación básica que generó un conocimiento que se patentó.

Se patentó la constitución de esas proteínas que iban a servir como antígeno para generar inmunidad en el ganado. Al final los estudios de vacunas son muy largos, costosos y requieren hacerse muchísimas pruebas y no fue tan fácil terminar, es decir, generar una patente que tuviera una producción económica.

Pero el conocimiento quedó en una patente y para mí, ese es el mayor valor porque era el producto de la investigación. Fue la primera patente de la Universidad de Panamá, cuando nadie hablaba de ese tema.

La Dra. Ying señaló que los coinvestigadores eran de España y tenían mucho conocimiento en el desarrollo de patentes, lo cual favoreció este paso pionero.

“Para mí abrió un camino dentro de la Universidad de Panamá que nunca se había explorado. Ahora es parte de las evaluaciones que se hacen en las acreditaciones de las universidades”.  

Semillero de investigadores

La Dra. Ying destaca la labor de investigación que se desarrolla desde la Facultad de Medicina y el interés por crear un semillero de investigadores.

Este entusiasmo por impulsar la investigación temprana lleva a los profesores “a trabajar con un grupo de estudiantes a quienes les asignamos trabajos a veces más complejos, en otras ocasiones insertados en una investigación macro”.

Anunció que en la actualidad trabajan en el estudio de amebas de vida libre en ductos de agua porque pueden representar un riesgo para la salud.

También es histórico su trabajo con una bacteria que se llama Wolbachia, “la cual puede causar cambios en los insectos,como matar a los machos, formar hembras partenogenéticas, feminizar a los machos o causar incompatibilidad citoplasmática”.

Además de dictar seminarios sobre esta bacteria, con su equipo cuenta con  publicaciones sobre la presencia de la bacteria en varios insectos de diferentes especies.

Ética e investigación científica 

¿Cuál es la importancia de la ética en el ejercicio de la carrera científica?

-La generación de conocimientos representa una de las principales actividades para el desarrollo sostenible de los países, al propiciar la implementación de políticas públicas basadas en la evidencia científica y fomentar su ingreso a la economía del conocimiento.

Cuando la investigación es en beneficio de la salud tiene doble importancia: por la contribución al desarrollo y por el aporte a la mejora de la calidad de vida de los asociados.

Los participantes (voluntarios) en estas investigaciones, que de manera altruista contribuyen a generar un conocimiento que puede beneficiar a toda la sociedad, merecen que sus derechos humanos y su dignidad sea respetada. No se puede permitir abusos como los ocurridos en nombre de la ciencia, por ejemplo, en la Segunda Guerra Mundial que culminó con el juicio de Nuremberg.

Por ello surgen los comités de Bioética: para garantizar que en toda investigación con participantes humanos estén protegidos, comprobando la validez científica, la social y el respeto a sus derechos humanos, velando porque los riesgos nunca sean mayores que los beneficios.

-¿Participación de la mujer en esta área?

-Los comités de ética deben ser multidisciplinarios, y conformados con un balance de género, sin embargo, la mayoría están constituidos con un porcentaje de mujeres mayor que el de los hombres, situación que hace que el aporte de las mujeres en cierta forma sea mayor.

-Panamá es el único país de la región con un procedimiento acelerado de ética para investigaciones de emergencia…

-La Organización Panamericana de la Salud (OPS) estableció una serie de indicadores para medir el progreso de los sistemas de bioética de la investigación en 22 países de América Latina y el Caribe, en los que Panamá sale con un nivel de progreso relevante, porque cumple con la mayoría de los indicadores al 100%.

Entre estos indicadores destaca el de tener un procedimiento operativo para situaciones de emergencia y brotes de enfermedades, indicador que teníamos desde antes de la pandemia y nos permitió enfrentar la investigación de COVID-19 desde el inicio en mejores condiciones que el resto de los países.

Los logros que refleja el sistema de ética de la investigación en Panamá son producto del esfuerzo y compromiso de sus miembros e instituciones que lo conforman.

-Es la candidata por la Facultad de Medicina de la UP para recibir el Premio Universidad, máximo galardón que se entrega a un docente por su trayectoria profesional. ¿Cómo toma esta designación?

-Me siento extremadamente honrada. Con modestia aceptó esta distinción porque después de una carrera de 52 años este galardón es el máximo reconocimiento de la Universidad de Panamá hacia un profesor, un docente o un investigador.

Pero, así gane otra persona, ya soy una ganadora porque la Facultad de Medicina, que es mi nicho, mi entorno y tiene lo que yo llamo la acreditación social porque los egresados de la Facultad de Medicina son respetados, me designó.

La decana (Dr. Oris Lam de Calvo) lo propuso y lo llevó a la junta de Facultad que lo aprobó. Fueron mis compañeros, las autoridades de la Facultad y aunque con humildad lo acepto, tengo un regocijo íntimo porque es como llegar a tener el Premio Universidad porque es el premio de mi Facultad.

Con 52 años dentro de la Universidad de Panamá, Argentina Ying, la adolescente que descubrió que su camino era la ciencia, no deja de emocionarse cuando menciona que estudios como el de la entomología le representó un aprendizaje “tremendo” porque tenía que ir a colectar muestras en las copas de los árboles, en los ríos, en la ciudad, en la selva…

También agradece la Universidad de Panamá porque le abrió las puertas y le permitió crecer en una época en la cual las oportunidades para las mujeres eran más difíciles de encontrar.

Por: Urania Cecilia Molina