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La pandemia a causa del coronavirus ha generado problemas de salud adicionales, como la automedicación, y el uso cada vez más preocupante de fármacos no autorizados por los reguladores tipo la ivermectina.

Un intercambio científico entre autoridades en la materia es concluyente acerca de estos riesgos.

El Dr. José Esparza, profesor adjunto de Medicina en el Instituto de Virología Humana de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland, en Baltimore, y del programa Robert Koch Fellow del Instituto Robert Koch en Berlín, recuerda que la mayoría de los casos por covid-19 (hasta un 80-90%) son asintomáticos o con sintomatología modesta. Pero un 10-20% son más severos e incluso muy graves: pueden llevar a la muerte.

Los casos benignos sólo requieren tratamiento sintomático, especialmente analgésicos antipiréticos.

Los casos graves requieren tratamiento especializado y hospitalización.

El tratamiento, observa, depende del fenotipo (de la presentación clínica) de la enfermedad, que es variable y “debido a esa complejidad las personas no se deben automedicar”.

Dexametasona puede interferir en respuesta inmune

El Dr. Esparza señala que uno de los medicamentos que algunas personas usan sin asesoría médica es la dexametasona.

“Esta droga tiene efectos beneficiosos en pacientes con compromiso respiratorio que están hospitalizados. Pero muchas personas la utilizan en casos leves, cuando existe evidencia de que es contraproducente, probablemente por interferir con la respuesta inmune contra el virus”.

¿Qué pasa con la ivermectina?

El Dr. Esparza documenta que “esta droga se desarrolló hace muchos años y está autorizada por la FDA como antiparasitaria. También se emplea en medicina veterinaria y algunas personas han consumido las preparaciones para animales, lo cual no debe hacerse en ningún caso”.

Explica que en abril del 2020 investigadores de la Universidad de Monash, en Australia, “reportaron que altas concentraciones de ivermectina inhibían la replicación del coronavirus in vitro (en cultivos celulares en el laboratorio)”.

El investigador aclara dos realidades:

1. Muchos estudios in vitro no predicen el efecto in vivo (en el humano).

2. Las dosis que se usaron in vitro eran mucho mayores que las que se pudieran alcanzar in vivo.

“Sin embargo, ante la desesperación, varios investigadores realizaron pruebas clínicas con muy poco rigor científico y difíciles de interpretar”.

En ausencia de evidencia clínica confirmada, señala que los organismos de salud, incluyendo la Organización Mundial de la Salud/Organización Panamericana de la Salud (OMS/OPS), muchos ministerios de salud y sociedades científicas no recomiendan el uso de la ivermectina para la covid-19.

Ocurre, indica el Dr. Esparza, que determinados grupos han diseminado información no comprobada sobre una supuesta eficacia de la ivermectina como prevención y tratamiento de la covid-19 e incluso indican que ha sido aprobada por la FDA para el virus, lo cual es falso.

Tres preocupaciones lo acompañan sobre el uso no supervisado de la ivermectina:

1. Aun cuando se dice que es una droga no tóxica, no sabemos si lo es en las dosis y esquemas usados para la covid-19.

2. Cuando se usa como tratamiento, el paciente puede creerse bien tratado y descuidar los signos de alarma de una enfermedad severa. Como la mayoría de los casos tienen un curso benigno, puede llevar a algunas personas a creer que la ivermectina las curó. Si descuidan su tratamiento y evolucionan a una enfermedad severa pueden llegar a morir.

3. Cuando se usa como supuesto preventivo, las personas, al creerse protegidas, pueden descuidar otras medidas preventivas (máscara, distanciamiento e higiene) terminando por infectarse.

El Dr. Antonio Clemente Heimerdinger, con posgrado en Epidemiología clínica (Caracas), en quimioterapia del cáncer y cirugía general (Nueva York), advierte, por su parte, quela automedicación, sin consultar a alguien bien formado e informado, no es nada buena, ni para nosotros los médicos”.

Detalló que “el sistema de defensa de nuestro organismo no está preparado ante estos gérmenes externos. Los medicamentos que no actúan a través de ese sistema, no deben ser usados sino en situaciones excepcionales y con vigilancia estricta”.

Los estudios no avalan el uso de la ivermectina

La Dra. Maritza Durán, expresidenta de la Sociedad Venezolana de Medicina Interna y miembro de cortesía de la Academia Nacional de Medicina (ANM), reflexiona que la pandemia ya ha cobrado más de dos millones de vidas y, en el caso de Venezuela, luego de la flexibilización, los casos van en aumento.

“Para este momento, nuestro conocimiento sobre la COVID-19 ha aumentado. Hemos aprendido, entre otras cosas, la importancia de identificar tempranamente a aquellas personas en riesgo de padecer un curso más severo e incluso crítico de la enfermedad.

Lamentablemente, hasta ahora, al menos en nuestro país, no es mucho lo que se le puede ofrecer a estos pacientes, para evitar llegar a esa fase de tormenta de citoquinas que los puede llevar a la muerte”.

Esa necesidad de administrar algo que detuviera la progresión de esta enfermedad desconocida, potencialmente mortal, explica, fue la que llevó al inicio de la pandemia, a utilizar drogas como la cloroquina, la azitromicina, solas y en combinación, basados en estudios que mostraban eficacia in vitro, con defectos metodológicos, poca población, sin revisión de pares.

Los pacientes, subraya, fueron expuestos a un tratamiento inútil que podría traerles importantes efectos secundarios.

“Nuevamente la historia parece repetirse: la ivermectina, una droga habitualmente usada como antiparasitario para el tratamiento de la estrongiloidiasis, oncocercosis y ectoparásitos, se erige como el tratamiento a ser usado en la profilaxis, en los primeros días de los casos leves a moderados de COVID-19 e incluso hay quienes lo prescriben para casos severos y críticos”.

La Dra. Durán advierte que “basados en su capacidad para inhibir la replicación del SARS-COV-2 in vitro, esta droga, aún en fase de investigación para esta indicación, está siendo usada de manera indiscriminada por médicos y pacientes, sin aún tener clara su efectividad y peor aún la dosis que debería usarse para este padecimiento”.

Hasta este momento, coincide “en que se han publicado diversos estudios, varios de ellos aleatorizados, retrospectivos, que no han sido revisados por pares, con resultados contradictorios”

Algunos, indica, han pretendido demostrar la capacidad de acortar el tiempo de eliminación del virus, otros la mejoría clínica, pero todos con problemas de metodología que solo llevan a una conclusión: aún no hay evidencia suficiente para avalar el uso de ivermectina en profilaxis o en el tratamiento de la covid-19.

Reconoce que hay una gran necesidad de atacar esta enfermedad en estadios tempranos, en la fase de replicación viral, particularmente en aquellas personas más vulnerables.

En este sentido aboga por estudios aleatorizados, doble ciego, con adecuada población, que sean analizados por pares y se determine la dosis adecuada “y que nos permita de esa manera, con la evidencia en la mano, indicar el tratamiento para esta terrible enfermedad”.

Es preocupante uso de la ivermectina de formulaciones veterinarias

El inmunólogo Juan Bautista De Sanctis,  investigador principal y profesor en The Institute of Molecular and Traslational Medicine en Olomouc, en República Checa, expresa, por su parte, que ha sido crítico de la propaganda que le han hecho a la ivermectina.

“El fármaco ha sido considerado un buen anti viral por su efecto in vitro contra virus ADN y ARN (algo inusual) en cultivo con células Vero. También se ha dicho, de manera irresponsable, que la ivermectina es bien tolerada y no genera efectos adversos. Ivermectina, como toda droga, puede generar efectos adversos como el síndrome de Steven Johnson (insuficiencia cutánea aguda).

Sin embargo, lo más preocupante, advierte, es que, ante la desesperación de la población, en varios países de Latinoamérica se use la ivermectina de formulaciones veterinarias, a concentraciones de 0,1%  y 1% ,diseñadas para el tratamiento de animales grandes, en individuos con síntomas, la mayoría leves, de infecciones virales.

Combinaciones que son un riesgo

El Dr. Manuel Guzmán, expresidente y miembro fundador de la Sociedad Venezolana de Infectología, sostiene que ciertos antibióticos (azitromicina/levofloxacina) han sido ampliamente utilizados y si bien el uso de la hidroxicloroquina ha descendido, todavía hay recomendaciones.

“Estas tres drogas, no solo no ayudan a la buena evolución del covid-19, sino que tienen un riesgo, pequeño pero cierto de enfermedad cardiovascular, en especial en personas con enfermedad previa”.

Hay locuras mayores (Ozono/Dióxido de cloro), precisa, que también es necesario desaconsejar.

Ante una enfermedad difícil, afirma, surgen muchas opiniones sin bases sólidas.

El Dr. Manuel Velasco, farmacólogo clínico, presidente fundador de la Sociedad Venezolana de Farmacología y director de la Unidad Clínica de Farmacología de la Escuela de Medicina Vargas, destacó que la última actualización (con fecha 14 de enero de 2021) de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), de los Estados Unidos, concluyó que “se necesitan resultados de ensayos clínicos, con el poder estadístico adecuado, bien diseñados y bien realizados, para proporcionar una guía más específica basada en evidencia sobre la función de la ivermectina para el tratamiento de covid-19”.

El Dr. Velasco reitera que ante la falta de evidencia, “la ivermectina no se puede usar de manera profiláctica ni como tratamiento del covid-19. Puede comprometer la salud e incluso la vida de las personas” .

Violeta Villar Liste
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