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En los últimos siete años, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) ha invertido $6,900 millones en operaciones de mitigación y adaptación a causa del cambio climático, lo cual representa el 41% del total de las aprobaciones.

La vulnerabilidad al cambio climático en Centroamérica se evidenció en 2020 tras el paso de los fenómenos meteorológicos Eta e Iota, que provocaron pérdidas y daños de aproximadamente $3,663.5 millones, con mayor afectación en Honduras, Guatemala y Nicaragua; tres de los países más vulnerables a nivel mundial según el índice de riesgo climático de German Watch (IRC).

En ese mismo año, el BCIE respondió a la emergencia con cooperaciones financieras no reembolsables por hasta $3.5 millones para atender a la población afectada por el paso de los huracanes en Centroamérica, Belice, Panamá y Colombia, señaló la institución en comunicado.

Mientras que, en 2021, ha respaldado a los afectados por la tormenta tropical Laura en República Dominicana con $500,000 y a la República de Haití con $1.0 millón para atender a los damnificados por el terremoto.

Algunas de las iniciativas se han realizado de manera conjunta con aliados estratégicos como el Fondo Verde para el Clima (GFC), entre ellas: el Proyecto Corredor Seco Centroamericano y Zonas Áridas de República Dominicana que tiene como objetivo beneficiar a cerca de 3.8 millones de personas, fortaleciendo su capacidad de adaptación, incluidos los pequeños agricultores y los comerciales, así como los empresarios de las comunidades rurales.

También el Programa CAMBio II, que prevé beneficiar a 69,720 personas mediante el aumento de la resiliencia al cambio climático de las mipyme, eliminando las barreras para acceder a recursos financieros y no financieros; así como el Tren Eléctrico de Pasajeros de Costa Rica que impactará a cerca de 1.5 millones de habitantes del Gran Área Metropolitana.

Se suma también, el Proyecto Bio-CLIMA que tiene como objetivo promover la conservación y restauración forestal en la reserva natural de Bosawás y en la biósfera del Río San Juan en Nicaragua reduciendo las emisiones de CO2 en 47.3 millones de toneladas y que 665,821 personas tengan mayor resiliencia al cambio climático.

Por su parte, durante la reciente COP26 de Glasgow, CAF -banco de desarrollo de América Latina– anunció su compromiso para destinar $25.000 millones durante los próximos cinco años para operaciones verdes que ayuden a los países de la región a incrementar la resiliencia climática, promover la transición energética, lograr un crecimiento bajo en emisiones de gases de efecto invernadero y fortalecer la conservación de los ecosistemas naturales y la biodiversidad.

La institución también plantea reforzar la movilización de fuentes de financiamiento de terceros, como por ejemplo con la emisión de bonos y fondos verdes y climáticos, y promoverá alianzas estratégicas que permitan potenciar el trabajo coordinado entre gobiernos, sociedad civil, organismos internacionales, ONGs y sector privado.

Esto ayudará a conservar la biodiversidad, diseñar políticas públicas de adaptación y mitigación, fortalecer las capacidades de los gobiernos e incentivar un crecimiento económico respetuoso con el medio ambiente e inclusivo.

“El planeta necesita del liderazgo de América Latina para garantizar su propia supervivencia, y la región deberá aprovechar su posición para lograr un crecimiento económico sostenido que le ayude a superar las brechas estructurales en pobreza, competitividad e inclusión”, dijo Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF, citado en comunicado.

Una de las primeras acciones vinculadas con la nueva estrategia verde de CAF es el aporte de $1 millón para reforzar el acuerdo entre Colombia, Costa Rica, Ecuador y Panamá para conservar el Corredor Marino del Pacífico Este Tropical, un ecosistema que genera USD 3.000 millones anuales derivados principalmente de la pesca, el turismo y el transporte marítimo. 

Además, CAF construirá una plataforma de movilización de fondos climáticos y ambientales que en el periodo 2021-2026 posibilite movilizar al menos USD 1.500 millones de financiamiento concesional a la región, y, paralelamente, creará un HUB para el Caribe en Trinidad y Tobago, que dará un énfasis especial a temas medio ambientales y prevención de desastres naturales en la región. 

También en la reciente Cumbre, Multilaterales de Desarrollo (BMD) liderados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se comprometieron a integrar a la naturaleza en sus políticas y a impulsar significativamente la financiación relacionada con la naturaleza entre sus países miembros.

Mediante la declaración conjunta “La Naturaleza, las Personas y el Planeta”, los bancos se comprometieron a ayudar a que los países definan y ejecuten estrategias de sostenibilidad.

El presidente del BID, Mauricio Claver-Carone, estuvo al frente del anuncio que formó parte del evento sobre Bosques y Uso de las Tierras, durante la Cumbre Mundial de Líderes en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP26.

“El capital natural es fundamental para la recuperación de América Latina, el Caribe y el mundo entero tras la crisis de COVID-19. Es una fuente de trabajo, genera ingresos, apalanca inversiones del sector privado y protege resilientemente a servicios ecosistémicos esenciales.

Por este motivo, el BID ha redoblado sus esfuerzos relacionados con el cambio climático y la biodiversidad durante el último año, y por qué constituye un pilar central de nuestra Visión 2025 para la recuperación de la región”, dijo Claver-Carone, citado en comunicado.

Durante los últimos cinco años, el BID ha invertido más de $800 millones en 28 proyectos con componentes de soluciones basadas en la naturaleza.

El Banco ha implementado mecanismos de financiación con un enfoque holístico, centrado en mejorar el clima y la salud de los ecosistemas, como también en nuevas oportunidades para la generación de empleo y crecimiento verde.

Con información del BCIE, CAF y BID