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Por: Dra. Karen Courville, FACP

Por: Dra. Karen Courville, FACP
Egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá.
Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas, es presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e Hipertensión.

@kavac71

Las enfermedades han existido desde que apareció la vida en el planeta.  Con el paso del tiempo, la observación y los nuevos descubrimientos basados en el método científico, han permitido disminuir la mortalidad materna, la mortalidad infantil y mejorado la esperanza de vida al nacer.

La esperanza de vida del panameño era en promedio 60 años hasta 1960, y con la mejoría en la disponibilidad de medicamentos, vacunas, acceso a atención, tenemos que en 2020 la esperanza de vida aumentó a 78 años en promedio (81 años para mujeres y 75 años para los hombres).

La enfermedad renal crónica cada vez afecta más pacientes, debido a que las causas que lo producen son más comunes en la población: la hipertensión arterial, la diabetes mellitus, la obesidad y en el área de los trópicos, la enfermedad renal de causa no tradicional

Se calcula que en el año 2030, más de 5 millones de personas en el mundo iniciarán diálisis o requerirán un trasplante de riñón para vivir y muchos más que no tienen esa disponibilidad morirán.

La disponibilidad de diálisis no es igual en todos los continentes.  En estos momentos solo América del Norte equipara la cantidad de pacientes que requieren tratamiento con la cantidad que recibe.  El resto de los continentes tiene un déficit importante de cupos para diálisis o no cuentan con facilidades, por ejemplo en África, en donde solo el 16% de los enfermos renales recibe el tratamiento que necesitan.

¿Cómo ha  mejorado el tratamiento de diálisis con los años?

Los riñones son órganos muy complejos. Están compuestos por unos filtros microscópicos (1 millón en cada riñón) que filtran la sangre unas 300 veces por día,  24 horas al día.

Las máquinas de hemodiálisis se han diseñado para que puedan realizar esta función tan especializada de limpiar la sangre de desechos.  El problema es que un paciente ocupa una máquina 4 horas, 3 veces a la semana, por lo cual la limpieza de la sangre se limita a unas 12 horas a la semana. 

La investigación ha podido hacer que las máquinas de hemodiálisis sean más eficientes: en 1960 las máquinas tenían una dimensión de 3 metros de largo por 2 metros de ancho, debido a que sus componentes eran externos.  Con la evolución, las máquinas miden 1.3 metros de alto por 0.5 metros de ancho y sus componentes se encuentran dentro de la máquina.  Pero aún no es suficiente para lograr que el enfermo renal disfrute de una diálisis óptima.

¿Qué panorama hay actualmente en investigación?

Estados Unidos está tratando de invertir $250 millones, durante los siguientes cuatro años, en investigación en enfermedad renal. 

Dentro de lo propuesto se encuentran mejoras en las técnicas de los filtros, equipos portátiles usables de diálisis (tipo mochila) e injertos renales de bioingeniería. 

Estados Unidos dispone un gasto aproximado de $35 billones anuales en tratamientos para pacientes con enfermedad renal crónica terminal.

Esta iniciativa del gobierno, junto a Universidades en 15 centros del país, es una estrategia de tratamiento pensando en el futuro, debido a que con la pandemia hubo una disminución en la disponibilidad de riñones de donantes para trasplante y los gastos de diálisis en-centros son muy costosos.

Panamá tiene un presupuesto aproximado de $80 millones para tratamiento de unos 2,500 pacientes que lo reciben en unidades de la Caja del Seguro Social. 

Si bien existen iniciativas de investigación en el campo renal, los presupuestos que existen están disponibles mediante aplicación en concursos en convocatorias de SENACYT (si los proyectos son elegidos) o autofinanciados por los investigadores, pero no hay una iniciativa por parte del Estado en inversión en investigación. 

Al igual que en los países vecinos, el presupuesto asignado a investigación en Panamá es muy bajo, y en nuestro país solamente se asigna el 0.2% el Producto Interno Bruto (PIB), ocupando uno de los últimos lugares en Latinoamérica en inversión en investigación, según datos de la UNESCO.  Este presupuesto no será suficiente para apoyar la investigación en salud.

¿Qué puede traer el futuro para los pacientes con Enfermedad Renal?

En estos momentos diversas Universidades en Estados Unidos y Europa estudian prototipos  para desarrollar un riñón artificial (bioingeniería con  elementos biológicos) que pueda ser implantado quirúrgicamente en el cuerpo.  Estos riñones ya han sido probados en cerdos y constan de dos partes, una que tiene un sistema de filtración hecho con membranas de silicón y un módulo de re calibración hecho de células del túbulo renal. 

Otros equipos estudian técnicas con células madre.  En estos estudios se ha utilizado células madre mesenquimales derivadas de tejido graso de los propios pacientes, administradas directamente en la arteria renal del riñón dañado, en tres dosis diferentes, con el objetivo de ayudar a reparar el daño renal producido por el estrechamiento de los vasos sanguíneos, y mejorar inflamación y la oxigenación de los tejidos, en pacientes que tienen daño renal pero que aún no reciban terapia dialítica.

En Panamá la Enfermedad Renal Crónica continúa en aumento. La lista de pacientes crece por años.  La prevención de las causas puede evitar el aumento de pacientes, pero es importante mejorar la inversión en investigación en el país, para desarrollar proyectos que estén liderados por científicos panameños, y cuyo aporte sea importante para la salud de Panamá y de la región.

Por: Dra. Karen Courville, FACP