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Con este artículo inicia una serie de colaboraciones a cargo de la Dra. Karen Courville, presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e Hipertensión, como parte de las actividades de la institución en la línea de la prevención de la enfermedad y docencia para la población. Agradecemos este aporte que impacta en la salud pública del país y de la región.

Por: Dra. Karen Courville, FACP
Egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá.
Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas, es presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e Hipertensión.

¿Qué es la Obesidad?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa, que puede ser perjudicial para la salud.  El sobrepeso es un término intermedio entre el peso normal y el exceso de peso.

Para poder medir si alguien sufre de obesidad se utiliza una fórmula, que se conoce como el Índice de Masa Corporal o IMC, la cual divide el peso en kilogramos de una persona entre la talla elevada al cuadrado en metros.

Esto nos da un valor, el cual es utilizado para definir si un paciente está bajo de peso (IMC menor a 19), en peso adecuado (20 a 25), sobrepeso (26 a 29) u obeso (mayor o igual a 30)

¿Cuántas personas sufren de obesidad en el mundo y en Panamá?

La OMS ha publicado datos sobre la prevalencia de Obesidad en la región de las Américas.  Un 62.5% de los adultos presentan algún grado de sobrepeso u obesidad.

En la población adulta, esto corresponde a un 31% de las mujeres y a un 26% de los hombres mayores de 18 años.

En Panamá, según datos del Censo Preventivo de Salud en el 2018, en el que se evaluaron 921 462 personas, 43.9% de la población encuestada presenta algún grado de Sobrepeso u Obesidad.

¿Por qué es importante hablar de Obesidad?

La obesidad es uno de los principales factores de riesgo para sufrir de enfermedades crónicas, como la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares (infartos cardíacos o cerebrales) y varios tipos de cáncer.  

Se ha visto que los niños con sobrepeso tienen un mayor riesgo de tener sobrepeso o ser obesos en la edad adulta, y, por consiguiente, un mayor riesgo de mortalidad durante su periodo como adultos jóvenes.

¿Cómo la obesidad afecta al riñón?

La obesidad predispone a desarrollar las enfermedades que pueden dañar al riñón, como lo son la diabetes y la hipertensión arterial, las dos causas más importantes de afectación renal y enfermedad renal terminal.

En estudios observacionales en donde la prevalencia de obesidad es alrededor del 25%, como en España, han estudiado que la prevalencia de desarrollar enfermedad renal es de un 3%.

Al tener un peso aumentado, existe un trabajo en exceso que el riñón debe realizar.  A nivel de las células del riñón, se produce un aumento de presión para tratar de realizar el trabajo metabólico.

Este aumento de presión, mantenido por un período de tiempo prolongado, produce un fenómeno conocido como hiperfiltración, es decir, aumenta en cantidad el trabajo celular.  Esta situación va produciendo cicatrices que dejarán en las células, áreas de daño irreversible. 

Existen alteraciones en la secreción de unas sustancias que se conocen como las adipocitoquinas, de las cuales hay un aumento de la producción de leptinas en la obesidad. Esta sustancia produce inflamación, estrés oxidativo y aumenta la resistencia a la insulina.

Además, la leptina produce fibrosis renal, lo que se asocia a esclerosis o daño glomerular, que a su vez va a producir pérdidas de proteínas en la orina.

Se conoce también que la obesidad aumenta el riesgo de desarrollar litiasis (cálculos) renales y de padecer de neoplasias malignas, como cáncer renal.

Intervenciones para el manejo de la obesidad

El tratamiento para la obesidad incluye cambios en el estilo de vida, fármacos y cirugía, todos importantes en la prevención de enfermedad renal.

Los cambios en el estilo de vida incluyen dietas, ejercicio físico, disminución en el consumo de alcohol y del uso del cigarrillo.

Se conoce que las bebidas azucaradas, gaseosas, y la comida rápida proveen un alto contenido calórico pero un bajo contenido nutricional, por lo que se recomienda cambiarlas por una ingesta de frutas, vegetales y comida hecha en casa.

Las políticas públicas han regulado el etiquetado de los alimentos para que se pueda evaluar la cantidad de azúcar y sal que contienen los productos que compramos en los supermercados. 

Las recomendaciones de educación en alimentación escolar saludable con una cantidad adecuada de actividad física, son recomendaciones importantes para iniciar tempranamente hábitos saludables en los niños y jóvenes, y disminuir la obesidad infantil. 

Es importante la realización de ejercicio físico, ya que esto promueve la utilización de las grasas depositadas en el cuerpo y produce pérdida de peso.

En los pacientes que no pueden perder peso, existen medicamentos que algunos especialistas, como los endocrinólogos utilizan, porque producen saciedad o llenura, mediante diversos mecanismos, como el enlentecimiento del vaciado gástrico, haciendo que el paciente tenga menos hambre. 

Y en última instancia se encuentran las cirugías bariátricas, que pueden producir una disminución importante de peso, y en pacientes con enfermedad renal crónica, pueden revertir o retrasar la progresión de la enfermedad renal.

Por: Dra. Karen Courville, FACP