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Hisvet Fernández

Hisvet Fernández es psicóloga social, feminista, activista de los DDHH de las Mujeres y los Derechos Sexuales y Reproductivos, directora del Centro de Capacitación para la Vida (Cecavid). Integrante de la Alianza Salud Para Todas. Coordinadora del Observatorio Venezolano de los Derechos Humanos de las Mujeres, núcleo Lara. 
@psicosexualhisvetf 
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@psicohisvetfernandez

Las mujeres desde nuestra sexualidad somos la síntesis dialéctica entre un cuerpo biológico de hembra, la construcción de una identidad femenina de carácter psicosocial femenina y un tiempo histórico determinado.

Hemos combatido, desde el feminismo, la creencia generalizada de que las “mujeres”, nacemos mujeres. Desde 1949 que Simone de Beauvior publicó su celebre libro El Segundo Sexo, hemos explicado concienzudamente, que no nacemos, nos hacemos, llegamos a ser, mujeres.

Mujeres es una categoría, una conceptualización de lo que existe en la realidad independientemente de nuestras voluntades, como categoría de análisis es esa síntesis dialéctica que incluye las tres dimensiones del ser humano, la triada bio-psico-social.

Plantearse entonces que esa construcción de la identidad femenina de carácter biopsicosocial se pueda reducir a un simple “deseo” y quedar anclada en la dimensión psicológica, es una contradicción.  

Esa construcción de nuestra identidad femenina tiene como base un cuerpo de hembra que se conjuga en la psiquis, en el yo siempre sexuado y se desarrolla en el momento histórico que nos toca vivir para llegar a ser, esas mujeres que somos.

Por lo tanto si hemos criticado el género como un modelo que se impone sobre un cuerpo identificado, sobre el bimorfismo de la especie humana, no podemos ahora aceptar que la identidad sexual y de género como elemento vital de nuestra sexualidad, se defina desde “el deseo y decisión” de cada quien, en cualquier momento de su vida.  

La base biológica del sexo es una realidad objetiva y la feminidad y la masculinidad sus construcciones subjetivas que se desarrollan desde esos cuerpos biológicos sexuados e identificados al nacer.

La marca del género, con las palabras niña o niño, son atribuidas hoy antes de nacer y bautizadas al nacer con toda la carga ideológica que le corresponde.

Muchos siglos nos ha costado el reconociendo de que la igualdad, basada en el reconocimiento de las diferencias, es un Derecho Humano que será real cuando estas diferencias biológicas ya no se vuelvan discriminaciones ni desigualdades sociales.

Algunos “hombres” sujetos de una ideología trans-género plantean que pueden ser mujeres desde su “deseo” simple de serlo y aunque parezca imposible, han logrado avanzar en el área jurídico-normativa en algunos países.

Favorecidos por todo el contexto de la cultura neoliberal y postmoderna que desborda la racionalidad humana y es fundamentalmente idealista e irracional.

Hay grandes intereses económicos corporativos de una industria farmacéutica y médica invasiva, que le conviene, y mucho, que haya personas convencidas que pueden definir su sexualidad desde sus deseos.

Para complacerles, esta industria, les venderá “todo”, lo que les falta en su cuerpo, cambiando sus caracteres sexuales secundarios, que son elementos de la identificación personal y el reconocimiento social para ser parte de las categorías de mujer u hombre. 

Pero nadie es mujer, solo por el deseo subjetivo de serlo, estas personas son en todo caso “mujeres trans” con una vivencia disfórica de género desde un cuerpo biológico de macho.

El género binario, femenino y masculino excluyente y predeterminado por la heteronorma, es y ha sido una imposición socioeconómica sobre nuestros cuerpos, pero el sexo biológico con sus 4 determinantes, existe y es la base del género.

Definitivamente sin sexo no hay género. Reconocemos la disidencia ante el género binario y excluyente y eso no debería descalificar a nadie para ejercer sus derechos ni para seguir siendo hombre o mujer. 

Pero cuando quiere o desea un cuerpo femenino para encajar en el género deseado, estamos ante una disforia de género y ante una demostración de que necesita del cuerpo biológico de hembra para sentir la congruencia entre su identidad de género deseada y un cuerpo sexual de apariencia femenina.

Hay una minoría que pretende eliminar el sexo de las identidades legales y la consecuencia sería el borrado de las categorías mujeres y hombres. Pero no pueden, aunque quieran, borrar los sexos de cada cuerpo. El sexo tiene caracteres primarios, además de los secundarios que es donde se interviene, que permanecen en ese cuerpo intervenido.