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Amigos lectores:

Digo en mi comentario (página 4), que el historiador Tomás Straka ha logrado “materializar un capítulo esencial de la historia democrática venezolana, que permanecía difuso o en segundo plano: el neural quinquenio encabezado por Raúl Leoni –el factor Leoni–, donde concurrieron acciones primordiales, entre ellas la derrota militar y política de la insurgencia castro-comunista y los primeros pasos hacia la política de pacificación, que remataría Rafael Caldera en el período siguiente. El resultado es de reconocibles beneficios: ha superado esa falencia historiográfica con dos volúmenes ejemplares, que dejan establecida, con sólidas bases, la plataforma desde la cual continuar pensando, investigando y generando conocimiento sobre esos años cruciales. La relevancia de ambos es inocultable: aporta piezas que faltaban en el relato democrático venezolano entre 1958 y 1998”.

Me refiero a los dos volúmenes que, con el nombre de Democracia en la tormenta, han sido publicados por abediciones -UCAB-, la Asociación Civil Raúl y Menca de Leoni, y la Fundación Rómulo Betancourt. El primero es un ensayo de fundamento biográfico, en el que Straka estudia las complejidades venezolanas durante las décadas en que Raúl Leoni (1905-1972) fue uno de los conductores fundamentales del acontecer político venezolano. El segundo volumen, dedicado a la revisión temática del gobierno de Leoni, reúne estudios de Fernando SpirittoEdgardo Mondolfi Gudat (2), Elsa CardosoGuillermo Guzmán MirabalLuis Lauriño TorrealbaCatalina Banko y Francisco SáezAnitza FreitesAndrés Cañizalez Mary Martínez Torrealba.

En las tres primeras páginas de esta edición, reproducimos el magnífico prólogo de Diego Bautista Urbaneja que está en el volumen I. Solo diré: es un ensayo magnífico y clarificador, que recompensará con creces el tiempo que el lector invierta en él. A continuación viene mi reseña: apenas me detengo en el primer volumen, y comento, siempre de forma sumaria, cada uno de los capítulos del segundo volumen.

La editorial Dahbar ha publicado otro libro que faltaba en la bibliografía política venezolana: una antología de ensayos y otros textos de Enrique Pérez Olivares, admirable ciudadano y político socialcristiano, quien fuera decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Jurídicas (UCV), gobernador de Caracas, Ministro de Educación, así como fundador y primer rector de la Universidad Monte Ávila. Educación para la libertad. Notas sobre la acción política desde el pensamiento socialcristiano, prologado por Ramón Guillermo Aveledo, trae una docena de textos, de mediano o largo aliento, que revelan a un Pérez Olivares pensador, elegante y didáctico exponente de tesis socialcristianas. Además, un par de textos “misceláneos”: el discurso leído en el día de Caracas en 1980 (entonces era el gobernador) y una pieza impecable, Una visión de la universidad, que fue la lección inaugural de la Universidad Monte Ávila, cuando abrió sus puertas en 1992: “Querer el bien del amigo es, en última instancia, desear activamente su bienaventuranza para siempre. Es contribuir con el esfuerzo que él hace para llevar a plenitud las potencialidades que su condición de criatura humana comporta. Es acompañarlo en esa tarea, poniendo en común el resultado que se logra durante esta vida en el conocimiento de la verdad; en la búsqueda y práctica del bien; en el hallazgo de la belleza; en la permanente tensión por lograr la unidad de la vida en torno a estos trascendentales del ser; en el conocimiento sistemático y profundo de las principales manifestaciones de la cultura, mediante la reflexión, el estudio, la connaturalidad, la intuición; es estar junto a él en la experimentación y la contemplación, en un interrogar y responder incesante, atentos a la realidad”.

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En las páginas 5, 6 y 7 publicamos la nota editorial con la que Luis Pérez Oramas presenta la antología. A continuación, reproducimos el mencionado Discurso de Caracas de Pérez Olivares: “En los solares y en las cocinas la mestiza conservaba la leyenda. En los salones y los pasillos el viejo dueño acumulaba historia. A un cuadrante de los dieciséis originales, se fueron añadiendo otros. Las calles rectas comenzaron a dibujar jorobas en las laderas. Don Gabriel, alférez mayor, alcalde ordinario, regidor, le robó el nombre a la montaña. Las cumbres se empezaron a llenar de piedra para la guerra. Llegaron los obispos, los doctores y los gobernadores. Hubo seminario y universidad. La ciudad saltó el Catuche, el Caroata y el Guaire. Más tarde el Tacume y el Caurimare. Ya no se detuvo más”.

Hay más: un poema de Héctor Silva Michelena, escrito en el año 1958, dedicado a su amigo Pérez Olivares: a ese hombre que, desde muy joven, privilegió la amistad y el mutuo reconocimiento, por encima de las diferencias políticas o ideológicas. Y un artículo de Fernando Egaña, en el que escribe: “Enrique Pérez Olivares vivía el Evangelio. Era su fundamento y su norte. Siempre con esa serenidad que da la paz interior, sean cuáles fueran  las tormentas del exterior. En los años duros y  desgarradores de su partido, en el que llegó a desempeñar la Secretaría General, mantuvo el dominio de sí  mismo. Un don en medio de circunstancias tan polémicas. 

La dimensión social y comunitaria de la vida humana, fue para él una ocupación constante, tanto de su vida intelectual como de su quehacer profesional, dentro o fuera del gobierno. La vivía él mismo y sus ejecutorias, su trayectoria lo confirman. Sin alardes. Pero con la fuerza del creyente en la superación social. Tengo certeza que amaba a Venezuela con todo su corazón, y que gran parte de su fructífera vida se comprende por ese amor de patria”.

Páginas 8 y 9: Coordinado por un equipo de juristas – Gustavo Urdaneta TroconisRafael Badell MadridBelén Ramírez LandaetaCarlos Luis Carrillo ArtilesAntonio Silva Aranguren y Gonzalo Pérez Salazar-, la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, la Fundación de Estudios de Derecho Administrativo y el Instituto de Derecho Público de la UCV han publicado más de mil páginas, repartidas en dos volúmenes, en homenaje a Jesús Caballero Ortiz, abogado, doctor en Derecho Comparado (Universidad de Estrasburgo), doctor en Derecho Administrativo (Universidad de París), figura capitular del derecho administrativo venezolano, autor de libros ineludibles, profesor universitario y ciudadano ejemplar que se ha desempeñado en diversos cargos públicos. Escriben: Allan R. Brewer-CaríasAna Elvira Araujo GarcíaArmando Rodríguez GarcíaAsdrúbal Aguiar ArangurenCarlos García SotoCecilia Sosa GómezDaniela Urosa MaggiGabriel Sira SantanaGustavo Urdaneta TroconisHenrique Meier EcheverríaJorge KiriakidisJosé Araujo-JuárezJosé Ignacio Hernández G.José Peña SolísLuis Alfonso Herrera OrellanaRafael Badell MadridAdolfo HobaicaAlejandro Canónico SarabiaAlejandro FuenmayorCarlos Luis Carrillo ArtilesCosimina G. Pellegrino PaceraGabriel Ruan SantosHumberto Romero-MuciIrene Loreto GonzálezJosé Antonio Muci BorjasJosé Gregorio Torrealba R., Luis Fraga-PittalugaManuel Rojas PérezMaría Amparo GrauNicolás Badell Benítez y Rosibel Grisanti de Montero. Hoy publicamos el detallado perfil de Caballero Ortiz que escribió Gustavo Urdaneta Troconis.

La ficción y la política. Anotaciones al margen: así se titula el ensayo de Hensli Rahn Solórzano que viene en la página 10. Su asunto es decisivo en los tiempos que corren: “Se ha dicho que la novela es el género privilegiado de la ficción, pero esta no es un dominio exclusivo de la literatura. También el discurso del poder político, por ejemplo, es un lugar estratégico, y terreno fértil donde los haya, para el relato ficticio. Habría que preguntarse si su uso en la esfera pública, sin previo aviso, trae consecuencias. ¿Qué ocurre cuando un vocero del Estado omite datos, para forzar cambios en la conducta de sus conciudadanos y sus realidades? ¿O cuando un funcionario se otorga a sí mismo licencia poética, para ejercer el poder “con ficción”? Una vez que ella se emplea fuera de contexto, y esta es mi hipótesis, se desnaturaliza. Ya no nos ayudaría a ampliar nuestra interpretación del mundo sino, por el contrario, a su sesgo”.

Página 11, página de cierre: el historiador e investigador Javier González, autor y coautor, entre otros, de varios libros dedicados al béisbol venezolano, nos ofrece un interesante relato, El béisbol venezolano y la guerra necesaria, en el que cuenta cómo José Martí encontró en el béisbol como fuente de recursos para financiar la lucha militar: “Aunque no era aficionado a los deportes, a Martí le llamó mucho la atención el furor que causaba en Nueva York los juegos de pelota. Hasta llegó a criticar esa desmedida afición. No obstante, el poeta cubano llegó a interesarse por el béisbol como entretenimiento y alcanzó a verlo también como un problema por su excesiva mercantilización. Sin embargo, consideró el deporte en general, y a la pelota en particular, como una interesante fuente de recursos económicos para el financiamiento de la guerra. Además, encontró en el béisbol una vía para aglutinar a los cubanos en el exilio”.

Listo por hoy. Dejo aquí mis buenos deseos para todos.

Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario El Nacional

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