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Cortesía Cancillería

Elaborar una política nacional de océanos; generar acuerdos para establecer una estación de telemetría o telemedición, crear el catálogo de científicos nacionales y estudiar la factibilidad de un hub farmacéutico, son los cuatro proyectos que en la actualidad desarrolla Panamá como parte de su Estrategia de Diplomacia Científica, Tecnológica y de Innovación.

Estos avances fueron compartidos durante el diálogo sobre Diplomacia científica en Panamá y principales retos, organizado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores (Mire) y de la Fundación Ciudad de Saber (FCDS).

Anabella Vásquez Fábrega, directora de la Oficina de Cooperación Internacional de la Senacyt, recordó que la “diplomacia científica es el uso y la aplicación de la ciencia, la tecnología y la innovación con el propósito de vincular sociedades mediante mecanismos de cooperación, tendientes a la solución de problemas globales”.

De igual modo, se le define como una herramienta “que promueve el quehacer científico, el desarrollo tecnológico y la innovación en el ejercicio de la política exterior y las relaciones internacionales”.

Panamá fue el primer país de Centroamérica y el Caribe en definir una Estrategia de Diplomacia Científica, Tecnológica y de Innovación, lineamientos contenidos en publicación de la Cancillería con fecha del 31 de mayo de 2019.

En el documento se argumenta que esta estrategia “es una vía para acceder de manera eficaz a los flujos de colaboración, el intercambio de conocimientos, las buenas prácticas, y los nuevos desarrollos”.

Al respecto, se explica que la Senacyt entiende que la “cooperación científica implica trabajar desde una visión más amplia los problemas y temas de interés, significa conectar los desafíos nacionales, los desafíos globales y las fronteras entre las distintas áreas del saber e identificar los diversos niveles de intervención en que es necesario actuar”.

La estrategia también reafirma el compromiso de Panamá con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la agenda 2030.

Thaís Collado, por parte del Mire, durante el encuentro virtual, detalló que esta estrategia busca, por otra parte, “lograr una mejor articulación de las acciones que realizan las instituciones e instancias nacionales, vinculadas al sector de la Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI), con otros países”.

Son tres los pilares básicos:

  • Diplomacia para la ciencia: los diplomáticos facilitan la cooperación internacional científica.
  • Ciencia en diplomacia: la ciencia como soporte de las competencias diplomáticas.
  • Ciencia para la diplomacia: la ciencia construye y fortalece relaciones diplomáticas.

Con respecto a los proyectos ya en marcha (política nacional de océanos, estación de telemetría, catálogo de científicos nacionales y hub farmacéutico) detalló que responden a un esfuerzo interinstitucional, también con la participación de miembros de la sociedad civil y ONGs.

El catálogo de científicos, por ejemplo, será una herramienta fundamental para la comunidad científica nacional.

En el caso del hub farmacéutico, destacó su importancia para la innovación y la demanda de recurso humano.

El estudio de factibilidad inició hace un año pero fue en septiembre de 2019 cuando se concretaron las visitas de los consultores a cargo, quienes se reunieron con las distintas instancias para medir el impacto en este hub que integra las visiones de la Dirección Nacional de Farmacia y Drogas del Ministerio de Salud (Minsa), de laboratorios nacionales, farmacéuticas internacionales, empresas de logística y sector privado, entre otros actores.

Collado anunció que ya el estudio se encuentra en su fase final y en septiembre se deben conocer los resultados.

Jenny Pimentel, asesora legal para la cooperación internacional de la Senacyt, resaltó, por su parte, que la economía panameña “debe crecer de la mano de la ciencia, la tecnología y la innovación”.

Ciencia y equidad

Ivonne Torres, directora del Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá (UP) e investigadora asociada del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat AIP), abordó su intervención desde la perspectiva de la Diplomacia científica en términos de equidad.

Las cifras citadas por la experta acompañan su preocupación:

-En el mundo, las mujeres representan solo el 35% de los estudiantes de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (Stem) en la educación superior.

-Solo el 5% ocupa los puestos de liderazgo en la industria tecnológica; 29% en puestos de investigación; 11% en puestos de liderazgo en academia; 28% en consejos de administración y 9% en cargos de CEO.

Sin embargo, señala, justo las investigaciones confirman que un incremento de la participación de las mujeres en el campo Stem “puede impulsar el crecimiento de las economías en el mundo y es probable que haga que la innovación tecnológica sea más inclusiva y receptiva”.

Observa que son necesarios marcos legales que hagan cierta la paridad de género e intensifiquen la participación de las mujeres en estas carreras y áreas.

Observa que hay barreras reales que dificultan a las mujeres entrar en igualdad de condiciones en la diplomacia científica, entre otras, el dominio del hombre en los campos diplomáticos y científicos; la dificultad de la mujer para conciliar roles personales, familiares y profesionales e incluso las decisiones políticas que marginan a la mujer.

Al respecto, la investigadora considera que la diversidad es un buen punto de equilibrio para hacer frente a los desafíos y más mujeres tomando decisiones desde la perspectiva de la diplomacia científica, es garantía de aciertos a favor de la crisis climática o pandemias como la actual que llevan a repensar la necesidad de un cambio de timón en el mundo.

Violeta Villar Liste
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