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Dr. José Asprilla es residente de Neurocirugía en el Hospital Sheba Tel HaShomer.
Violeta Villar Liste Fotos | Cortesía José Asprilla

Una beca de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) cambió su vida y ahora cumple su sueño de formarse en Neurocirugía. En la actualidad es residente del Hospital Sheba Tel HaShomer de Israel y nos cuenta su historia

El nombre del Dr. José Asprilla se situó en los titulares de Panamá y del mundo, cuando la Embajada de Israel en el país anunció que había formado parte del equipo del Hospital Sheba Tel-HaShomer que hizo historia al aplicar terapia génica de manera directa en el cerebro de un paciente de cuatro años de edad.

Nació en Calidonia (ciudad de Panamá), hijo de Florencio Asprilla, de Puerto Armuelles, y de Ariadna González, de San Francisco (Veraguas) y es un ejemplo de cómo la constancia y la oportunidad que significa una beca, abre puertas y transforma futuros.

Cursó la carrera de Medicina en la Universidad Latina de Panamá y el internado médico en el Hospital Santo Tomás y el Hospital Luis Chicho Fábrega.

En Israel vive y estudia desde hace dos años luego de luchar tres años por conseguir una oportunidad de formarse en la especialidad de Neurocirugía, tanto en Panamá como en países de la región.

Dr. José Asprilla

“Cuando más sentí que jamás lograría ser neurocirujano, por coincidencias de la vida (para mi obra de Dios), un compañero de mis años universitarios me comentó de las becas que ofrecía la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt). Yo no tenía idea”, contó a La Web de la Salud.

Dentro de las opciones se encontraba Israel. El idioma distinto y el sacrificio de viajar lejos no había colocado al país dentro de sus planes, “sin embargo, en mis ansias de lograr la meta, inscribí mis papeles y, sin esperar ser escogido, me escribieron al mes para decirme que había sido seleccionado. Atravesé todo el proceso que incluía revisión de récord académico y entrevistas y al finalizar viajé a Israel para iniciar la preparación pertinente con el idioma y el trabajo en el hospital”.

En la actualidad es residente de Neurocirugía en el Hospital Sheba Tel HaShomer. Con el jefe del Departamento, el Dr. Zion Zibly, participa en proyectos de Neurocirugía funcional, lo cual también incluye el estudio que busca probar la efectividad de la terapia Upstaza, “medicamento de terapia génica que se utiliza en adultos y niños a partir de 18 meses con deficiencia grave de L-aminoácido descarboxilasa aromática (AADC) con un diagnóstico confirmado genéticamente”.

“La deficiencia de AADC es una enfermedad hereditaria que afecta el sistema nervioso y provoca síntomas como retrasos en el desarrollo, tono muscular débil e incapacidad para controlar el movimiento de las extremidades. La deficiencia de AADC es rara, y Upstaza fue designado medicamento huérfano  (un medicamento utilizado en enfermedades raras) el 18 de noviembre de 2016”. Está aprobado por la Unión Europea para su uso (referencia tomada de la Agencia Europea de Medicamentos, EMA por sus siglas en inglés).

El Dr. Asprilla también trabaja en múltiples estudios para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson y temblor esencial.

Su rol en cada cirugía es operar junto al Dr. Zion Zibly “aprender y desarrollar estadísticas/colección de datos para seguimiento y desarrollo de futuros proyectos y trabajos”.

¿Qué es la terapia génica?

El médico panameño explica que la terapia génica en Neurocirugía “es un tratamiento novedoso que implica la implantación (infección controlada) de un virus genéticamente modificado y cargado con material genético “sano” en una región específica del cerebro (putamen en el caso del paciente intervenido en Israel) para el tratamiento de una deficiencia enzimática. De no tratarse la enfermedad tiene un curso mortal. Esto se realiza mediante técnicas estereotácticas (coordenadas numéricas milimétricas a regiones específicas del cerebro)”.

-¿Qué es lo más innovador de este tipo de procedimiento y su importancia en salud pública? 

Es un método innovador ya que utiliza las características propias de un virus (organismos con los cuales hemos combatido por siglos) y las usa en beneficio de una condición clínica que no tiene tratamiento y conlleva la modificación genética. Hablamos de medicina molecular como no se había practicado con anterioridad. Es un hito importante para la medicina y la salud pública ya que abre puertas para tratamientos de condiciones y enfermedades que hasta el momento no tienen cura o terapia específica.

Estados Unidos, Reino Unido, China y países de la Unión Europea son los más avanzados en este tipo de terapia.

Israel es el primer país de Medio Oriente en intentar el abordaje y forma parte de los pocos países incluidos en el estudio que busca probar la efectividad de la terapia (Upstaza) en el curso de la enfermedad. A la fecha los niños sometidos al procedimiento llevan una buena evolución”.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ya ha aprobado tres productos de terapia génica: dos reprograman las células propias de un paciente para atacar un cáncer mortal y un tercero ataca una enfermedad ocasionada por mutaciones en un gen específico.

La FDA explica que mediante este procedimiento los científicos “pueden sustituir un gen que esté ocasionando un trastorno de salud por uno sano; agregar genes que le ayuden al cuerpo a combatir o a tratar la enfermedad, o desactivar los genes que están ocasionando problemas”.

Panamá, centro de referencia de terapia génica

El Dr. José Asprilla espera que este conocimiento sobre terapia génica pueda llegar a Panamá, en la medida que más especialistas conozcan el tema y las experiencias.

En lo personal, es su visión promover estos “conocimientos y técnicas esperando convertir a Panamá en centro de referencia y tratamiento en la región. Suena una idea laboriosa, pero no es imposible”.

La colaboración entre Panamá e Israel

-¿Cómo esta experiencia colaborativa entre Panamá e Israel ayuda al país en transferencia de tecnología y avances médicos? 

-Colaborar con un país de primer mundo siempre trae beneficios tanto en el ámbito económico, sociocultural y, en este caso, en materia de salud. Israel cuenta con tecnología de punta y gran parte del Producto Interno Bruto (PIB) es invertido en investigación y desarrollo de tecnologías.

Confío que Panamá, a partir de esta relación, pueda crecer en relación a la incorporación de tecnologías aplicadas al campo de la Medicina.

-¿Qué nos puede enseñar Israel y qué le podemos enseñar desde Panamá a Israel? 

Israel nos muestra distintos avances a pesar de estar ubicado en una zona de conflicto. Ha podido crecer y convertirse en una potencia al ser un pueblo valiente y emprendedor. Tomando en cuenta que es un país pequeño en territorio, con una población cercana a los 10 millones de habitantes, es sin duda un país del cual se pueden adquirir herramientas que nos ayuden a crecer como país.

Panamá, por su parte, quizás no cuenta con la tecnología, pero tiene personas trabajadoras y capaces de lograr grandes avances en pro de la nación. Específicamente, en el campo de la medicina, puedo decir que en cuanto al conocimiento estamos en muy alto nivel y somos valorados por el gremio médico en Israel. De esta manera muchos colegas pueden aprender y conocer nuestras prácticas. Sigo convencido que a través de este tipo de acuerdos, Panamá podrá convertirse en referente regional en materia de salud y, ¿por qué no? de tecnología.

-¿Cuándo vuelve a casa?  

-El  programa está fijado para seis años y aún me restan cuatro más. Distintas oportunidades y ofertas me han llegado luego del esfuerzo y buen desempeño… veremos qué sucede, sin embargo, mi corazón sueña con volver a Panamá y aplicar todo lo aprendido durante estos años. Siento que mi pueblo panameño merece una medicina de primer mundo.


Violeta Villar Liste
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