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Por: María Mercedes Armas (Psicóloga)

La licenciada María Mercedes Armas Barrios es psicóloga egresada de la Universidad Central de Venezuela. Es integrante del Observatorio Venezolano de los DDHH de las Mujeres y del Centro de Investigación Social Formación y Estudios de la Mujer.
@psico.mm.armas
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Cuando se padece una enfermedad mental se encuentran afectados el pensamiento, los sentimientos, el humor y las conductas cotidianas de las personas, debido a que causan alteraciones cognitivas, emocionales, funcionales y motoras, en algunos casos.

Las más comunes son los trastornos de pánico, ansiedad, trastornos obsesivos-compulsivos y las fobias; los trastornos del estado de ánimo como la depresión y la bipolaridad; los trastornos alimentarios; los trastornos de la personalidad; los trastornos psicóticos como la esquizofrenia y aquellos más comunes en los adultos mayores son el Alzheimer, la demencia senil y el Parkinson.

Existe una gran variedad de trastornos mentales, cada uno de ellos se manifiesta de manera distinta, pero en general se caracterizan por una combinación de alteraciones del pensamiento, la percepción, las emociones, la conducta y las relaciones sociales. 

Entre los factores de riesgo para la aparición de una enfermedad mental destacan: la herencia, la historia familiar, lesión cerebral traumática, consumo de alcohol u otras drogas, experiencias traumáticas en la vida como maltrato, abandono, abusos; exposición a altos niveles de estrés, la edad avanzada. 

Aunque se rodee de mitos y tabúes, las enfermedades mentales son más comunes de lo que pensamos y cualquier persona puede padecerlas en algún momento de su vida.

Se establece que 1 de cada 4 personas desarrollará una enfermedad mental y la probabilidad aumenta con el factor de la vejez. Actualmente las cifras globales  reflejan que alrededor de 350 millones de personas padecen depresión, la principal enfermedad mental de la sociedad; 60 millones padecen trastorno de bipolaridad, 43 millones sufren demencia y 21 millones esquizofrenia u otras psicosis.

La pandemia y post pandemia nos han puesto frente a la cara lo vulnerables que podemos ser para desarrollar trastornos emocionales y mentales.

Se hace necesario comenzar a liberar del estigma este tipo de padecimientos y a las personas que los sufren, ya que esto impide un diagnóstico temprano, una atención adecuada y afecta tanto a los pacientes como a su grupo de apoyo, generándole más sufrimiento.

Socialmente existe un gran tabú que surge de la ignorancia y los estereotipos asociados a los enfermos mentales, los cuales generan sentimientos y conductas de rechazo llevando al enfermo mental a ser un marginado social, sin tomar en cuenta que con adecuado tratamiento puede, en la mayoría de los casos, ser una persona funcional dentro de su familia y comunidad.

Para desmontar el tabú quizás lo primero es entender que la enfermedad mental es una enfermedad que debe ser tratada como tal.

Esto puede sonar obvio, pero hay que revisar la manera  distinta en la que se percibe y asume en relación con las enfermedades físicas. 

Lo ideal para ello es psico educarnos, es decir, comenzar un proceso de información y concientización sobre los trastornos psico emocionales y mentales, apoyar de manera comprometida la prevención de los mismos y trabajar por la reducción de los estigmas y discriminaciones sociales hacia el tema.

Sin pretender  ser expertos, es mucho en lo que podemos ayudar siguiendo estos puntos importantes:

  • Informarnos acerca de los tipos de trastornos mentales y emocionales.
  • Conocer cuáles son sus manifestaciones o síntomas.
  • Informarnos acerca de los tratamientos adecuados.
  • Conocer dónde acudir en busca de ayuda para nosotros mismos o para apoyar a otros.
  • Aprender herramientas de Primeros Auxilios Psicológicos.
  • Desarrollar empatía y solidaridad.
  • Promover la salud mental a nivel familiar y comunitario.

Por: María Mercedes Armas (Psicóloga)