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El reconocimiento del yo, y por lo tanto del otro, es fundamental para la relación médico-paciente y supone, entre otros aspectos, “reconocer que existe un otro y tiene libre albedrío, es decir, tiene la capacidad de procesar decisiones interiormente”.

Esta conclusión está contenida en la investigación  El Yo, el cerebro y el libre albedrío, trabajo ganador del Premio Nacional José María Vargas, 2018-2020, concedido por la Academia Nacional de Medicina de Venezuela.

Participaron en esta investigación colaborativa, los doctores Carlos Rojas Malpica, profesor de la Universidad de Carabobo (UC); Miguel Ángel De Lima Salas, profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Trino Baptista Troconis, profesor de la Universidad de los Andes (ULA).

Durante reciente exposición virtual, en el espacio de la Academia de Medicina de Venezuela, el doctor Rojas Malpica se ocupó de ofrecer un viaje fascinante por las distintas teorías que soportan este estudio, en el cual existen abordajes prácticos que no se pudieron detallar por razones de tiempo.

Al insistir en el libre albedrío, los autores razonan que no se trata de una reacción automática, sin deliberación, como la de quien retira la mano de una superficie caliente para evitar quemarse: El libre albedrío se constituye lentamente.

“Tanto las investigaciones filosóficas como las neurocientíficas (John Searle, Jean Pierre Changeux, Antonio Damasio, Gerald Edelman) apuntan a una capacidad de deliberar”, destaca Rojas Malpica.

El libre albedrío, además, “debe ser considerado un componente fundamental de la salud mental”.

Otros aspectos que derivan de esta investigación, es que “el yo existe pero no es una cosa; no es ubicable como la vía auditiva o la óptica”.

En esta argumentación, también el Dr. Rojas Malpica citó el trabajo de Gerald Edelman: La teoría seleccional de los grupos neuronales. Los qualia.

Indica que Edelman define el fenómeno de los qualia como “experiencia, cualidad subjetiva de la experiencia consciente”.

Coloca un ejemplo sencillo. Si alguien pide ante un auditorio: “Piensen en un pan”, de seguro el 90% de las personas pensarán en un pan, pero no en el mismo pan.

“Esa condición distinta es lo que hace que sea un qualia”, observa.

 Los qualia, señala el investigador, podrían expresar una tendencia teleonómica inscrita en la evolución, es decir, la naturaleza que va más allá de sí misma. Es lo que llamaban Aristóteles y los griegos la metafísica.

“Uno no se da cuenta, pero el futuro, tanto social como político, influye en el presente”.

Desde esta perspectiva, y en una nueva tendencia, se trata de entender cómo el futuro gobierna el presente.

Otra línea de investigación que aborda el equipo autor del trabajo ganador para ampliar estos estudios del yo, es la neurofenomenología del doctor chileno Francisco Varela, quien “ofrece una metodología capaz de conciliar las experiencias en primera persona con los hallazgos en tercera persona de las neurociencias”.

Algunos trastornos mentales, observa el Dr. Rojas Malpica, pueden reducir o confiscar el libre albedrío. “La psiquiatría del presente, y más allá, la del futuro, debe proponerse la restauración del libre albedrío en aquellos que lo han perdido, total o parcialmente, y su promoción en la población sana”.

Un psicópata, por ejemplo, pierde su libre albedrío.

“Necesitamos hombres libres, con capacidades de deliberar, y la medicina y la psiquiatría están obligadas a participar en esta tarea”, afirmó el Dr. Rojas Malpica, quien afirma como vocero del equipo de investigación,  que de este debate “está naciendo una nueva antropología” y a la medicina, de manera obligatoria, le concierne este tema.

 

El Dr. Miguel Ángel De Lima Salas, por su parte, dijo que no se puede suplir una historia personal por circuitos de neurotransmisión. “Todos tenemos esos circuitos, pero no somos los mismos porque hay una historia personal que nos diferencia”.

A efectos de la lectura y comprensión del trabajo, señaló que se establece una diferencia entre conciencia y consciencia.

Consciencia: función del sistema nervioso central que permite la interacción con el entorno, la realidad y nosotros mismos. Es ese “darse cuenta”.

Conciencia: Representación moral. Aquello que nos permite sentir culpa. Reproche, remordiendo.

 

Retrospectiva histórica

 En El Yo, el cerebro y el libre albedrío, trabajo ganador del Premio Nacional José María Vargas, 2018-2020, además de las conclusiones ya abordadas, hay una serie de aspectos históricos y estudios que sirven de contextos y son valiosas para entender cuán antigua es la preocupación por el yo.

El Dr. Rojas Malpica observa que “la medicina está concernida por el tema del Yo, el cerebro y el libre albedrío “ y, a su vez, “la psiquiatría, por ser ciencia heteróclita y heterológica, con más de 200 años de tradición, dispone de un corpus teórico para abordar el tema en su complejidad”.

En la investigación los autores se remiten a varios estudiosos y sus referencias:

-Michel Foucault (1926-1984) y la hermenéutica del sujeto. Foucault aborda el diálogo de Sócrates con Alcibíades y, en particular, la recomendación socrática: Conócete a ti mismo “y a partir de allí nace una necesidad de estudiar el sujeto como protagonista de su vida”.

 –René Descartes (1596-1650) y la consciencia. Descartes quiso preguntarse dónde comenzó la dispersión de las ciencias y dónde podría reencontrarse de nuevo y concluye que ningún saber puede prescindir de la consciencia.

 –Kant (1724-1804) la filosofía trascendental. Sin Kant no existiría filosofía posible en el mundo contemporáneo. Busca caracterizar el qué de la consciencia.

-Edmund Husserl (1859-1938). Desarrolla la egología, el estudio del yo

Martin Heidegger (1889-1976) sin apartarse de la egología de Husserl, pero queriendo más allá, propone estudiar el ser y la existencia y genera esa fórmula tan discutida: ser-en-el-mundo. Acaba con la dicotomía, porque el ser es un ser situado y está en el mundo.

-Jean Paul Sartre (1905-1980) afirma que el yo es una creación de la consciencia. Crea el yo como una instancia decisiva.

Paul Ricoeur (1913-2005), plantea que hay un relato del yo sin el cual es imposible entenderlo.

La ontogénesis del Yo: Piaget (1896-1980) y Stern. Piaget dice que el yo comienza cuando el niño aprende a separar el yo del no yo. Por ejemplo, cuando el niño entiende que el objeto tiene vida propia y es diferente del yo.

 El debate epistemológico

 En El Yo, el cerebro y el libre albedrío también se abordan otras posiciones que alimentan el debate epistemológico:

 –La posición teológica: Sanguinetti (tomista y aristotélico)

El Dr. Rojas Malpica explica que esta posición no se debe subestimar, aun cuando Sanguinetti siga el pensamiento de Santo Tomás.En su perspectiva, “las cosas tienen forma y esa forma está presente en miles de cosas que están en la naturaleza. Si estamos gobernados por las leyes lógicas, es también posible que exista un orden universal que comunica con una concepción teológica de la vida y del yo”.

 -Jaeger y el yo en la antigua Grecia

Para Jaeger existe un yo en relación con la sociedad y no el yo seriado de la modernidad.

 -Dualismo de sustancia y dualismo de propiedades

En el dualismo propuesto por Descartes el alma es de una sustancia distinta a la materia cerebral.

 -El monismo. La consciencia como epifenómeno

En esta perspectiva, la actividad mental sería un efecto de una cantidad de modificaciones fisiológicas que ocurren en el cerebro y no tiene posibilidad de reverberar sobre el cerebro.  

 -John Searle y el libre albedrío

Dice que existe la conciencia. Cuando se reflexiona ocurre el libre albedrío.

 -Sigmund Freud y las instancias psíquicas

En el psicoanálisis, el yo parece estar sometido a las tensiones del ello, de la naturaleza y del superyó que son las obligaciones morales de la sociedad.

 –Benjamín Libet

Para los autores de la investigación, Libet ha señalado un argumento que “descoloca a muchos pensadores”: Cuando nos llega un pensamiento hay todo un procesamiento previo. Es decir, estamos viendo de manera permanente el pasado y eso pone en duda el sentido del yo.

El acoso al Yo y al sujeto por el psicoanálisis y el marxismo

El yo termina acosado por el psicoanálisis y el marxismo, ya que este pone su fuerza en lo social por tanto el yo sería una veleta de las condiciones sociales

 

Las neurociencias, la consciencia y el libre albedrío

 Los autores, en ese indagar en las teorías previas y actuales de los investigadores, revisan los aportes, entre otros de Siri Hustvedt, quien basa su literatura en la neurociencia y le otorga un valor a la parte oscura de la conciencia, es decir, a lo que no se ve.

Citan también los aportes de Thomas Willis, Cajal, Sherrington, Henri Ey y Penfield. De igual modo, señalan que son cada vez más amplios los estudios sobre cómo el cerebro se hace cargo del pensamiento.

Al respecto, David Chalmers afirma que “la experiencia de cada quien aporta a su propia vida interior como un fenómeno fisiológico”; Rossi and Rossi aborda el llamado Código ncRNA, sensor de qualia, mientras Daniel Dennett y Paul Churchland abordan el materialismo eliminativo según el cual  “todo este lenguaje que usamos para describir la conciencia contamina el conocimiento”.

De Mario Bunge toman su concepto de materialismo emergentista. “Dice que la sustancia cerebral como ninguna otra es capaz de crear un fenómeno nuevo que es la materia mentante”.

De particular interés para los autores en esta comprensión del yo y el libre albedrío es el desarrollo de la neurofenomenología por parte del biólogo y filósofo chileno Francisco Varela, “quien propone estudiar en primera persona la vivencia del individuo y establecer el vínculo con lo que ocurre debajo en el cerebro”, en contraposición a lo que ocurre, por ejemplo, cuando se revisa un estudio de resonancia magnética funcional, que sería en tercera persona.

Jean Pierre Changeuxe, en su hipótesis del trabajo consciente, “se refiere a redes neuronales o computacionales que van haciendo y produciendo el fenómeno consciente”.

Crick y Koch, en su teoría de los correlatos neurales de la consciencia, afirman que “si no tuviéramos el brillo de la conciencia nos comportaríamos como un robot neuromotor”.

En este “paseo” teórico, el estudio también aborda el llamado módulo del Yo de Francisco Rubio Vila, “quien dice que en el cerebro hay una estructura superpuesta a las áreas del lenguaje que se atribuye las cosas que no ha hecho. Por ejemplo, si se pone la mano sobre un hierro caliente, se retira en una reacción para evitar el peligro, eso no lo hace el yo; se retiró por un reflejo que no regula el yo”, observa el Dr. Rojas Malpica, en nombre del equipo investigador

.Otra teoría, es las neuronas espejo de Rizzolatti que explicaría por qué si una persona bosteza, se replica el gesto. Sería un gesto no deliberado, sin planificación.

Con Vilayanur Ramachandran abordan la sinestesia y las neuronas Gandhi. “La sinestesia es la facultad de atribuirle cualidades a una sensación que no las tiene, por ejemplo, sentir el calor de un sonido o ver un color de un sonido”. Son artificios del lenguaje.

En el caso del fenómeno de las neuronas Gandhi, se inscribe en la filosofía budista de la disolución del yo y se explica cuando una persona que ha perdido una parte de su cuerpo, un brazo, por ejemplo, puede experimentar sensación en ese miembro ausente cuando observa que a otra persona le masajean su cuerpo.

Otro abordaje, como ya se explicó, es la teoría de los qualia. Gerald Edelman, al respecto, defiende este fenómeno como “una cualidad subjetiva de la experiencia consciente” y la capacidad de cada quien de interiorizar, y calificar de manera personal las experiencias.

En este largo camino de entender el yo, citan a Roger Bartra y su teoría del exocerebro, según la cual “la cultura es una inmensa prótesis que tiene el cerebro porque no dispone de la capacidad de tener dentro de sí almacenada toda esa información”.

Para los autores el yo existe y se hace muy expresivo en las trayectorias de personajes extraordinarios como William Shakespeare, Leonardo Da Vinci o Miguel de Cervantes, cuyas obras no existían de manera previa a su nacimiento. Marcaron una época y revolucionaron el mundo a su manera, desde las letras hasta la innovación.

Rojas Malpica, advierte, sin embargo, que no es necesario alcanzar estos niveles de plenitud o la trascendencia de estos autores para afirmar la existencia de un yo personal que reclama su libre albedrío.

Violeta Villar Liste
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