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Autor: Dr. Julio Acosta Martínez

Las mitocondrias, organelos que producen las mayores cantidades de ATP y de Especies Reactivas de Oxígeno (mROS) en las células vivas, están equipadas con un mecanismo universal que puede prevenir completamente la producción de mROS.

Este mecanismo consiste en una despolarización leve de la membrana mitocondrial interna para reducir el potencial de la membrana a un nivel suficiente para formar ATP, pero insuficiente para generar mROS.

En los animales de corta vida, el envejecimiento se acompaña de la inactivación del mecanismo de despolarización leve, lo que resulta en una intoxicación crónica del organismo con mROS.

Sin embargo, la despolarización leve todavía funciona durante muchos años en ratas de larga duración.

En el humano las enfermedades crónicas causantes de un exceso de incapacidad y muerte están asociadas al daño oxidativo celular del sistema arterial y de órganos vitales como el corazón y el cerebro.

Mucho antes de la existencia de la materia viva, en el universo solo existían partículas con carga eléctrica y capacidad de atraerse y permanecer unidas cuando sus cargas eran opuestas, o de rechazarse si eran similares.

Esta propiedad permitió la fusión de cargas eléctricas para formar materia inerte al principio que, luego de siglos de atracción y de rechazo, se armonizaron en funciones metabólicas y formaron materia viva unicelular, luego pluricelular, con funciones que se integraron morfológica y funcionalmente en órganos con propiedades comunes y otras específicas.

Por tanto, la existencia de materia orgánica o inorgánica es solamente la unión de partículas de energía.

Decir que la vida es energía es un concepto elementalmente básico, mas aún, la función de los órganos es el resultado de los procesos de atracción y de rechazo de cargas eléctricas.

Ese concepto elementalmente básico de la vida y la salud como resultado de energía lleva implícito también que la enfermedad es en esencia la alteración de la regulación del sistema de producción y distribución de energía.

Pero, si el ejercicio de la medicina se limita a conocer el origen del universo, vamos a quedarnos inmóviles.

El trayecto entre la interpretación de los síntomas, la recopilación de la información diagnóstica y el planteamiento terapéutico posible y efectivo, que son la base de la medicina clínica y preventiva, necesita recorrer un largo camino de aprendizaje, entrenamiento y experiencia que sirve para unir a la enfermedad con el concepto energético universal.

Ese largo y arduo camino que se recorre en el estudio de la medicina y se continúa intensamente a lo largo del ejercicio profesional, es enriquecido con la investigación clínica y en gran medida con la investigación básica que permitan comprender los mecanismos de las enfermedades y la terapia posible.

Los factores de riesgo para cardiopatía isquémica de origen aterosclerótico dañan al sistema de producción de energía limpia, reduce los sistemas que atenúan la actividad patógena de las Especies Reactivas de Oxígeno y más bien, aumentan la generación del estrés oxidativo, situaciones que conducen a disfunción de la vasculatura arterial, a la reducción de su luz y por tanto del flujo sanguíneo coronario  con su consecuencia, isquemia miocárdica y los síndromes clínicos: la muerte súbita, el infarto del miocardio o a la necesidad de cirugía cardíaca por angina de pecho incapacitante.

La efectividad de la terapia preventiva ha sido bien demostrada mediante la corrección de los factores de riesgo: hipertensión, hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia, tabaco, diabetes, obesidad, sedentarismo, y está asociada simultánemente con el control del estrés oxidante que produce, sostiene y complica a la enfermedad.

A pesar de que las cifras estadísticas clínicas y farmacológicas producidas por grandes estudios prospectivos y controlados son suficientes para soportar la efectividad de la acción preventiva, todavía hay miles de personas que no reciben el beneficio de la terapia médica óptima para prevenir la cardiopatía isquémica que puede lograrse mediante la corrección ideal de los factores de riesgo.

Los objetivos y los procedimientos para cumplir la terapia médica óptima están claramente expuestos en las respectivas guías que las asociaciones científicas nacionales e internacionales publican y actualizan periódicamente en sus sitios de la red con acceso gratuito en la mayoría de los casos, por ejemplo, la Sociedad Venezolana de Cardiología, la Americana de Cardiología, la Europea de Cardiología y muchas otras de alta calidad científica.

Dr. Julio Acosta Martínez

Presidente del Colegio Venezolano de Endotelio y de la Asociación Venezolana de Aterosclerosis. Expresidente de la Sociedad Venezolana de Cardiología y profesor retirado de Cardiología Clínica en la Universidad Central de Venezuela. Médico Cardiólogo de la Policlínica Metropolitana de Caracas.