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Las enfermedades ocupacionales más frecuentes en las Américas son hipoacusia ocupacional, intoxicaciones agudas por plaguicidas, metales pesados y enfermedades respiratorias y de la piel.

Sin embargo, con la pandemia, son otras las enfermedades protagonistas: estrés laboral, angustia y depresión.

Ocurre que el trabajador, por miedo a la estigmatización o al acoso laboral, no habla de ellas.

A propósito del Día del Trabajador que se conmemora este 1° de Mayo, y del reciente Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo (28 de abril), conversamos con la Dra. Guadalupe Castillo Ábrego, médico intensivista, neuro-intensivista y cirujana,  miembro del comité regional de la Sociedad de Neurología Vascular e Intervencionista (SVIN, por sus siglas en inglés), quien ofreció un documentado escenario de la salud ocupacional en estos tiempos complejos.

Dra. Guadalupe Castillo Ábrego

-¿Qué entendemos por salud ocupacional?

-Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud ocupacional es “la promoción y mantenimiento del mayor grado de bienestar físico, mental y social de los trabajadores en todas las ocupaciones, mediante la prevención de las desviaciones de la salud, control de riesgos y la adaptación del trabajo a la gente, y la gente a sus puestos de trabajo.

 -¿Cuáles son las enfermedades laborales más frecuentes y que se pudieran prevenir atendiendo los lineamientos de la salud ocupacional?

-Según la OMS, antes del advenimiento de la pandemia, la exposición a condiciones laborales inseguras e insalubres era ya un problema en muchas partes.

En el mundo, los tres problemas más comunes de salud ocupacional son el dolor de espalda (37%), pérdida de la audición (16%), y enfermedad pulmonar obstructiva crónica (13%).

Las enfermedades ocupacionales más frecuentes en las Américas son hipoacusia ocupacional, intoxicaciones agudas por plaguicidas, metales pesados, y enfermedades respiratorias y de la piel.

En los trabajadores agrícolas en América Central, por ejemplo, ha habido alrededor de 7,000 casos de intoxicaciones agudas por plaguicidas.

Sin embargo, con el advenimiento de la pandemia por COVID-19, las enfermedades silentes en el ámbito laboral han ganado protagonismo: el estrés laboral, angustia, depresión, síndrome de agotamiento crónico

En ocasiones, son difíciles de diagnosticar por el temor de estigmatización o acoso laboral.

-A propósito de la pandemia que desplazó al trabajador de la oficina a la casa, ¿el concepto se actualiza y deberíamos hablar de una salud ocupacional en casa, en oficina y en el modelo mixto?

-La definición de la OMS y OIT es una definición general. Lo importante, es que la empresa pueda extrapolar sus políticas de salud en el empleado, en el nuevo escenario del teletrabajo, que si bien es cierto ha reducido el riesgo de contagio, ha precipitado situaciones improvisadas: el empleado debe organizar áreas específicas de oficina en su casa, donde no tienen las consideraciones ergonómicas necesarias para prevenir complicaciones físicas como dolores de espalda o que la sobrecarga laboral aumente.

La especialista señala que en este escenario “no se definen horas de entrada o de salida” o también ocurre que por las extensas horas laborales en soledad se pueden precipitar estados anímicos como depresión o ansiedad.

Salud laboral antes de la pandemia

-Antes de la pandemia, ¿cuál era la realidad de Panamá y de los países de la región en materia de salud ocupacional?

-Según data de la OMS, antes de la pandemia, ocurrían aproximadamente treinta y seis lesiones relacionadas con el trabajo por minuto y 300 trabajadores morían diariamente debido a accidentes ocupacionales.

Casi 800,000 muertes cada año alrededor del mundo se deben a lesiones ocupacionales y 11,000,000 a enfermedades ocupacionales. Como estos números demuestran, explica la Dra. Guadalupe Castillo Ábrego, las muertes y lesiones ocupacionales suponen una fuerte carga a los servicios médicos.

“El costo de las lesiones y muertes ocupacionales varía entre el 2% y 14% del Producto Interno Bruto (PIB) de algunos países en América Latina y el Caribe”.

10% a 15% de los trabajadores en las Américas tienen acceso a servicios básicos de salud antes de la pandemia.

De acuerdo con su análisis, estos servicios “utilizan un enfoque de atención primaria para proteger la salud de los trabajadores y prevenir lesiones y accidentes en el trabajo.

Los servicios básicos de salud proveen a cada trabajador con tratamientos, información preventiva, cuidados, y rehabilitación independientemente de su sector económico, tamaño de la empresa, localización geográfica, o tipo de contrato de empleo”.

Destacó el caso de los trabajadores informales, quienes por lo general están desprotegidos.

En este sentido, “reciben poco o ningún servicio básico de salud y no cuentan con cobertura de salud o de seguro social por medio de sus sistemas nacionales. Los que reciben cobertura tienden a trabajar en el sector formal”.

Salud ocupacional y legislación

-¿La legislación está acorde con los modernos lineamientos en materia de salud ocupacional?

-Las autoridades gubernamentales, siguiendo los lineamientos y regulaciones de organismos internacionales, han publicado los Lineamientos para el retorno a la normalidad de las empresas post-covid 19 en Panamá, en consenso con la Caja de Seguro Social (CSS), Ministerio de Comercio e Industria (MICI), Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) y Organización Panamericana de la Salud (OPS).

La especialista señala que se ha emitido esta guía “para facilitar la adherencia a las medidas de salud, higiene y seguridad por parte de las empresas que se encuentran operando total o parcialmente, como para aquellas que sean autorizadas a iniciar el retorno al trabajo, en el marco de la entrada en vigor de la Resolución Ministerial DM-137-20 de marzo de 2020, del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral, y del Ministerio de Salud de Panamá“.

El Protocolo para preservar la higiene y la salud en el ámbito laboral para la prevención ante COVID-19, y la preparación del Plan para el Retorno a la Normalidad Socioeconómica y Sanitaria Post COVID-19, aportan a las empresas y a las/los trabajadores, “lineamientos y medidas específicas que se deben seguir para la prevención del Covid-19 a fin de evitar el contagio, así como el establecimiento de mecanismos de respuesta inmediata al existir alerta de un posible caso dentro de la organización”.

Salud ocupacional y retos en pandemia

Con la llegada de la pandemia, ¿cuál fue el reto para los países y el sistema sanitario desde esta perspectiva?

-Considero que como ente rector, el gobierno panameño, en conjunto con entidades nacionales e internacionales, desarrollaron políticas de protección para el ámbito laboral.

Destacó la creación de los Comités de Autoevaluación y Fiscalización de estos protocolos dentro de las empresas, “por lo cual la salud ocupacional tiene un puesto relevante de forma preventiva, asesorando a empleadores y a los trabajadores”.

La especialista señala que la salud ocupacional tiene un papel fundamental en el bienestar, al prevenir enfermedades mentales que durante esta crisis del COVID-19, como ya se citó, han sido exacerbadas: ansiedad, depresión por aislamiento, agotamiento crónico, estrés por sobrecarga de trabajo, temor a perder emprendimientos, el trabajo e inseguridad respecto al futuro de las relaciones laborales, miedo al contagio, problemas de conciliación y agotamiento emocional.

Recordó que la pandemia también ha profundizado la desigualdad de género:

Las mujeres del sector de salud y cuidados médicos, que representan un 70% del total, enfrentan como consecuencia de la pandemia una doble carga: turnos más largos en el trabajo y el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado en sus hogares, que tras el cierre de las instituciones educativas y de cuidado se ha visto aumentado de forma considerable.

“Cabe añadir la necesidad de una especial protección frente al riesgo de las trabajadoras embarazadas y en periodo de lactancia”.

Por otra parte, explica que concienciar sobre la necesidad de vacaciones y licencias retribuidas “ha sido una de las medidas adoptadas por los países para poder aplicar las medidas de aislamiento físico recomendadas por las autoridades”.

También, “prevenir que el contagio de las personas o de sus familiares no suponga ningún tipo de discriminación, exclusión o estigmatización, en particular en el mantenimiento o en la búsqueda de nuevos emprendimientos, empleo y en la posterior reinserción laboral en el caso de los trabajadores”.

Los pasos para una normalidad

La Dra. Castillo Ábrego reflexiona que todavía en pandemia-sindemia (suma de varias pandemias), es difícil conseguir historias de éxito de los países con respecto a sus políticas.

“Sin embargo, considerando los impactos de esta crisis atípica y sin precedentes en la economía y el mercado de trabajo, la Organización Internacional del Trabajo, propone, teniendo como base  las Normas Internacionales del Trabajo, un marco de políticas organizadas en cuatro pilares fundamentales:

(1) Estimular la economía y el empleo;

2) Apoyar a las empresas, el empleo y los ingresos;

3) Proteger a los trabajadores en el lugar de trabajo;

4) Buscar soluciones mediante el diálogo social para promover el respeto de los derechos laborales, estimular la actividad económica y apoyar al empleo y al mantenimiento de los ingresos en los países, considerando las áreas urbanas y rurales”.

-¿Recomendaciones para lograr un retorno laboral que considere la nueva realidad de la pandemia, tanto el teletrabajo como en la oficina con medidas de bioseguridad y el modelo mixto?

-Los empleadores, los trabajadores y los profesionales de la seguridad y la salud en el trabajo deben ser conscientes, reconocer y prever los riesgos asociados al teletrabajo a tiempo completo, que se ven acentuados por la pandemia de COVID-19, y el consiguiente requisito de distanciamiento físico.

Varias disposiciones del Convenio sobre seguridad y salud de los trabajadores, 1981 (núm. 155) y la Recomendación (núm. 164) de la OIT ofrecen orientación pertinente y medidas de prevención y protección destinadas a mitigar los efectos negativos de las pandemias en la salud y la seguridad, así como los relacionados con el teletrabajo.

Esta actualización de la política de la empresa y las acciones relacionadas pueden incluir los siguientes aspectos:

1. Aclarar y actualizar las responsabilidades de los empleadores en cuanto a la protección de la salud y la seguridad en el trabajo del teletrabajador, haciendo un balance de los riesgos y peligros para la salud y la seguridad, la situación de oficina en el hogar, el equipo, la ergonomía y el estrés, así como otras cuestiones de salud mental.

2. Aclarar los derechos y responsabilidades de los teletrabajadores en relación con su salud y seguridad mientras trabajan desde casa.

3. Actualizar y empoderar a los profesionales de la salud y la seguridad laboral, con herramientas y procesos en lo que respecta a los sistemas de apoyo a la salud de los trabajadores, el entorno laboral, la capacitación, la información y el mecanismo de cumplimiento en relación con la empresa y los protocolos ergonómicos diseñados específicamente para los teletrabajadores.

4. Capacitar al equipo directivo y a los teletrabajadores sobre la importancia de tomar suficientes descansos durante la jornada laboral y aclarar que esos descansos no tendrán consecuencias negativas para su carrera profesional.

5. Aprovechar todas las oportunidades para promover la salud física, incluido el ejercicio, y alentar a los trabajadores a mantener hábitos alimentarios saludables, es decir, compartiendo enlaces a vídeos sobre el bienestar físico y mental y promoviendo el uso de aplicaciones y servicios de ejercicio físico, mindfulness, yoga meditación, arteterapia, jardinería: que fortalezcan el bienestar mental del empleado.

6. Considerar la posibilidad de permitir que los trabajadores tomen prestado el equipo de la oficina mientras dure el teletrabajo debido a la pandemia, como sillas de oficina, monitores y otras herramientas pertinentes que sean totalmente compatibles con las normas de ergonomía

7. Alentar al personal directivo a ser un modelo para el personal bajo su supervisión y demostrar cómo mitigar el estrés.

La especialista se inclina por “establecer nuevas opciones o aumentar las opciones existentes de apoyo psicológico para que los trabajadores compartan sus temores y preocupaciones de manera confidencial, es decir, mediante el acceso a líneas de ayuda, asesoramiento y programas de asistencia a los empleados”.