fbpx

En un comunicado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá, firmado por el decano, Dr. Enrique Mendoza, se exhorta a la respuesta individual y familiar ante la reaceleración de la pandemia viral.

El documento, con fecha 17 de noviembre 2020, cita experiencias de otros países y posiciones científicas, además de acompañar el texto con recomendaciones esenciales para la comunidad.

Ante el valor de la exposición, se reproduce a continuación:

Estudios hechos por el Dr. Derek Liao, (estudiante de la Maestría de Epidemiología de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres), nos permiten describir que desde mediados de septiembre se ha observado una estabilización de alrededor de los 600 a 700 casos diarios de COVID-19 reportados en nuestro país, tendencia mantenida hasta inicios de noviembre, donde hemos observado, en la semana del 8 al 14 de noviembre, un aumento del 38.6% de los casos reportados con respecto a la semana previa.

Además, el porcentaje de casos positivos ha aumentado al 14.3%, el Rt para la semana del 8 al 14 se encuentra por encima del 1 (Rt =1.19), los pacientes hospitalizados por COVID-19 han aumentado y en las últimas 3 semanas se han reportado más fallecimientos.

Todos estos indicadores nos confirman el inicio de una fase de reaceleración de la pandemia causada por el SARS-COV-2.

Las observaciones del Dr. Derek Liao permiten asumir que potencialmente superaremos las proyecciones del peor escenario establecidas el 21 de octubre por el Laboratorio Nacional de Los Álamos, en el que se pronosticaba para el 2 de diciembre de 2020, en Panamá, 155,651 casos reportados, mientras que, en las proyecciones de fallecimientos, nos acercamos a los 3,093 fallecidos contemplados en ese escenario.

Paralelamente a la evolución de la pandemia viral en nuestro Istmo, en la Facultad de Medicina hemos seguido estrechamente la evolución de la pandemia en Europa y en los Estados Unidos.

Nuestro seguimiento incluye las publicaciones en las principales revistas científicas y médicas y las noticias y artículos publicados en los principales periódicos, revistas y cadenas de televisión de ambos continentes.

The Economist en su edición del 7 de noviembre describía: Una vez más, con pavor. La segunda ola de covid-19 ha enviado a gran parte de Europa de nuevo al bloqueo.

“A medida que se han percatado del alcance del desastre incipiente, los líderes les han dicho a sus ciudadanos que no tienen más remedio que volver a imponer cierres de varios tipos.

Para el 5 de noviembre, 20 países habían cerrado gimnasios, restaurantes, museos y otros lugares públicos, introducido toques de queda, prohibido a las personas salir por negocios no esenciales o todo lo anterior.

Francia ha ido más lejos, prohibiendo todas las reuniones sociales y reprimiendo las salidas fuera del hogar por cualquier cosa que no sea comida, medicamentos o educación.

Pero incluso Suecia, defensora de un enfoque más ligero, pidió nuevas restricciones el 3 de noviembre, limitando el tamaño de los grupos en los restaurantes y desalentando las reuniones entre hogares.

En general, la diferencia más llamativa entre estas medidas y las de la primavera es que la mayoría de las escuelas y universidades permanecen abiertas”.

Sin embargo, las medidas ante la segunda ola en Europa han generado un fuerte debate.

Science publicó el 2 de noviembre un artículo titulado: “Europa se cierra por segunda vez. Pero ¿cuál es su plan a largo plazo? Por Kai Kupferschmidt.

“La mayoría de los países están reaccionando sin un plan a largo plazo, simplemente tratando de evitar lo peor.

Los funcionarios difieren sobre la mejor manera de reducir los números nuevamente y qué tan bajo es el nivel por el que deben esforzarse. Y nadie sabe qué vendrá después. A falta de vacunas para salvar el día, los países pueden enfrentar una serie agotadora de bloqueos, un patrón de dientes de sierra, «arriba y abajo y arriba y abajo», que podría arruinar la economía, dice Albert Osterhaus, virólogo de la Universidad de Medicina Veterinaria, Hanovre. “No hay estrategia en Europa”, concluye”.

“No todo el mundo está convencido de que los encierros son la respuesta”. “Pero la mayoría de los científicos dicen que los cierres son inevitables si Europa quiere evitar el colapso de los sistemas de salud, aunque no es necesario que sean tan draconianos como en la primavera.”

Por ahora, Europa parece estar estancada en un tercer escenario: bloquearse para evitar que el sistema de salud se doble.

«La esperanza es que las vacunas, los tratamientos y las mejores opciones estén disponibles en el nuevo año».

Lauterbach dice que estaba a favor de un bloqueo más prolongado en verano para ir a la eliminación. Pero eso sería demasiado difícil en invierno, dice.

«Todo lo que podemos hacer ahora es romper la ola». «Pero el nivel del agua seguirá siendo alto». Hay un tono poco optimista, en algunos.

Un artículo publicado en la prensa americana: Opiniones. “Ha pasado un año desde que surgió covid-19. El mundo todavía no está preparado para ello”. David Von Drehle. Columnista. 13 de noviembre de 2020.

El autor sostiene que “Incluso la idea del sacrificio compartido, la base de la salud pública ha recibido una paliza. Medidas como el uso de mascarillas, el lavado de manos y el distanciamiento social solo son eficaces contra una pandemia si se practican de forma amplia y sistemática.

Sin embargo, para muchos estadounidenses (y otros en todo el mundo), el supuesto derecho de las personas a optar por no participar en estas medidas relativamente fáciles supera incluso el riesgo de muerte de sus conciudadanos.

El libertarismo ha llegado a su límite lógico cuando la gente proclama la libertad de ser un vector de enfermedad “.

“La triste realidad es que no hemos lidiado bien con el virus de este año. A pesar de gastar billones de dólares y la pérdida o interrupción de innumerables vidas, el nuevo coronavirus se está propagando más rápido que nunca. Veremos qué aprende la OMS, pero mi conclusión es la siguiente: la suerte nos protegió durante muchos años y ahora necesitamos suerte más que nunca”.

El Consejo Científico francés subraya la importancia de abrir a la reflexión y el debate sobre los objetivos que los franceses quieren seguir tras la segunda ola.

«¿Está la sociedad francesa dispuesta a dedicar una parte importante de los recursos sanitarios al Covid-19, posiblemente en detrimento del manejo de otras patologías, con las consecuencias de pérdida de oportunidad para patologías no Covid?

Por el contrario, ¿está la sociedad francesa preparada para afrontar un número muy elevado de muertes en su población más frágil y anciana? «, Ellos preguntan. La cuenta para responder ya ha comenzado.

Por otro lado el Dr. Camille Landais, profesor de economía en la London School of Economics y miembro del Economic Analysis Council, adjunto a Matignon y quien en el 2016 recibió el Premio al Mejor Joven Economista Francés y el Premio Philip Leverhulme de Economía sostiene que: “La forma en que oponemos la economía y la salud es problemática.

No controlar la epidemia es exponerse a un monstruoso costo humano, por lo que no hay compensación. No tenemos más remedio que contener la epidemia.

Pero el enfoque en el costo económico es reductor. Tenemos que hablar de un costo social.

Las medidas que se toman ahora nos afectan mucho más allá de lo que comúnmente se llama economía: apuntan a nuestra capacidad para movernos, ver a nuestros seres queridos, utilizar servicios públicos como la educación.

Son dimensiones que tienen un valor inmenso pero que no se miden en el PIB. No tenemos una manera fácil de cuantificar estos costos, por lo que queremos olvidarnos de ellos. Pero nos damos cuenta de que son ellos quienes determinan la aceptación social de las medidas”.

El profesor Landais agrega: “Lo que me ha fascinado desde el inicio de esta epidemia es la tremenda responsabilidad colectiva mostrada por la población.

La gente es relativamente altruista y está dispuesta a aceptar medidas duras para ayudar a frenar la epidemia.

Por tanto, debemos involucrar a los ciudadanos mucho más estrechamente en las decisiones.

El Jefe de Estado no puede decidir estos arbitrajes solo. Este es un problema colectivo al que nos enfrentamos con el tiempo.

No podemos, cada seis meses, que se tomen medidas tan extremas en una opacidad democrática tan grande. Necesitamos la consulta ciudadana, de lo contrario las condiciones para la aceptabilidad de tales medidas se verán socavadas”.

En las últimas dos semanas se ha iluminado una luz al final del túnel: la tecnología del ARN mensajero parece surgir como una respuesta efectiva contra el ARN viral.

Se reafirma el concepto bioquímico: este es un mundo con un escenario de salud pública dominado por el ARN.

¿Qué podemos hacer los panameños frente a la re-aceleración de la pandemia sobre todo ahora que se aproximan las fiestas del Día de la Madre, de Navidad y de finales del Año?

RECOMENDACIONES DE LA FACULTAD DE MEDICINA A LOS PANAMEÑOS:

1.- Preparen y sigan un plan personal y familiar de bioseguridad. Fuera de su núcleo familiar usen sus mascarillas, el protector facial, practiquen el lavado frecuente de las manos y utilicen el gel alcoholado.

2.- No invite familiares o amigos a su residencia si no forman parte de su núcleo familiar. No celebre reuniones ni fiestas en sus casas.

3.- Prepárese para celebrar las fiestas del día de la madre y del final del año con las personas que viven con Usted en su núcleo familiar. Haga una celebración virtual con los otros familiares que tienen sus propios hogares. Recuerde: mejor que este año celebremos de manera virtual para poder el próximo año celebrar de manera presencial.

Es mejor pasar las fiestas en el núcleo familiar íntimo a tener que estar en un hospital aislado para esta época del año tan significativa.

La fatiga pandémica no es motivo para bajar la guardia.

La forma más segura de celebrar este año sigue siendo juntos, pero “de corazón a corazón, no cara a cara”.

Con los casos de COVID-19 alcanzando un máximo histórico, la decisión de no reunirse en persona puede ser la decisión más cariñosa que una familia puede tomar en esta temporada navideña.

Este es especialmente el caso si sus miembros incluyen personas en categorías de mayor riesgo, como adultos mayores y personas con diabetes o cáncer, por nombrar solo algunos.