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Entre el 6 y el 10 de junio el Instituto Cervantes realizó Benengeli 2022 en los 5 continentes

Por: Instituto Cervantes

En un formato híbrido que combinó lo presencial y lo digital el Instituto Cervantes desarrolló el encuentro Benengeli 2022 en sus centros de Sídney, Nueva Delhi, Toulouse, Dakar y Chicago; encuentro que puede ser disfrutado en https://cvc.cervantes.es/benengeli22/

El evento congregó a más de 40 autores del lengua española, junto a invitados especiales de Australia, India, Francia, Senegal y Estados Unidos.

Con el tema del realismo como eje central, las diversas actividades de Benengeli 2022 intentaron situar y definir los modos en que la literatura de nuestro idioma encara la posibilidad de que el discurso realista sea la tendencia hegemónica de la creación actual. Tema visto por narradores de una quincena de países como Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela.

¿Realismo del siglo XXI?

Un elemento a destacar de este evento de proyección mundial es que los escritores invitados expresaron su distancia con lo que fue la corriente estética decimonónica.

Para los participantes de la edición de este año de Benengeli, la idea del «realismo» actual se aleja radicalmente de la corriente estética y literaria que caracterizó el siglo XIX.  

La gran autora Luisa Valenzuela lo afirmó de manera paradójica al explicar que “la máscara revela ocultando. Revela cosas muy íntimas de la persona que elige la máscara.  La ficción, de alguna manera, enmascara aquello que se está desenmascarando por debajo. No es el Realismo propiamente dicho, es una metaforización”. 

Por su parte, Bryce Echenique dejó entrever su desconfianza con un ejercicio mimético absoluto pues la realidad es un caos que la ficción reordena.

En su caso, Soledad Puértolas insistió en que no se siente identificada con una literatura que se asuma como espejo de lo real: “Yo no escribo de mí misma, escribo de las realidades que quiero inventar, de lo que conozco y de lo que no conozco”. 

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Lo que también fue acotado por José Ovejero: “…pensamos en la novela no como algo que refleja, sino como un mundo propio que nos pone en contacto con nuestras emociones, con nuestras percepciones, con nuestras ideas…una novela no sería un espejo, sino que sería un amplificador”. Términos semejantes a los empleados por la autora Katya Adaui para quien la escritura del mundo actual, incluso en sus vertientes más realistas, no busca configurar identidades sino subjetividades que no son unívocas.

Para un narrador como Ronaldo Menéndez, Franz Kafka es el ejemplo de que la literatura da testimonio del presente mediante una voz en la que las distinciones entre mundos fantásticos y realistas pierde sentido.

En esa misma línea se situó Selva Almada quien expresó sobre su propia escritura: «Mi Realismo es uno extrañado por ilusiones, por espejismos y por fantasmas».

Lo que en palabras de la autora uruguaya Fernanda Trías pasa a formar parte de las interrogantes fundamentales de la literatura actual, al punto de que la narradora asomó dudas esenciales: “Tal vez la realidad sea más amplia, incluya los sueños, incluya otras maneras de conocimiento…”; conceptos que quizá recibieron una indirecta respuesta en los criterios expresados por el muy reconocido Evelio Rosero:

“La creación literaria proviene de la realidad directa y también de la ficción, entendiendo por ficción el sueño, la imaginación, la fantasía.[…] Mis novelas pueden ser consideradas realistas porque trabajo la realidad de la violencia de un país, pero en el meollo de la violencia están mis personajes de ficción, sueños incorpóreos que se van volviendo también realidad”.

Autores como Rodrigo Blanco Calderón fueron un poco más allá y esbozaron la idea de una creación literaria sostenida en la mixtura: “A día de hoy, en un espacio como la ficción, creo que todo es ficción y a la vez todo es real porque conecta con experiencias y dimensiones de lo humano”.

Punto que puede conectarse con la idea del premio Cervantes Sergio Ramírez, quien subrayó: “La realidad es tan poderosa que a veces parecería ficticia. Y al revés: la ficción le presta instrumentos también a la realidad” o con las definiciones de su trabajo ofrecidas por la muy popular autora española Rosa Montero: “La percepción de lo real es justamente esa ida y esa vuelta entre lo tangible y entre aquello que hemos imaginado”.

No solo de realismo viven los escritores

Pero también asomaron en este festival otros aspectos que forman parte de las inquietudes expresivas de los narradores contemporáneos. Bien sean aspectos técnicos, dilemas, preguntas, o procedimientos específicos de trabajo.

La poeta y cuentista Valeria Correa Fiz admitió que en muchos momentos de su carrera le fue indispensable utilizar herramientas más propias de escuelas que tienen que ver con la imaginación.

Aspecto en el que también incidió Daniel Gascón, quien se confesó más inclinado a un realismo lírico en el que los ejes de las acciones fueran la risa y lo humorístico. 

Un modo de privilegiar caminos no estrictamente documentales como se deduce de las opiniones de Carlos Cortés, para quien el interés de realizar una ficción realista es apreciar el resultado que deriva del trabajo sobre la subjetividad y la memoria. Suerte de técnica de distanciamiento de los detalles inmediatos como la que también planteó Pedro Crenes al afirmar:

“La realidad hay que vivirla en tercera persona; hay que tener la sensación de que le está pasando a otro”.

Vicente Luis Mora expresó las tensiones que se experimentan en la actualidad entre lo local y lo global, y abogó por un espacio literario que vaya más allá de lo inmediato y lo territorial.

Quizá un lugar al que aludió de manera oblicua Mayra Santos Febres cuando aclaró: “…a mí no me interesa la vida precisa y específica de un individuo. A mí me interesa ver el mundo a través de los ojos de un individuo específico en la historia y en el tiempo”.

Por su parte, Piedad Bonnett fue enfática al retomar temas como la relación entre política y literatura: “Yo me considero una persona política intrínsecamente y, creo que la literatura también es una actividad política. Tanto en la poesía como en la novela que hago y en el teatro siempre asumo posturas políticas a pesar de que no sean evidentes”. Marta Barrio, por su parte,reivindicó el espacio ficcional como punto de expansión creativa: “El velo de la ficción nos permite ser más libres a la hora de contar historias”. Un tema técnico en el que también incidió Ignacio Martínez de Pisón: “…nos gusta iluminar zonas íntimas de otras personas, reales o ficticias. Recurro a la vida de otras personas para crear nuevas vidas”. Diálogo entre creación y vida cotidiana en el que incidió la autora francesa y ganadora del Premio Goncourt 2014, Lydie Salvayre al afirmar: “toda experiencia vivida está contaminada por la ficción personal”. 

Del mismo modo, significativa fue la confesión compartida por Eduardo Halfon y la reciente ganadora del premio Booker: Geetanjali Shree, quienes refirieron el modo en que sus procesos vitales los llevaron a optar por el español o el hindi como lenguas de creación, pese a la presencia que el inglés tiene en la existencia de ambos.

Del mismo modo, Javier Moreno reafirmó su conexión con una escritura literaria que no rehúye ningún tema, y en la que existe un juego constante con el lector sobre los límites de la ficción y la realidad.

Cabe destacar dentro de este Benengeli 2022 la serie de retratos elaborados por Fernando Iwasaki en la que iluminó la presencia de autores que han construido en español la realidad de sus palabras cuando originalmente nacieron dentro de otros ámbitos lingüísticos. De allí los gratos perfiles sobre autores como Iona Gruia; Siu Kam Wen o Mónika Zgustová, entre otros, que completan el paisaje de lo que es la literatura actual en nuestro idioma.

El lenguaje

Un encuentro que hizo explícitas las obsesiones que atañen a los escritores actuales, enfrentados a las particularidades de un tiempo convulso, como se evidenció en las palabras del cubano Antonio José Ponte quien afirmó sobre las transformaciones de la escritura: “Las cosas puedan ser tan cambiantes que uno puede ser a la vez el perseguido por el monstruo y el monstruo, no podemos dejar de incluir el monstruo en la ecuación porque, si no, empezamos a vivir una realidad hervida y pasteurizada para niños. La buena literatura incluye la posibilidad de que el lector se pueda convertir en un monstruo».

Algo que Magela Baudoin complementó al referir que la batalla del autor actual es con el lenguaje; el lenguaje como una explicación metafórica de la realidad.

En síntesis, los autores participantes de este encuentro no parecieron distanciados con la posibilidad de que el realismo sea un discurso preponderante en la literatura del presente, siempre y cuando se le considere de un modo mucho más amplio, mucho más extendido, y situado en posturas radicalmente opuestas a los que fueron sus señales de identidad decimonónicas.

Así, este Benengeli 2022 en el que la literatura en español viajó durante una semana por las sedes del Instituto Cervantes de Sídney, Nueva Delhi, Toulouse, Dakar y Chicago, hizo explícita la riqueza de una literatura que tiene mucho que ofrecer al contexto mundial, como puede observarse en las lúcidas reflexiones de Miguel Gomes, quien en cierto modo resumió los conceptos expresados en estos encuentros híbridos cuando comentó: 

El conocimiento no se produce sin lenguaje, es decir, sin un sistema de signos. Lo que llamamos realidad suele ser una versión del «afuera» editada por nuestra limitada percepción humana”.

Por: Instituto Cervantes