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Después de una dura semana de trabajo, nada mejor que arrancar el fin de semana con el “viernes cultural”, esa reunión de amigos en las esquinas del barrio presagiando ya el descanso y la fiesta. Esta sección pretende hacer eso, arrancar nuestro fin de semana desde esta esquina virtual con cuentos y poemas de autores panameños para que los conozcan y los disfruten. Así que, ¡feliz fin de semana!, con sabor a literatura panameña de la buena.

Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural: Literatura Panameña [email protected]

La mesa, un cuento de Lissete E. Lanuza

Lissete E. Lanuza

Lissete E. Lanuza (Panamá, 1984), es autora de Destinos circulares (2010) y Ad infinitum (2012).  Ha publicado en 2022 su último libro, Cuando sea grande, donde reitera y perfecciona su minuciosa mirada sobre las pequeñas grietas de la vida, en la que profundiza para arrastrar al lector a una búsqueda cómplice de finales, muchas veces ásperos, pero de una belleza literaria que vale la pena seguir.

La mesa

Hay una mesa en el centro de la habitación. No es una mesa cualquiera, no. Es una mesa gran­de, de esas que evoca a tiempos pasados, a gente importante y familias distanciadas, porque co­mer en una esquina significa que nunca podrás conversar con la persona en el otro lado. Así de grande es.

Nunca quise quedármela, pero fue un re­galo de mi mamá (regalo, imposición, la palabra que más les guste). Era una reliquia familiar y tenía que permanecer en la familia.

Tampoco voy a decirles que es que co­míamos en ella todos los días cuando estábamos chicos, pero lo que sí es verdad es que cuando nosotros nos fuimos de casa y los viejos se que­daron solitos ya nadie usaba la condenada cosa. Pero ahí se quedó, porque, en el fondo, les traía buenos recuerdos. Luego mamá se enfermó y no podía caminar bien y la casa ya no era el mejor lugar para ellos. Ya no podían vivir solos. En ese momento pensamos en venderla. Nadie la que­ría, después de todo. Ninguno de nosotros tenía espacio suficiente para ella.

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Pero mamá pegó el grito al cielo, que si su mesa, que si había estado en su familia por gene­raciones, que primero muerta que sin su mesa, y bueno, al final, que remedio, me las llevé para mi casa. A la mesa y a mamá.

Quedaba horrible, eh. Por ahí comienzo. Ocupaba casi todo el comedor, y los niños tenían que agacharse y pasarle por debajo para llegar al otro lado. Además, todo el mundo odiaba comer ahí, porque teníamos que arreconchinarnos to­dos del mismo lado. Si nos sentábamos de la ma­nera normal era casi como si cada uno estuviera comiendo en su cuarto.

Obvio, no pude deshacerme de ella. Estuvo con nosotros, en las buenas y en las malas. Comenzamos a usarla como depósito después de un rato, y nos resignamos a comer en la cocina. Pepe hizo miles de tareas sentado en ella, y lo mejor era que ni siquiera tenía que guardar sus cosas, podía dejar todo tirado y seguía habiendo espacio. A mí ni me importaba, solo era cuestión de cerrar las puertas del comedor y ya está. Igual se veía horrible llena de chécheres que vacía.

Tú siempre quisiste que la usáramos en una fiesta, que invitáramos muchísimas perso­nas y la llenáramos de comida. (Siempre pensé que esto hubiera salido carísimo, es que era bien grande la condenada). Nunca lo hicimos en tu vida, pero creo que, de verla hoy, estarías contenta. Papá no parece complacido, pero tú sabes ya como son los hombres. No aprecian nada. Hay muchísima gente aquí hoy. Podría de­cirse que es casi una fiesta.

Lástima que no hayas podido disfrutar­lo, mamá. No te preocupes, dentro de un ratito, cuando se termine esto, iré directamente donde estas a contarte cómo fue que pusieron mi ataúd sobre la bendita mesa el día de mi funeral. Y pensar que me rehusé a hacerlo en el tuyo.

Coordinador del Viernes Cultural Literatura Panameña:
Pedro Crenes Castro

[email protected]
(Panamá, 1972), es escritor. Columnista y colaborador en varios medios panameños y españoles. Ha ganado dos veces el premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá y dicta talleres literarios. Vive en España desde el año 1990.