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Violeta Villar Liste

¿Sabía que el 40% del arroz que se come en el país procede del cultivo de una semilla certificada por la Universidad de Panamá, institución que además vigila la capa de ozono, mide los sismos, analiza la calidad de los medicamentos y alimentos, tiene una Estación de Monitoreo de Ensayos y Accidentes Nucleares la RN50, lleva formación a la Cárcel de Mujeres y es centro de debate en las provincias del país?

El rector Eduardo Flores Castro enumera las virtudes de la UP con la misma determinación que expresa la convicción del papel social que debe jugar y juega la universidad pública, rol que no se mide en los ranking internacionales y que lo lleva a proponer un índice latinoamericano que valore  la investigación, pero también la proyección social de la academia, propuesta que hizo durante la VII Reunión Regional Caribe, Centroamérica y México (30 y 31 de marzo de 2022) de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe (UDUAL) que se celebró en la UP.

En este diálogo conversó del reto de la universidad en pandemia, del proceso de reacreditación institucional y de la expectativa de duplicar el ingreso de estudiantes de Medicina y Enfermería cuando ya estén operativas las nuevas sedes de las facultades.

El Dr. Flores Castro es Licenciado en Física por la Universidad de Panamá. 1977-1980 (Mejor índice académico de su promoción), con Doctorado en Ciencias Físicas por la Universidad Politécnica de Catalunya. Barcelona, España. 1994-1997 (Mención honorífica Acta Cum Laude por unanimidad, e índice perfecto de 10/10).

Tiene también  Maestría en Ciencia con especialidad en Ciencia de Materiales en el Instituto Politécnico Nacional. México D.F., México. 1986-1987 (Mención honorífica por mejor índice académico).

Su curiosidad por aprender lo prueba su hoja de vida: es técnico en programación, diagnóstico, reparación y mantenimiento de computadoras.

En el ámbito laboral comenzó en 1978 como ayudante de Laboratorio en la Escuela de Física de la Universidad de Panamá y hoy es su rector.

También lo puede ver y escuchar:

La pandemia aceleró los procesos

-¿Cuáles han sido los aprendizajes y los desafíos que dejó la pandemia a la UP?

-La pandemia fue terrible, sin embargo, también nos forzó a poner el pie sobre el acelerador y adelantar algunos procesos que ya teníamos programados.

Solo el 20% de los profesores contaban con formación en plataformas virtuales para dictar sus clases. Empezamos a dar cursos de formación al punto que después de seis meses ya la UP ofrecía una Maestría en entornos virtuales de  Aprendizaje que todavía se cursa.

El engorro proceso de evaluación de la función docente del profesor, de parte de los alumnos, que implicaba una larga tarea de tinta y papel, ahora se realiza desde el celular de cada estudiante.

De hecho, algunas clases, en particular de Posgrado, se mantienen en el formato virtual.

“Hace cinco años leí que la Universidad de Harvard estimaba que en el 2040 el 35% de sus asignaturas serían virtuales. Ahora por culpa, o gracias a la pandemia, todas quedamos en la virtualidad. Nos dejó un aprendizaje para el mejoramiento de los procesos”.

En relación con la desconfianza de una parte de la ciudadanía hacia los resultados de la formación virtual, en particular en pandemia, el rector reflexionó que en todo proceso educativo es fundamental la motivación que tenga el estudiante y el docente.

“En términos generales se señala que la virtualidad tiene un 50% de asimilación con respecto a la presencialidad, pero si el estudiante está motivado, puede aprender más en la virtualidad que en lo presencial”.

En la UP, los laboratorios son presenciales, sin embargo, en algunos casos existen modelos de simulación que se justifica mantener en virtual porque implicaría la inversión de sumas millonarias en la adquisición de los equipos.

“La virtualidad ofrece algunas ventajas que no tiene la presencialidad, pero todo depende de la motivación”.

Reacreditación con alto estándar

La Universidad de Panamá desarrolla su proceso de autoevaluación institucional para garantizar su reacreditación institucional en el año 2022, dando cumplimiento a los requerimientos del Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria de Panamá (Coneaupa), responsable de la implementación de la Ley 52 del 26 de junio de 2015.

¿Cuál es el balance, a la fecha, de los logros y desafíos de la UP?

-La reacreditación es un proceso que ocurre cada cinco años luego de la acreditación institucional que ya tiene la universidad. En mayo debemos entregar el informe y la UP trabaja de manera muy intensa. Es importante pasar la reacreditación con un alto estándar.

Para nosotros, más que un compromiso que debemos cumplir, es una manera de mejorar todos los procesos y, si se reacredita toda la universidad,  cumplimos en sus 170 carreras, en sus 19 facultades, 10 centros regionales, cinco extensiones y en sus 26 anexos.

La UP, más que una universidad, es un sistema de universidades, y el proceso de reacreditación nos ayuda a mejorar de manera integral.

-¿Programación de nuevas carreras y estudios de posgrado?

-Tenemos nuevas licenciaturas como Energías Renovables y Recursos Hídricos, pero el esfuerzo mayor se orienta a la creación de nuevas maestrías y doctorados, estrategia que ya se está planificando en Farmacia, Economía, Bellas Artes, Educación Física y en las diferentes facultades.

Un doctorado es importante: implica una tesis doctoral que es una investigación de alto impacto y, al hacerla, el investigador atenderá un problema del país y eso es fundamental porque nadie va a venir a resolver los problemas de Panamá: los debemos resolver nosotros.

-¿Cómo se articula la investigación con las necesidades de la empresa privada y las expectativas del Estado?

-Tenemos una vinculación permanente. De hecho, acabamos de hacer el lanzamiento de un equipo para la detección de covid-19, producto de un estudiante de la Maestría de Microbiología Ambiental, quien además tiene su propia empresa.

Este equipo ya se puso a prueba en el Instituto Gorgas y también se empleará en Costa Rica, República Dominicana y Ecuador.

Incluso es más económico porque con una metodología distinta, y con tecnología panameña, se pudo llevar el costo original de $15, 000 a $300.

El equipo en referencia se llama STEMO y  consiste en un sistema de detección molecular y hardware para diagnóstico preliminar In situ de SARS-CoV-2. 

Es financiado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), como parte de la Convocatoria de Respuesta Rápida al covid-19 que lanzó la Dirección de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico (I+D) de la Senacyt, en abril de 2020.

El investigador principal es el Mgtr. Ediner Fuentes Campos, director ejecutivo y cofundador de The Bridge Biofoundry, iniciativa regional que agrupa a laboratorios de Innovación en Biociencias y Biotecnología en América Latina y promueve el desarrollo colaborativo de la biotecnología, informó la Senacyt: Investigadores del Gorgas y de la Universidad de Panamá participaron en diseño de equipo para detección molecular y hardware de diagnóstico de SARS-CoV-2

-¿Cuál ha sido el impacto de la Universidad de Panamá en el interior del país?

-La mitad de los estudiantes de la UP, y ya la matrícula en este semestre se sitúa en 93,000, se encuentran en los centros regionales universitarios. Es decir, existe la UP de la Ciudad de Panamá y los  centros regionales fueron evolucionando a tal punto que los estudiantes tienen una formación equivalente, o distinta, porque ciertas carreras solo se ofrecen en los centros regionales, como  la carrera de Energías Renovables, diseñada  para el Centro Regional Universitario de Coclé.

Los centros han mostrado un desarrollo fantástico y casi todos tienen su propia revista científica para la publicación de la producción académica de sus docentes.

-¿Cómo valora la importancia de los centros regionales en el desarrollo de las provincias?

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-Sentimos que en este momento juegan un papel mucho más fuerte. Todo el desarrollo, científico, académico, cultural y social gira alrededor de los centros regionales. De hecho, cada vez que hay una dificultad o un conflicto social en alguna provincia, el lugar del encuentro y discusión son los centros regionales.

Nueva Facultad de Medicina y Enfermería de la UP

Este sistema de universidades que es la Universidad de Panamá, tiene en su infraestructura un pilar para avanzar.

El rector Eduardo Flores ofreció una actualización con respecto a proyectos en marcha que mejorarán la capacidad de contar con más cupos y mejorar el proceso de enseñanza.

De la nueva sede de la Facultad de Medicina, que estará situada en Chivo Chivo, en un área de terreno de 5.5 hectáreas detrás de la Ciudad de la Salud, y contará con una infraestructura de 24,500 metros cuadrados, explicó que se están revisando los pliegos anteriores para actualizar los precios.

“Por fortuna tenemos el compromiso del presidente de la República, Laurentino Cortizo, quien es el primer presidente en visitar la rectoría, de facilitar los fondos para atender este clamor de hace más de tres años”.

En el caso de la nueva Facultad de Enfermería, la dificultad era contar con los terrenos. Sin embargo, el presidente Cortizo asignó el uso y administración, a título gratuito por un periodo de 10 años, de 8.3 hectáreas en Clayton.

En el documento que lleva la firma de Fernando Paniagua, secretario ejecutivo de la Unidad Administrativa de Bienes Revertidos, se destaca que el valor de referencia es de $7,474,352 por un periodo de 10 años  prorrogable.

Desde la rectoría ya solicitaron a la Dirección de Ingeniería y Arquitectura proceder con los planos para iniciar el proceso de licitación.

La nueva Facultad de Medicina y de Enfermería de la UP permitirá duplicar el número de cupos para estudiantes de primer ingreso.

A la fecha, la Facultad de Medicina recibe un promedio de 200 estudiantes nuevos por año, con lo cual se podría alcanzar la cifra de 400 alumnos por año.

En Enfermería, que acepta unos 150 alumnos de nuevo ingreso por año, se puede llevar la cifra a 300 por año.

El nuevo Centro Regional Universitario de San Miguelito (Crusam) que incluirá diez edificios, ya tiene 20% de avance “y  más que un edificio es otro campus”.

El Dr. Eduardo Flores dijo que se trata de la inversión más grande de la UP luego de la construcción del Campus Octavio Méndez Pereira en 1955.

También se encuentran en proceso de construir, en el Centro Regional Universitario de Panamá Oeste, nuevos edificios ya que la población estudiantil se sitúa alrededor de los 7,000 estudiantes.

El convenio suscrito entre CAF-Banco de Desarrollo de América Latina y la Universidad de Panamá, también permitirá mejorar la infraestructura, tanto del campus como de los centros regionales.

El convenio de cooperación técnica en apoyo al desarrollo del componente académico, Renovación de la Facultad de Ciencias Naturales, Exactas y Tecnología (FACINET) de la Universidad de Panamá, tiene “la misión de fortalecer las capacidades institucionales y académicas de la primera casa de estudios del país”.

Evaluar el impacto social de la universidad

-¿Cuáles son los alcances de su propuesta de establecer un Ranking latinoamericano de universidades?

-En el mundo existen cerca de unos 30 ranking y todos son importantes. Su fundamento gira alrededor de la producción académica, pero en ninguno se pondera la proyección social o la extensión universitaria a la sociedad.

La razón es evidente: las universidades de los países desarrollados tienen sus problemas sociales casi resueltos y, si no los tienen, las instituciones gubernamentales o privadas se encargan de atenderlos.

En nuestros países es otra realidad: las universidades públicas debemos jugar un papel social, que a veces no lo juega el Estado o la empresa privada, y está llamada por su compromiso histórico a atender esos problemas. Eso no se mide en los ranking.

En el caso de la UP, cuando se diseña este tipo de ranking, no les interesa que tengamos un Instituto de Geociencias y midamos los sismos en el país. Eso no se pregunta porque se supone que lo hacen instituciones gubernamentales o privadas, pero esta misión nace en la UP como parte de su papel social.

También funciona la sede del Laboratorio de Física de la Atmósfera,  monitoreamos la capa de ozono y las radiaciones ultravioleta de todo el país.

Somos el único país donde una Estación de Monitoreo de Ensayos y Accidentes Nucleares se sitúa en una universidad. Hay 50 estaciones en el mundo y una de estas estaciones, la RN50, se localiza en la UP. En otros países son centros que manejan los ejércitos porque es un problema de seguridad nacional detectar cuándo ocurre una explosión o un ensayo nuclear.

La pregunta es, ¿eso da puntos en el ranking? No, pero lo hacemos nosotros. Que la UP esté en la Cárcel de Mujeres y en otros centros de reclusión contribuyendo a formar, tampoco se evalúa.

También el Instituto Especializado de Análisis (IEA) funciona en la UP…

-Sí, en la UP jugamos un papel fundamental para el análisis de todos los medicamentos y alimentos que ingresan a la Nación.

Destacó que  la Facultad de Ciencias Agropecuarias “produce el 40% de toda la semilla de arroz que se siembra en todo el país. Es una variedad propia que se generó y a los grandes productores les gusta el rendimiento de esta semilla. Es parte de la vinculación con la sociedad. La gente no  sabe que cuando se mete diez cucharadas de arroz en la boca, cuatro vienen de la UP. Hay muchas cosas que hace la UP y no se sabe”.

Al evaluar en perspectiva las metas que espera cumplir, reiteró la importancia del acuerdo de cooperación técnica suscrito con CAF –banco de desarrollo de América Latina, porque fortalecerá las capacidades institucionales y académicas de la institución.

Su visión es continuar con un camino que ya inició en su gestión de hace cinco años: “Pasamos de 10 revistas científicas a 21; de 7 indexadas a 15 y de entregar  $60,000 en apoyo a la investigación a medio millón de dólares. Somos, en este momento, la única universidad de Panamá que ha creado su propio indexador de revistas científicas: PanIndex.

Mi aspiración, cuando termine este segundo periodo como rector, es que puedan decir que el Dr. Eduardo Flores Castro, rector de la UP, ha sido uno de los que más impulsó la investigación”.

Violeta Villar Liste
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