fbpx
Pixabay

El distanciamiento es antinatural y la socialización fuente de regulación emocional, además de ayudar a reducir el estrés y favorecer la resiliencia.

Si para salvarnos del virus se nos pide adoptar conductas antinaturales e incluso que afectan esta regulación emocional, es claro el mensaje del Dr. Miguel Ángel Cañizales M., catedrático y director de Investigación y Posgrado de la Facultad de Piscología de la Universidad de Panamá y miembro de la Academia Panameña de Psicología: hay que colocar al ser humano y sus necesidades afectivas en el centro del problema y considerarlas en una política de control de la pandemia.

“La curva se aplana si el comportamiento social es solidario y si el confinamiento está bien llevado. Cuando se actúa de manera responsable y solidaria es una vacuna social ante el covid-19”, dijo el experto.

El Dr. Cañizales expuso esta interesante perspectiva a propósito del diálogo convocado por Ranking UP, grupo de la Universidad de Panamá (UP), conformado por docentes, investigadores y científicos, dedicados a dar respuestas a la pandemia y buscar mecanismos que ayuden a evitar el aumento de los casos.

El encuentro, difundido por Imagina TV, el canal de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), analizó el covid-19 desde la perspectiva de las terapias, el impacto social y los esfuerzos por combatirlo en el país.

El Dr.Cañizales abordó una dimensión distinta y es justo el comportamiento social en pandemia y en pospandemia.

Afirma que solo los países que han abordado el comportamiento en pandemia han bajado sus índices de mortalidad.

“Cambiar comportamientos significa implementar programas de intervención comunitaria en salud en los 53 corregimientos más afectados. No basta con endurecer las normativas: hay que cambiar actitudes para generar buenos hábitos saludables y la transformación de la rutina diaria”, subrayó el experto.

Vigilar el comportamiento social

La prepandemia hace referencia a crisis sanitarias similares que ocurrieron en otras épocas y sirven como puntos de referencia para el análisis de los investigadores sociales y científicos.

El director de Investigación y Posgrado de la Facultad de Piscología de la UP analiza que el comportamiento social de estar encerrado es el fenómeno más importante en la historia de la investigación científica, porque está produciendo secuelas importantes en el ser humano, tanto psicológicas como psiquiátricas.

“Esto ha producido una crisis mundial que se expresa en cambios y en la reconfiguración del mundo. Impacta la forma de pensar y concebir nuestra realidad debido al concepto de nueva normalidad”, afirmó.

Ahora, en este momento de la pandemia, el experto señala que la ciencia del comportamiento es una alternativa para combatir el covid-19 y ha dado buenos resultados.

Se trata de involucrar en esta batalla contra el virus a especialistas como los antropólogos y los psicólogos sociales para ayudar a resolver este problema que no es solo sanitario; también es social.

El Dr. Miguel Ángel Cañizales recuerda que el distanciamiento es antinatural y la socialización fuente de regulación emocional, además de ayudar a reducir el estrés y favorecer la resiliencia.

“El ser humano es social y la socialización demuestra que es la fuerza más grande para regular el aspecto emocional”.

Observa que incluso la evolución del cerebro depende del entramado social: Solo nos desarrollamos con otros.

Para crear estrategias efectivas con incidencia en el comportamiento, en políticas de higiene y aislamiento social, es necesario contar con datos de las conductas, reacciones, creencias, emociones y hábitos.

De igual modo, en este tiempo cobra especial vigencia la alfabetización en salud: hay mucha información de promoción, pero no sabemos cómo incorporar y obedecer estas reglas del nuevo orden.

El especialista dijo que es necesario privilegiar los conceptos científicos más que los políticos y si bien se hace un esfuerzo, cada tarde, al exponer los datos de los reportes del Ministerio de Salud (Minsa), considera crucial desde lo social involucrar a los distintos sectores para dar respuestas de impacto.

Por ejemplo, reflexionó, decimos no salgas a la calle y a la mejor la calle es el balcón de la casa de la persona.

Los estudios de la ciencia del comportamiento concluyen que la identificación con el propio grupo promueve acciones conjuntas.

Afirma que se debe construir la sensación de “nosotros estamos juntos en esto, podemos manejar la crisis mediante la acción colectiva”.

La identificación de manera patriótica y colectiva, el sentimiento de inclusión y construir un fuerte sentido de identidad con respecto al objetivo común de luchar contra el virus, puede dar buenos resultados desde la perspectiva social, detalla el investigador.

“Estudios realizados en 67 países indican que el factor más robusto y homogéneo fue la identificación nacional”, al favorecer la cooperación, la moral y al servicio del bien común.

Desde esta perspectiva, enumera como claves la necesidad de trabajar en la comunidad con programas específicos e involucrarla para cambiar las conductas de riesgo, identificar las barreras del grupo, considerar sentimientos como el miedo y desarrollar una estrategia de movilización.

Aboga por una política pública con estrategias psicosociales que contengan psicoeducación e “inyecten la vacuna de la motivación. Si la gente está motivada, es más disciplinada”.

Nunca seremos los mismos

Nunca seremos los mismos.

Cuando los rescatistas vuelvan a sus casas con sus corazones llenos de amor, no serán los mismos porque serán mejores.

Cuando las casas vuelvan a crecer, no serán las mismas porque llevarán la memoria de un nuevo nacimiento.

Cuando el dolor nos apriete el pulso, no será el mismo porque estaremos juntos.

Cuando la ausencia nos duela en el cuerpo, no será la misma porque la cuidaremos en la memoria de nuestras vidas.

Este texto, escrito en 2013 por la docente, actriz, directora y gestora cultural María de los Ángeles González, conocida como Chiqui González, a propósito de la tragedia de Calle Salta, en Rosario, Argentina, cuando una fuga de gas natural provocó el derrumbe de un edificio en el centro de la ciudad de Rosario, vuelve desde ese 2013 a la actualidad para reencontrar a la humanidad con una idéntica interrogación: ¿Quiénes seremos después de la pandemia?

De esta respuesta también se ha ocupado el Dr. Miguel Ángel Cañizales M, al explicar que este hombre nuevo, en la era pospandemia, entre otras virtudes, será más solidario y familiar, mantendrá iniciativas colaborativas y no aceptará que las empresas se olviden de los planes de Responsabilidad Social.

Del lado de la salud, reconoce que habrá aumento de la ansiedad, la depresión y el suicidio.

De igual modo, las personas realizarán más actividad física y se preocuparán por su bienestar. Incluso recurrirán a la medicina preventiva y a los servicios de cuidado.

Tres serán las patologías psicológicas más frecuentes: hipocondrismo (miedo a enfermedad grave ); agorabofia (miedo a espacios abierto; multitudes) y claustrofobia (temor a espacios cerrados).

Del lado de los fenómenos sociales, el experto predice varios escenarios:

  • Las personas intentarán ahorrar más
  • La recesión provocará que se gane menos
  • Vamos a ser más cuidadosos al comprar; el consumismo cambiará
  • Productos tendrán que respetar a la sociedad y el ambiente
  • Menos cosas, pero la gente querrá que duren más
  • Volveremos a la cultura de reparar

Otro concepto, afirmó, es el patriotismo empresarial:

  • Se priorizará la producción y el consumo local para asegurar el abastecimiento
  • El concepto de globalización deberá redefinirse
  • El comportamiento del consumidor cambiará
  • Habrá miedo a la falta de productos

Por otra parte, se reforzará la transferencia de conocimiento, a través de la investigación, la producción y los suministros propios.

El Dr. Cañizales advierte de un cambio en el imaginario social: los nuevos héroes serán el personal de salud, quienes atienden en los supermercados o se encargan de la limpieza de los sitios públicos.

“Los gobiernos digitales modificarán la forma de gobernar y de relacionarse con los ciudadanos: aumentarán los nómadas digitales y habrá más carreras relacionadas con ciberseguridad”.

Indica que se desarrollarán menos actos sociales y oportunidades de compartir.

Hay poderosas ganancias que describe el investigador: “Seremos más solidarios y familiares; estaremos más pendientes de los problemas comunes y de la familia; se mantendrá la tendencia a las iniciativas colaborativas y se dedicará más tiempo a los nuestros y menos al trabajo”.

Las empresas que no realicen responsabilidad social irán desapareciendo, sostuvo.

Dijo que las organizaciones deberán aprender a colaborar y trabajar junto para protegerse de futuras crisis.

Del lado de la información, sostiene que se verificará: “Nos volveremos más desconfiados; exigiremos credibilidad y transparencia. Aumentará el rechazo hacia las estrategias populares y las mentiras”.

La sociedad , prosiguió, apostará más a la tecnología: el crecimiento es exponencial; habrá un mundo globalizado, conectado, dinámico pero inestable.

Por su parte, “el comportamiento social buscará crear impacto en el desarrollo humano, el medio ambiente y la economía”.

El Dr. Cañizales razona que somos testigos de un cambio de cultura única en la historia de la humanidad. Por lo general estas transformaciones son graduales y no tan rápidas como ocurre ahora.

Apela, en este nuevo tiempo, a la solidaridad humana como impulso para la “transformación, lograr un mejor país y un mejor mundo”.

Será, como dice Chiqui González, ser distintos, ser mejores, llevando en cada uno la memoria de un nuevo nacimiento.

Violeta Villar Liste
[email protected]