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Cortesía VOA

Por Kyo-sai Nieves


Kyo-sai Nieves es licenciada en Psicología, egresada de la Universidad Latinoamericana de Comercio Exterior (ULACEX), actualmente en proceso de sustentación de tesis de la Maestría en Psicología Clínica con Especialización en Psicoterapia Integrativa, en la Universidad Especializada de las Américas (UDELAS). Con estudios en Psicoterapia Psicodinámica con orientación en Relaciones Objetales, Instituto Internacional de Psicoterapia (IPI). Es voluntaria de la Fundación Relaciones Sanas en el Programa de Convivencia Escolar Sana, Apoyo Emocional Hospitalario y Programa SanaMente. Creadora y líder de la iniciativa Red de Apoyo Psicológico Panamá, que busca dar apoyo psicológico a la población panameña que está enfrentando las consecuencias del covid-19.

Esta semana se ha hablado de manera reiterada de lo ocurrido en la ceremonia de premiación del Óscar. Nos gustaría que pudiéramos reflexionar y aprender de lo ocurrido ¿La reacción de Will Smith fue la más adecuada? ¿Qué hubiera podido hacer en esta situación tan incómoda?

Les daremos un poco de contexto: el comediante y presentador de la ceremonia, Chris Rock, realizó varios chistes de cara al público, conformado por actores.

En un momento se dirigió hacia la esposa de Will Smith (Jada Pinkett Smith) y le dijo: “Jada, no puedo esperar a GI Jane 2” haciendo referencia a la protagonista que se debe rapar la cabeza para entrar al ejército.

Jada Pinkett Smith, en estos momentos, padece de una enfermedad llamada alopecia que le provoca calvicie. Se puede observar a ambos incómodos y, acto seguido, en un momento que nadie se lo espera, Will Smith se levanta, se dirige hacia Chris Rock, y le golpea.

Esto nos lleva a preguntarnos: ¿Qué tan frecuente es esta reacción en nuestra cotidianidad?  

Este tipo de conductas no solo sucede en los Óscar: ocurre en nuestro día a día. Por citar algunos ejemplos: cuando dos conductores se bajan de su carro para enfrentarse; al estar en la fila de un super y ver a dos o más personas peleando en un estacionamiento… son situaciones que se nos pueden venir a la mente y reflejan tipos de enojo.

¿Qué es el enojo y como nos hace sentir?

El enojo es una emoción natural en el ser humano: va acompañado de cambios psicofisiológicos y cada uno de nosotros lo experimentamos y expresamos de maneras diferentes. Algunos lo guardan para sí o lo manifiestan a través de la agresividad, ya sea física y verbalmente.  

Cabe destacar que esta emoción varía según la intensidad, desde una irritabilidad leve hasta una ira intensa.

Cuando se apodera de nuestra mente y cuerpo debemos prestarle atención de lo contrario nos traerá consecuencias poco saludables a nuestra vida, salud física y mental.

Existen muchas razones por la cual nos podemos enojar, sin embargo, hay dos factores importantes que nos ayudará a entender:

  • Factor interno: (Todo lo que viene de adentro de nosotros/as) pensamientos que tenemos sobre los demás y sobre nosotros mismos, experiencias desagradables que pueden representar una amenaza, preocupaciones…
  • Factor externo: (Todo lo que viene de afuera) discutir con alguien, problemas cotidianos, situaciones que se nos salen de las manos, situaciones que vayan en contra de la cosmovisión que tenemos de la vida.

Los cambios psicofisiológicos que experimentamos es un reflejo de nuestro cuerpo y lo prepara para atacar o huir. Les compartimos algunos de los síntomas que podemos sentir:

  • Irritabilidad
  • Deseo de defenderse o protegerse
  • Se acelera la respiración
  • No podemos pensar con claridad
  • Podemos sentir las orejas o cara calientes
  • Aumenta la presión sanguínea

Maneras saludables para expresar o liberar la ira:

La idea de poder controlar la ira es lograr disminuir su intensidad y estar pendiente de las alertas fisiológicas que se activan porque en esos momentos es cuando la ira se apodera de nosotros y nuestra capacidad de pensar se nubla por completo.

Debemos hacer una pausa para pensar y así tomar una decisión que no tenga un impacto negativo en nuestra vida.

Algunas recomendaciones:

  • Mirar hacia dentro y hacernos preguntas con curiosidad: ¿por qué esta situación me enoja tanto? ¿Qué me estará comunicando esta rabia? ¿Realmente tengo el control de esta situación?
  • ¿Es un factor externo o interno?
  • ¿Qué le que pasa a mi cuerpo? ¿Cuáles son las alarmas que se activan en mi cuerpo?
  • Respirar profundamente o contar hasta 100
  • Tomarnos un tiempo afuera, alejarnos del lugar hasta poder calmarnos.
  • Podemos hacer ejercicio para liberar ese enojo
  • Compartamos con algún ser querido o de confianza cómo nos estamos sintiendo y lo que nos ha molestado.
  • Comuniquemos nuestro sentir a las personas involucradas en el conflicto y pensar juntos(as) cómo pueden solventarlo.
  • Escribir su enojo y malestar, ya sea en un cuaderno o papel.

Recordemos que todos los rangos de emociones son importantes porque nos están comunicando algo que necesitamos de la otra persona o necesitamos hacer. Y en este caso el enojo puede ser una oportunidad de aprender y sobre todo poner límites saludables.