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El Dr. Juan Miguel Pascale entrega el premio a la Dra.Mairim A. Solís Tejada Foto: Cortesía/Senacyt

Cuando tenía 17 años de edad, la hoy Dra.Mairim A. Solís Tejada, pasaba frente al edificio del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (ICGES) y “soñaba con estar entre esas paredes”.

“Para mí eran paredes de genios, de personas que podían brindar soluciones a la humanidad”, recuerda.

Hoy la Dra. Solís Tejada, a la vuelta de la vida de esa jovencita de 17 años, logró su sueño: vive entre esas paredes fascinantes que albergan a genios, quienes hacen posible, desde la ciencia, construir un mundo mejor.

Ella, como profesional, esposa y madre de cinco hijos, es un ejemplo de las científicas que en la sociedad panameña y global rompen el techo de cristal.

Pero además, la Dra. Solís Tejada, quien algún día soñó con trabajar entre genios, ve su genialidad premiada a propósito de la entrega, este martes 29 de septiembre, del Premio Nacional L’Oréal – UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia” 2020, acto que tuvo lugar en ceremonia virtual.

Esta iniciativa es apoyada por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), a través de la Dirección de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico (I+D) y “busca fomentar el desarrollo de las mujeres que han dedicado su trabajo y estudios a la ciencia”.

La investigadora fue premiada por su proyecto “Potencial terapéutico para COVID-19 de células madre mesenquimales derivadas de la placenta de donantes positivas a SARS-CoV-2”.

Al respecto el galardón otorga $10,000.00 para continuar apoyando el desarrollo de este estudio.

Participaron en la premiación virtual el Dr. Víctor Sánchez Urrutia, secretario nacional encargado de la Senacyt; Gilles Delaunay, director general de L’Oréal Centroamérica; Juan M. Pascale, director del ICGES y la Dra. Oris Sanjur, directora interina del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales.

El discurso de la Dra.Solís Tejada estuvo lleno de agradecimientos al Gorgas “por impulsarme y porque nunca me cortaron las alas” y, en particular, porque la respaldaron en esta iniciativa.

Por otra parte, reconoció que el Premio Nacional L’Oréal – UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia”, es una plataforma que permite hacer visible la labor de las mujeres científicas, esfuerzo que “no se conoce mucho”.

“Este premio es a un proyecto, a una iniciativa científica y  deja ver la capacidad de las mujeres en el ámbito científico”, resaltó y valoró que Senacyt respalde esta plataforma y la lleve “con éxito y rigurosidad científica”.

Expresó que la unión de esfuerzos para impulsar esta investigación también deja como mensaje lo oportuno de la colaboración científica al momento de ofrecer respuestas oportunas.

“Llevamos este proyecto con los ojos cerrados; con limitantes, pero no había excusas. Seguimos adelante y qué bueno poder recibir este reconocimiento, aliento a nuestro grupo de investigación”, afirmó.

Dijo aplaudir con gran alegría la labor de cada una de las científicas y personal del Gorgas.

“No se imaginan la labor titánica para sacar la respuesta a los diagnósticos, en los laboratorios y, sin embargo, solo se ve un espíritu de contribución, dejarse uno a un lado por el bien de la colaboración” y eso lo ha hecho posible un gran número de mujeres, observó.

Agradeció a Dios y a su familia. A su esposo y a sus cinco hijos “que son mi impulso para día a día hacer una diferencia”.

Sabe que como científica, junto a otras voces con la suya, son un ejemplo para “todas esas niñas que quisieran sacar adelante sus sueños y anhelos en nuestra vida profesional”.

Romper el techo de cristal

Correspondió a la Dra. Oris Sanjur cerrar el evento con la charla Mujeres, ciencia y liderazgo: rompiendo el techo de cristal, que tiene en ella misma y en la Dra. Mairim A. Solís Tejada, ejemplos de casa de cómo se logra alcanzar y pasar la frontera de cristal.

La Dra. Sanjur reconoció el esfuerzo de L’Oréal y Senacyt por dar visibilidad a la mujer en ciencias con este tipo de galardón.

La Dra. Sanjur comenzó por reconocer el legado de Clara González, la primera mujer panameña en obtener una licenciatura en Derecho.

Luchó por el derecho al voto de la mujer y en 1948 se convirtió en la primera candidata a la vicepresidencia de Panamá.

“Clara en su momento rompió lo que llaman el techo de cristal, es decir, las barreras que enfrentan las mujeres para alcanzar sus metas y posición de liderazgo. Hoy, casi un siglo después, aun cuando hemos logrado avances en términos de equidad e igualdad todavía el tema de la equidad no se ha superado”.

Indicó que solo el 30% de las científicas son mujeres “y si algo queda en evidencia es la importancia de hacer ciencia, tanto por hombres como por mujeres”.

Citó los resultados del Diagnóstico género sobre la participación de las mujeres en la ciencia en Panamá, que elaborado por la Senacyt, demostró que existía segregación vertical y horizontal.

La vertical se expresa en el llamado “efecto tijera”: Las carreras inician con un mayor porcentaje de mujeres, pero al avanzar en su desempeño profesional, disminuye su presencia hasta casi no existir en posiciones de liderazgo.

La horizontal se expresa en la distribución desigual de las mujeres en áreas de ciencias: Hay más en Medicina y menos en Ingeniería.

Otras inequidades se observan los estereotipos sobre la capacidad científica de las mujeres y su liderazgo y la mayor carga doméstica que dificulta su promoción.

Con respecto a los estereotipos, advirtió que las imágenes de los científicos son “persistentemente masculinas”, “las madres son vistas como menos competentes que las mujeres que no son madres” e incluso, a pesar de su valor, las mujeres pueden generar el “síndrome del impostor” al no confiar en sus capacidades y logros.

Este estudio también aborda la penalización en el caso salarial, con un desbalance que va en contra de la mujer.

Desde el punto de vista familiar, puede ocurrir que las mujeres “que alcanzan la permanencia tienen menos probabilidades de tener hijos que los hombres que la alcanzan”.

De lado del hombre también pueden “sufrir una penalidad por ser papás”.

Otra realidad que aborda el estudio “es la discriminación basada en género y el acoso sexual que aún existe en las ciencias académicas”.

La Dra. Sanjur detalla que hay varios aliados para hacer posible más fácil el camino de la mujer científica.

Recibir apoyo doméstico, contar con maridos aliados, empoderarse como persona, disponer de condiciones económicas favorables, tener mujeres referentes o mentoras, son algunas de estas condiciones facilitadoras en la carrera de las mujeres científicas.

También compartió sus propias claves del éxito:

Contar con una “junta directiva” personal que incluye a amigos y familia; generar una marca personal que supone expresar cómo se hace, divulga y representa “la ciencia que hacemos”.

Por otra parte, recibir mentorías y ser mentores, porque si es importante recibir también lo es devolver.

Subraya también el valor de la educación de manera integral y no solo en la parte académica.

Otro componente es asumir el liderazgo, desde una perspectiva de actuar, en este caso, como embajadoras de la ciencia y transmitir su valor e importancia.

No menos importante, incluir a los hombres “como parte de la conversación”.

Puso el ejemplo de la  Dra. Mairim A. Solís Tejada, quien aprovechó el momento de crisis de la pandemia y lo convirtió en una oportunidad para impactar desde la ciencia y procurar soluciones.

Su mensaje final, con vigencia hoy, mañana y siempre: El mundo necesita ciencia y la ciencia necesita y mujeres y niñas.

Violeta Villar Liste
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