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Por: Dr. José L. Cevallos MD, PhD

El Dr. José L. Cevallos MD, PhD es Médico Cirujano egresado de la Universidad Central de Venezuela (1963). Médico especialista en Medicina Interna, UCV (1968). Médico especialista en Endocrinología, Harvard Medical School of Medicine, Boston, USA (1971). Doctor en Ciencias Médicas (PhD), UCV (2003). Director del Laboratorio de Investigaciones Clínicas de la Facultad de Medicina, UCV (1975-presente)

Hablaremos en esta entrega de la composición de los alimentos o nutrientes, los cuales como es sabido se pueden agrupar en tres “Familias”: Proteínas, grasas y carbohidratos; en varios “complementos nutricionales” denominados vitaminas, además de varios “elementos químicos” puros conocidos como “minerales”.

La salud nutricional de un individuo, depende de la adecuada ingestión en calidad y cantidad de todos estos componentes, a lo largo de la vida del mismo. De allí la conocida frase: “Somos lo que comemos”, ya sea en defecto o en exceso, cual es el caso de lo que nos ocupa: la obesidad.

 También nos es familiar al referirnos a las “familias” antes citadas, la clasificación de las mismas en alimentos “plásticos” y alimentos “energéticos”, siendo los primeros las grasas y las proteínas y los carbohidratos los segundos. En otras simples palabras los plásticos contribuyen a la formación estructural del organismo: Sistema músculo esquelético y visceral y los energéticos a poner en funcionamiento dicho organismo.

Pasemos ahora a tratar de cuantificar, en unidades medibles denominadas “calorías”, el valor de las familias de alimentos ya señalados. Entendiéndose por caloría, la capacidad de producir calor al “quemarse” dentro o fuera del organismo.

Las proteínas y carbohidratos tienen un valor de 4 calorías por gramo (4 Cal/gr) y las grasas o lípidos de 9 Cal/gr. Las vitaminas y minerales no tienen un valor calórico per sé, sino que integrados en los nutrientes, contribuyen indispensablemente a la composición corporal y al metabolismo general de los organismos vivientes.

 Sería prolijo referirnos al mecanismo de acción de todos y cada uno de los minerales y vitaminas, nos limitaremos a dar algunos ejemplos, de como el calcio, fósforo, flúor y  magnesio son indispensables en la formación del esqueleto; el hierro en la formación de hemoglobina; del yodo en las hormonas tiroideas, del cobalto en los glóbulos rojos y del cinc en el metabolismo general…

Por otro lado, las vitaminas, que se dividen en solubles en agua o en grasas (hidro y liposolubles): vitamina C y el complejo B entre las primeras y A,D,E y K entre las segundas, se encuentran por lo tanto en los alimentos con gran contenido de agua y  de grasas  respectivamente, funcionando como “catalizadores” Indispensables para todas y cada una de las funciones metabólicas y estructuras celulares del organismo.

Pasaremos en la próxima entrega  a referirnos a los requerimientos alimentarios en términos de calorías, de organismos superiores como el nuestro, los cuales varían apreciablemente con la edad, el sexo, el embarazo, el clima, la actividad física,  la conducta, el temperamento, las costumbres, los hábitos, la disponibilidad de nutrientes y muchos otros factores a veces imperceptibles o imponderables, que contribuyen a que la suma de todos ellos, se reflejen en una sola variable: el peso corporal, y en particular en el tema que nos ocupa, la obesidad.

Por: Dr. José L. Cevallos MD, PhD