fbpx
Imagen de Freepik

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá.
Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas, es presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e Hipertensión
Miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

El sobrepeso y la obesidad pueden aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Puede provocar diabetes, hipertensión, infarto agudo de miocardio, enfermedad renal crónica y algunos tipos de cáncer (endometrio, mama, colon y riñón).

En los últimos 10 años, la prevalencia de sobrepeso a nivel nacional se mantuvo, sin embargo, la prevalencia de la obesidad aumentó un 15.1 %, según los datos del Censo Nacional de Salud del 2018. 

En estudios observacionales en España, en donde la prevalencia de obesidad es alrededor del 25%, han estudiado que la prevalencia de desarrollar enfermedad renal es de un 3%.  Se estima que el 13,8% de los pacientes con enfermedad renal crónica en hombres y el 24,9% en mujeres, de países industrializados, puede estar asociada con sobrepeso u obesidad.

Hay múltiples causas de obesidad: genéticas, antecedentes familiares, estilos de vida poco saludable, inactividad física, trastornos psiquiátricos, desequilibrios hormonales, y los hábitos alimenticios.

¿Cómo la obesidad afecta el riñón?

La obesidad puede causar enfermedad renal crónica a través de diversas formas. Se conoce que el aumento de peso por sí solo no es suficiente para inducir daño renal. La obesidad produce daño renal de forma secundaria ya que aumenta el riesgo de diabetes mellitus, hipertensión y daño cardiovascular, que son factores de riesgo reconocidos en la progresión de la enfermedad renal.

De manera más directa, a nivel de las células del riñón, se produce un aumento de presión para tratar de realizar el trabajo metabólico.  

Este aumento de presión, mantenido por un período prolongado, produce un fenómeno conocido como hiperfiltración, es decir, aumenta en cantidad el trabajo celular. Estas alteraciones hemodinámicas, inflamatorias, están asociadas a disregulación de secreción de factores de crecimiento y citoquinas en los adipositos o adipocitoquinas .

Podemos mencionar dos adipocitoquinas: la leptina y la adiponectina. En la obesidad, existe un aumento de la secreción de leptina y una disminución de adiponectina. Estas producen alteración en el sistema simpático, el sistema renina-angiotensina, aumentan la inflamación, el estrés oxidativo y resistencia a insulina. 

La leptina produce estrés oxidativo y glomeruloesclerosis, que se traduce en fibrosis renal y aumento de pérdidas de proteínas en la orina.

La adiponectina puede disminuir la disfunción de los podocitos, células renales especializadas, pero su secreción en la obesidad está disminuida, por lo que hay un aumento en el daño de las estructuras podocitarias en la obesidad,  que también se traduce en aumento de pérdidas de proteínas en la orina.

Además, se ha visto que el exceso de grasa visceral estimula factores de crecimiento como TGF-ß y sistema renina-angiotensina, que promueven la fibrosis renal.

¿Luego de disminuir de peso hay mejoría en la enfermedad renal?

Los datos de seguimiento en los estudios de obesidad indican que al disminuir peso, la enfermedad renal revierte o se retrasa la progresión, dependiendo del grado de cronicidad que haya sufrido el órgano.

Los cambios patológicos que se observan en el riñón de los pacientes obesos, pueden resumirse en: acumulación ectópica de lípidos y aumento de los depósitos grasos en el seno renal (al igual que se puede observar alrededor del hígado, como es el caso del hígado graso),  desarrollo de hipertensión glomerular e incremento de la permeabilidad glomerular generada por un estado de hiperfiltración, el cual se asocia al daño en la barrera de filtración glomerular y finalmente, el desarrollo de glomerulomegalia (glomérulos que crecen para compensar el trabajo) y glomeruloesclerosis focal y segmentaria (glomérulos que se cicatrizan producto de sobre trabajo a nivel renal).

Recomendaciones para mantener su peso

  • Mantenerse físicamente activo, debemos iniciar con sesiones de 10 min 3 veces a la semana hasta progresar con un mínimo de 30 minutos diarios de actividades de intensidad moderada (caminatas, danza, natación o ciclismo), ya que  pueden reducir en 40% el riesgo de desarrollar diabetes y otras enfermedades, como la enfermedad renal crónica.
  • La grasa en las comidas endurece tus arterias, agota tu corazón y promueve la acumulación de azúcares en forma de grasa. Aumente la ingesta de frutas y verduras en su dieta diaria y disminuya el consumo de azúcares refinados.
  • Sea ejemplo para su familia estilos de vida saludables. La prevención y los estilos de vida saludables desde la niñez son el secreto para mantenerse saludables a lo largo de la vida. Empiece el día con un vaso de agua.
  • Conozca sus cifras de tensión arterial, de glicemia y de peso corporal. Establezca metas a corto, mediano y largo plazo para un buen control.
  • No fumar, evitar excederse con el alcohol y dormir el tiempo suficiente.
  • La clave para mantener su salud, a pesar de la Enfermedad Renal Crónica o alguna de sus enfermedades precursoras, está en reducir de peso, alimentarse saludablemente yrealizar actividad física moderada y constante.

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI