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Dr. Alcibiades E. Villarreal, Dra. Giselle Rangel, Dra. Diana Oviedo, Dra. Gabrielle B. Britton (en el centro). A su derecha, Sofía Rodríguez-Araña; a su izquierda: Elianne Pauli y Daiane Fonte
Violeta Villar Liste

La Iniciativa de Investigación Enfocada en el Envejecimiento en Panamá (Panama Aging Research Initiative en inglés, conocido por su abreviatura de PARI) que lideran científicos adscritos al Centro de Neurociencias del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá (INDICASAT-AIP) cumple su primera década. En este espacio se analizan sus avances y aportes

Lograr la inmortalidad es imposible: lo posible es envejecer de manera saludable, con capacidades cognitivas y físicas óptimas que permitan a la persona mayor transitar esta etapa sin el estigma de vejez igual a enfermedad.

La investigación científica ha logrado ganarle años de vida al ser humano y si antes las enfermedades se llevaban a los seres humanos a los 30 años, ahora vivir hasta los 80, 90 e incluso el siglo, es posible.

Pero no se trata de vivir más y sí de vivir más y bien.

Esta meta da sentido a la Iniciativa de Investigación Enfocada en el Envejecimiento en Panamá (Panama Aging Research Initiative en inglés, conocido por su abreviatura de PARI) que lideran científicos adscritos al Centro de Neurociencias del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá (INDICASAT- AIP) y que en este septiembre 2022 cumple sus primeros diez años.

¿Por qué estudiar el envejecimiento de manera local? Porque los determinantes económicos, sociales y culturales llevan a que las personas vivan de manera particular según su entorno.

El dato: En 2050 una de cada 4 personas tendrá más de 60 años; será el grupo de mayor crecimiento

Además, este tipo de investigación aporta información de gran utilidad para las políticas públicas. Por ejemplo, cuando se creó el Programa de InvalidezVejez y Muerte (IVM) de la Caja de Seguro Social (CSS) luego de jubilarse, la persona podía vivir unos 10 años.

Ahora se vive más y esto debe cambiar, desde la manera de calcular las pensiones hasta los programas que consideren el cuidado y la atención de las personas mayores y aspectos que no son menores: casas de recreación, modelos de asistencia e incluso mejores aceras para que puedan caminar y socializar.

Estas reflexiones, a propósito de la primera década de PARI, las abordó el equipo que lidera la iniciativa, para que los lectores comprendan por qué es importante conocer el envejecimiento, su relación con la enfermedad degenerativa neurológica, qué se ha hecho en Panamá y medidas de prevención.

La Dra. Gabrielle B. Britton, PhD en Psicología y Neurociencias, investigadora y coordinadora del Centro de Neurociencias del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá (INDICASAT- AIP) que impulsa PARI, está acompañada por un equipo de altísimo nivel en este estudio del envejecimiento:

  • Dr. Alcibiades E. Villarreal, doctor en Biotecnología e investigador del Centro de Neurociencias del INDICASAT-AIP y de la Unidad de Investigación Clínica.
  • Dra. Diana Oviedo, doctora en Neurociencias e investigadora asociada del INDICASAT-AIP – Centro de Neurociencias y docente y coordinadora de investigación para la Escuela de Psicología de la Universidad Santa María La Antigua (USMA).
  • Dra. Giselle Rangel, PhD. en Biociencias moleculares, adscrita al Centro de Neurociencias y de la Unidad de Investigación Clínica.
  • Dra. María Beatriz Carreira, PhD y Licenciatura en Psicología, investigadora del Centro de Neurociencias-Unidad de Investigación Clínica y Bioterio.
  • Sofía Rodríguez-Araña: Psicóloga, con estudio secundario en Ciencias Biológicas. Asistente de investigación de PARI.
  • Elianne Pauli y Daiane Fontes: asistentes de investigación del Centro de Neurociencias de INDICASAT-AIP.
  • Como parte del equipo de estudiantes asistentes activos y voluntarios: Ashley Lezcano, Katerine Cáceres, Carlos Chavarría, Gabriela Villarreal, Luis Santos y Yadyra Yánez.

Vivir con calidad

La Dra. Gabrielle B. Britton comenta que si el gran logro de la humanidad fue extender el tiempo de vida, la meta ahora es ampliar la calidad de la existencia con menos enfermedades crónicas, cardiacas, cerebrales y de movilidad.

Dra. Gabrielle B. Britton

La Dra. Britton recuerda que vuelve a Panamá en el año 2006, como parte del programa de repatriación de talento de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT).

Llega con la misión de crear el Centro de Neurociencias de INDICASAT-AIP.

Su retorno propicia varios diálogos, entre otros con el Dr. Jagannatha Rao, quien era director del INDICASAT-AIP, con el Dr. Alcibiades E. Villarreal y la médico geriatra Lee Anne Gómez, de la Caja de Seguro Social (CSS), con quienes define la necesidad de generar una línea de investigación prioritaria en Panamá:  se acuerda que sea el envejecimiento, centrado en las enfermedades neurodegenerativas y crónicas asociadas a la edad.

Nace PARI, iniciativa que además de los fundadores, incluye a distintos especialistas, integrados en este consorcio científico cuyos trabajos de investigación publicados en revistas indexadas e internacionales superan los 20.

Incluso, es una línea que se articula con el trabajo de los demás centros de investigación de INDICASAT-AIP.

Los tres centros de investigación del INDICASAT-AIP
 
El Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá (INDICASAT-AIP), tiene tres centros de investigación:

Centro de Biodiversidad y descubrimiento de drogas (CEDD) liderado por el Dr. Marcelino Gutiérrez. Fue creado “con el objetivo de encontrar moléculas nuevas con el potencial para el desarrollo de drogas a partir de la biodiversidad marina panameña”.
 
 
Centro de Biología Celular y Molecular de Enfermedades (CBCMe), coordinado por la Dra. Carmenza Spadafora, realiza investigaciones “en las áreas de parasitología, inmunología, genética y biología molecular”.

 
Centro de Neurociencias, coordinado por la Dra. Gabrielle Britton, tiene tres áreas de investigación: Envejecimiento; biomedicina regenerativa y desarrollo de modelos animales para el estudio del envejecimiento y enfermedades neurodegenerativas, procesos de memoria, entre otros.
 

En el reciente estudio internacional, Prevalencia de la demencia en los países de América Latina y el Caribe: revisión sistemática y metanálisis que exploran la edad, el sexo, la ruralidad y la educación como posibles determinantes (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35931410/), se cita el trabajo de PARI como la referencia por Panamá.

De la CSS a la experiencia comunitaria

Parte del equipo que hace posible la primera década de PARI

El 1° de septiembre de 2012 inicia el estudio PARI en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo Arias Madrid de la CSS.

La primera persona procedía de Colón.

En esta etapa reclutaron entre septiembre 2012 y marzo 2013, la primera ola de personas igual o mayores de 65 años de edad, con la meta esencial de caracterizar los diferentes factores de salud que afectan a las personas mayores y a la vez tratar de entender el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento.

En total (primera etapa) logran sumar a 423 personas que llegaban al servicio de Geriatría de la CSS, el cual atiende a más del 70% de la población asegurada, con rango de edad de 65 a 102 años.

En una segunda etapa el criterio fue personas igual o mayores de 60 años de edad, captados de manera voluntaria en la comunidad, ya no en la CSS, con lo cual la muestra se situó en 470 personas (los de CSS más la nueva cohorte), con quienes se estudian 500 variables para producir resultados.

La tercera etapa inició  el 29 de agosto del 2022, también con voluntarios de la comunidad, y esta vez personas igual o mayores de 50 años de edad.

Una década saludable
 
La Organización Mundial de la Salud denominó al lapso 2021-2030 la Década del Envejecimiento Saludable, la cual “ofrece la oportunidad de aunar a los gobiernos, la sociedad civil, los organismos internacionales, los profesionales, las instituciones académicas, los medios de comunicación y el sector privado en torno a diez años de acción concertada, catalizadora y de colaboración para mejorar las vidas de las personas mayores, sus familias y las comunidades en las que viven”.
Fuente: OMS
 

Pasar de la muestra de la CSS a la comunitaria fue una decisión acertada: les ha permitido tener una representación muy poderosa de los extremos de la sociedad panameña y contar con una población sana que puede desarrollar cuestionarios y aportar insumos para analizar con mayor rigurosidad aspectos como nivel educativo y envejecimiento.

Por ejemplo, la Dra. Britton analiza que mejor nivel educativo permite mayor reserva cognitiva, flexibilidad y estrategias de compensación si la memoria se debilita.

Este estudio longitudinal, ahora con personas mayores de 50 años, va acorde con las tendencias internacionales porque la edad mediana es un tiempo crítico donde grandes cambios deben ocurrir para lograr un envejecimiento bastante sano, explica la Dra. Britton.

Si desde esa edad la persona se mantiene sana, es activa, con una red social de apoyo y detecta a tiempo problemas de depresión o auditivos, es más difícil que sufra de Alzheimer, enfermedad que se expresa con síntomas como pérdida de la memoria, deterioro del juicio, pérdida de habilidades motoras, cambios en el comportamiento y síntomas psicológicos, psiquiátricos y conductuales que además no tiene cura con medicamentos, pero sí es posible evitarla, o retrasar su llegada, al modificar conductas.

¿Y por qué preocuparse de manera específica del Alzheimer en este estudio?

El Dr.Alcibiades E. Villarreal explica que el Alzheimer es el tipo más común de demencia: no  permite llevar una vida adelante.

Hay una segunda demencia de interés por su impacto en Panamá: la vascular, asociada con el padecer enfermedades cardiovasculares como la hipertensión, que ocasionan microinfartos que dejan sin funcionar algunas regiones del cerebro.

Además, hay demencias que pueden aparecer como consecuencias de traumatismos craneoencefálicos o golpes a la cabeza; otras demencias reversibles, temporales por baja concentración de vitamina B12 u otras por tendencias alcohólicas, pero la de mayor interés por su frecuencia en la población de individuos de edad avanzada es Alzheimer, argumenta el Dr. Villarreal.

Alzheimer: Estudiar desde la identificación de biomarcadores serológicos y genéticos hasta su relación con enfermedades infecciosas como factor detonante

Los científicos que trabajan con PARI, adscritos al Centro de Neurociencias del INDICASAT-AIP, han desarrollado varios temas según sus líneas de investigación y como aporte al envejecimiento saludable.

El Dr. Alcibiades E. Villarreal estudia el uso de biomarcadores del envejecimiento y del deterioro cognitivo para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer en etapa temprana.

Su interés principal es analizar biomarcadores serológicos y genéticos, entre ellos, el genotipo de la Apolipoproteína E alelo 4, porque es el principal factor de riesgo genético para Alzheimer esporádico y quien lo presenta tiene más riesgo de sufrir la enfermedad a largo plazo.

Además mediante colaboración entre Panamá y Estados Unidos, analiza  perfiles de biomarcadores en sangre para detectar a tiempo la enfermedad de Alzheimer, antes que ocurran cambios permanentes en el cerebro.

Con más de 800 participantes evaluados, ha logrado una data importante y tiene en marcha un proyecto pionero en Panamá para estudiar más de 4,000 genes relacionados a enfermedades neurodegerativas y elaborar perfiles que permitan establecer comparaciones.

Un marcador es toda aquella herramienta que permite medir y determinar efectos.

Punción lumbar o resonancia magnética también se utilizan para el diagnóstico de Alzheimer, pero el grupo de PARI apunta al marcador biológico en sangre porque es una opción menos invasiva y más asequible en la atención primaria, que es donde se debe centrar la identificación de personas propensas a desarrollar esta enfermedad antes de que ocurra.

“El objetivo es que esos resultados sean replicables en los sistemas de salud”, señaló.

La Dra. Giselle Rangel conduce en PARI la línea de investigación que relaciona el vínculo entre las enfermedades infecciosas con las enfermedades del cerebro.

“Hay muchas teorías de por qué las personas enferman de Alzheimer y una de las últimas tendencias indica que existe un factor ambiental involucrado.

En ese sentido potencialmente algunas enfermedades infecciosas puedan desencadenar neuroinflamación y eventualmente llevar al desarrollo de deficiencias de la función cognitiva o predisponer al desarrollo de Alzheimer”.

Infecciones virales como  herpes simple, citomegalovirus y el virus del VIH o bacterias tipo Helicobacter pylori, parásitos como el Toxoplasma gondii, entre otros agentes infecciosos podrían poner en riesgo a la persona de sufrir deterioro cognitico y Alzheimer en su edad avanzada.

PARI ya cuenta con un gran recurso de data y un banco biológico de muestras de unos 800 participantes, que aportan como elemento diferencial a la investigación internacional, el contar con análisis desde un país de características tropicales.

La Dra. Diana Oviedo está a cargo del estudio de la parte de salud cognitiva y mental del programa.

Ahora han incorporado la COVID-19 como variable porque la literatura “señala que la salud mental se ha visto muy afectada por distintos motivos: la cuarentena, la falta de acceso a distintos servicios recreativos, el distanciamiento social ha tenido graves consecuencias e incluso personas que estuvieron contagiadas manifiestan secuelas”.

Las personas se someten a los cuestionarios para determinar cuadros de ansiedad o de depresión y si bien no hay un objetivo de diagnóstico, según los resultados se les recomienda acudir al psicólogo, al psiquiatra o, en el caso de la memoria, a la consulta en Neurología o Geriatría.

La Dra. Oviedo lideró el reciente estudio Respuesta psicosocial a la pandemia del COVID-19 en Panamá, publicado en la revista Frontiers in Public Health, el cual analiza, entre otros aspectos, que las mujeres experimentaron más síntomas de depresión, ansiedad y estrés que los hombres a causa de la pandemia: Primer reporte del impacto psicológico del COVID-19 en población panameña revela mayor afectación en las mujeres

La Dra. María Beatriz Carreira también está en PARI y junto con sus alumnos hace estudios en animales y ensayos celulares “porque la biología de la edad de Alzheimer es una fuente indispensable de información y lo que hemos aprendido sobre las proteínas asociadas a la enfermedad sale de la investigación básica”, precisa la Dra. Britton.

Sofía Rodríguez-Araña, en nombre del equipo de asistentes de investigación, cuenta que como joven es una experiencia enriquecedora participar en un estudio que procura un envejecimiento saludable en la población.

Organización, capacitación y férrea logística es otra parte del trabajo que destaca en el grupo PARI.

Particular reconocimiento a los y las participantes quienes celebran ver cómo su aporte “será un legado al país y a la investigación en Latinoamérica en general”.

Por una vejez saludable

Los investigadores de PARI recomiendan a las personas practicar varios consejos como parte del transitar hacia una vejez saludable.

La Dra. Diana Oviedo pide a las personas estar activas de manera física y mental: aprender cosas nuevas, hacer actividades diferentes, mantener las relaciones sociales y cuidarse en el caso de quienes sufran enfermedades crónicas.

Sofía Rodríguez-Araña también insiste en el punto de la soledad, en la necesidad de buscar interacción y no estar solos, lo cual incluye a los jóvenes. El estudio sobre el impacto psicológico de COVID-19 en la población panameña demostró más efectos perjudiciales en los jóvenes que en el adulto mayor.

“La única herramienta contra las enfermedades es el estilo de vida saludable”, sostiene el Dr. Alcibiades E. Villarreal, quien señala que se puede reducir hasta en 30 y 35% la demencia si se adoptan cambios de vida.

La Dra. Giselle Rangel aborda la prevención desde la perspectiva de género: las mujeres vivimos más, pero con más deterioro y lo podemos manejar con factores protectores. Es un llamado al cuidado de nuestra salud física y mental e internalizar cambios en nuestra vida diaria que disminuya la carga de tareas demandantes como la crianza de los hijos y el cuidado de familiares enfermos.

La Dra. Gabrielle B. Britton cuenta que este exhorto a la prevención no se queda en los laboratorios de INDICASAT-AIP: promueven actividades de divulgación como charlas organizadas en el Parque Omar y en el interior del país, participan en el Café Científico de la SENACYT, visitan los medios y tienen en sus estudiantes, aliados que difunden ciencia.

El asunto gris de esta historia (y nunca mejor dicho porque el rosado cerebro, al morir, se vuelve gris) conduce al presupuesto.

“La inversión en ciencia en Panamá está por debajo del 0.13% del Producto Interno Bruto (PIB) cuando lo recomendable sería destinar el 1% del PIB. Si llegamos al 0.50% sería incluso el promedio regional, pero tampoco logramos esa cifra”, reflexiona la Dra. Britton.

La sostenibilidad de este tipo de proyectos viene de la posibilidad de contar con generación de relevo, de ampliar la investigación y lograr un real impacto que permita desde la ciencia cerrar la brecha de la pobreza y la desigualdad, afirma.

Incluso desde PARI tienen la posibilidad, con los expertos del Ministerio de Salud (MINSA) y la CSS, de definir una política de envejecimiento que siente las bases de este grupo que juntos, jóvenes y adultos, luchan con el mismo respeto y compromiso por un mañana en el cual envejecer sea la etapa de un proceso y no el comienzo de una larga enfermedad.

Violeta Villar Liste
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