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Por Urania Cecilia Molina

Urania Cecilia Molina periodista panameña con más de 20 años de experiencia. Aborda temas de Salud, Educación, Discapacidad , Mujer y Superación Personal 

Acercarse a una farmacia para descubrir que el medicamento que te recetaron para controlar tu padecimiento supera tus posibilidades económicas es una realidad a la que se enfrentan a diario los panameños, en particular aquellos que lidian con una enfermedad crítica, crónica o degenerativa, para la cual no se usa uno, sino varios fármacos.

La intranquilidad que le produce a los ciudadanos tener que buscar medicinas en las farmacias privadas, de manera regular por el desabastecimiento en la Caja de Seguro Social (CSS), llegó al punto que obligó al Gobierno central a tomar acciones para tratar de zanjar esta dificultad en beneficio de los usuarios presentes y futuros.

Laurentino Cortizo, presidente de la República, anunció este lunes 14 de febrero que asignó al vicepresidente, José Gabriel Carrizo, como el coordinador del tema de medicamentos: junto a representantes de la Asamblea Nacional, la Presidencia de la República, la Universidad de Panamá, Ministerio de Salud (Minsa), Contrataciones Públicas, Ministerio de Gobierno, Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia (Acodeco) deberá buscar los mecanismos que permitan la reducción del precio de los medicamentos.

Pasar del “no hay al sí hay en medicamentos” es uno de los objetivos de esta comisión, la cual busca terminar con el problema a través de compras únicas de medicamentos con precios de referencia a través de un Centro Nacional de Compra de Medicamentos e Insumos que incluye la opción de hacerlo por medio de la Organización Panamericana de la Salud y la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos.

Otros aspectos que incluye la propuesta para lograr un abastecimiento efectivo de los medicamentos, es la puesta en ejecución de los programas logísticos y tecnológicos para una mejor planificación y un efectivo control del inventario, desde las órdenes de compra, recibo en depósito y la entrega de medicamentos al paciente.

Otra medida sería el establecimiento de farmacias populares en barrios y comunidades con la finalidad de ofrecer medicamentos de calidad a buenos precios, además de crear el Observatorio Panameño de Medicamentos, en coordinación con Acodeco, para ampliar la canasta básica de medicamentos.

El anunció llenó de esperanza a Rosa, una señora de 80 años de edad, quien sobrevive con una pensión de $261.18 mensual, la mínima que otorga la Caja de Seguro Social (CSS) y el apoyo que le pueden brindan sus tres hijos, mayores de edad y casados. Regularmente recibe de la entidad de seguridad social los fármacos para controlar sus enfermedades, pero muchas veces no los encuentra y debe recurrir a la farmacia privada.

En esas ocasiones, las cuales fueron varias el año pasado, debió destinar de su pensión unos $56.40 para adquirir las medicinas, porque dejar de tomarlas significa que se le pueden agravar las enfermedades que padece, una de ellas tan delicada como la hipertensión.   

“En los últimos meses siempre he tenido que comprar en la farmacia privada porque o no las recibo o me las entregan incompletas y dejar de usarlas no es una opción”, indicó Rosa.

El precio de los fármacos

Rosa, un nombre común, representa a las decenas de usuarios de la CSS y el Minsa que esperan desde hace años un cambio que impacte favorablemente el precio de las medicinas para el consumidor porque es el mismo periodo que llevan escuchando que “los medicamentos en otros países son más baratos”.

La presidenta de la Fundación de Artritis Reumatoidea, Enma Pinzón, compartió con Rosa el argumento de que los medicamentos en las farmacias privadas son muy altos.

Los precios, indicó Pinzón, los lleva a aspirar a contar con el abastecimiento continuo en las instituciones del Estado y no tener que acudir a comprarlos porque la escasez en entidades como la CSS aumenta la demanda a nivel privado y por ende propicia el alza de precios.

No obstante, aseguró que los precios altos de las medicinas no son exclusivos de Panamá porque en visitas a países como República Dominica, Guatemala o Ecuador adquirió algunos y los precios son más altos o iguales que en Panamá. 

“Sería interesante contar con una referencia de países con el mismo o parecido salario mínimo que tiene Panamá”, sostuvo Pinzón.

Agregó que existen factores que también pueden influir en el costo de las medicinas:  el hecho de ser un país pequeño, menos de 5 millones de habitantes, poseer el salario mínimo más alto de América Latina y un favorable Producto Interno Bruto (PBI) lo cual a su vez impacta de manera directa en los precios de renglones como la energía eléctrica, la gasolina y la comida, por mencionar algunos.

Para Pinzón también existe “un abuso” en el descuento del 20% a los que por ley tienen derecho los jubilados, porque lo solicitan tengan o no derecho. “Influye en el precio ya que todo el que puede, tenga derecho o no, lo usa”, comentó.

La vocera de los pacientes con artritis reumatoidea señaló que para que los medicamentos mantengan precios más asequibles, debe existir un control que venga desde la industria y el resto de los intermediarios y por otro lado, el descuento del 20% que se otorga a jubilados “verdaderos y prestados”, debe reconocerse de alguna forma a las farmacias. 

Aumentar la oferta de medicamentos

El sector empresarial también abordó, el pasado domingo, el tema del alto costo de las medicinas en el sector privado y abogó por la promoción de una economía de libre mercado que garantice la libre competencia, agentes económicos responsables y conscientes, reglas claras, y sin intervenciones en el mercado por fuerzas o poder.

En un comunicado que lleva la firma de su presidente, José Ramón Icaza Clément, la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá  (CCIAP) , expresó que respaldan acciones que estimulen aumentar la oferta de todo tipo de medicamentos, pero estos deben contar con las aprobaciones correspondientes, en especial de las agencias regulatorias de países de alto estándar sanitario.

De igual modo, la promoción de la inversión de la industria farmacéutica para fomentar la fabricación de medicamentos en Panamá y acciones que estimulen la atracción de inversión en la cadena de abastecimiento local, entre esas farmacias cuyo modelo de negocio permitan mejores precios al público.

En esa línea de ideas desaprobaron las soluciones que contemplen regulaciones o control de precios porque está demostrado que estas medidas perjudican directamente a los consumidores, desincentivan la inversión y por tanto perjudican la creación de empleos. 

“En el caso particular de los medicamentos, al estudiar países donde han aplicado estos mecanismos, sufre el paciente, al limitar las opciones en tratamientos y medicamentos”, se lee en el documento.

En el mismo comunicado abordaron el tema de desabastecimiento en la CSS, principal comprador de medicinas,  porque los costos de estos en el sector privado son situaciones que impactan a todos los panameños desde hace varios años, las cuales son objeto de discusiones y revisiones multisectoriales, en las cuales la CCIAP participó de manera activa en la búsqueda de soluciones y propuesto acciones concretas, con la intención de que sean implementadas, cuanto antes, en beneficio de todos.

En ese sentido, recordó que respaldaron y promovieron la propuesta de la Comisión de Alto Nivel para la Transformación de la Salud (CAN), cuando en su Agenda País 2019 – 2024 planteó adoptar las acciones estipuladas en el Libro Blanco, dado que se trataba de un acuerdo multisectorial que proponía lineamientos estratégicos que abordaban mecanismos de prevención, los cuales permitirían a las autoridades lograr un sistema unificado mejorado y fortalecido de salud.

 La propuesta de la CAN buscaba satisfacer la demanda de salud de la población, basado en una cobertura universal en la cual imperara la equidad solidaria, la calidad, el humanismo, la calidez, la eficacia, la seguridad y eficiencia, y la continuidad en la atención integral, destacó el comunicado de la CCIAP.

Hablaron también del Pacto del Bicentenario con el cual se buscaba atender las deficiencias históricas del país, una de ellas la del sector salud, la cual se atendería mediante los acuerdos alcanzados en materia de acceso a la salud y por ende a medicamentos.

El pacto coincide con el Libro Blanco que, tal y como establece el Artículo 111 de la Constitución de la República, el Estado panameño debe promover la producción, disponibilidad, calidad y control de los medicamentos; esto atiende directamente las dos grandes aristas del problema, el desabastecimiento y los costos”.

Icaza Clément, en la nota que lleva su firma, destacó que todos los  diagnósticos  hechos en la CSS como en el Minsa, concluyeron en la urgente necesidad de realizar una revisión integral y mejora de todos los procesos administrativos y operativos relacionados con cálculo de demanda, proyección de consumos, compras, recibo, almacenamiento y despacho de medicamentos e insumos, para luego establecer mecanismos tecnológicos y leyes que permitan mantener los inventarios actualizados con todos los aspectos que eviten los vencimientos y pérdidas.

Al tiempo que mejore la distribución pública de medicamentos e incremente los puntos de entrega de donde haga falta.

Para la CCIAP el desabastecimiento es el producto de años de una gestión logística “obsoleta y deficiente”.

Medicamentos, bienes sociales

Por su lado, la directora Farmacia y Drogas, Elvia Lau, expresó qué bajo el liderazgo del Ejecutivo, se están elaborando estrategias para que los medicamentos en Panamá sean accesibles y asequibles. “Es una situación que un equipo interinstitucional estamos tratando con profesionalismo y mucha responsabilidad”, señaló.

Bajó este argumentó indicó que la Ley 109 de 12 de noviembre de 2019 “Que adopta la Política Nacional de Medicamentos” tipifica que los medicamentos son bienes sociales esenciales para la recuperación y mantenimiento de la salud y para la prevención de las enfermedades, también señala que el costo de los medicamentos asegura equidad en la salud.

Pero uno de los problemas que tiene el país es que no es atractivo para la industria porque solo existen 13 laboratorios fabricantes de medicamentos, los cuales incluyen los fabricantes de gases medicinales. La falta de laboratorio obliga al país a importar los medicamentos.

“En este rubro somos mayoritariamente importadores, por lo que basados en la precitada excerta legal se debe “priorizar e incentivar el desarrollo y la producción de medicamentos que satisfagan las necesidades de salud pública”, lo que se podría lograr con más  industria nacional.

“El Gobierno Nacional espera lograrlo con el Hub Farmacéutico que abarca distribución de valor agregado, ensayos clínicos y fabricación nacional de medicamentos, estamos trabajando con la Secretaría de Digitalización y Simplificación de Procedimientos de la Presidencia (SEDIGE) y la Autoridad de Innovación Gubernamental (AIG) en la modernización de la Dirección Nacional de Farmacia y Drogas y del laboratorio de referencia de la Dirección, el Instituto Especializado de Análisis de la Universidad de Panamá (IEA)”, aseguró Lau.

La idea es poner un Observatorio Nacional de Medicamentos, contemplado en la Ley 97 de 4 de octubre de 2019, la cual modificó la Ley 1 de 2001 sobre Medicamentos y Otros Productos para la Salud Humana, a disposición de la población y será un “Observatorio Ciudadano” para que todos puedan visualizar la disponibilidad de los medicamentos y sus precios.

Lau recordó que a través del Decreto Ejecutivo 774 de 7 de octubre de 2019, se realizó un trabajo conjunto con la participación de Acodeco, el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud (ICGES) y Minsa, a partir del cual “ampliamos la Canasta Básica de Medicamentos (Cabamed) de 40 a 153 Productos Farmacéuticos”.

De esta forma, la persona puede ver el precio más bajo y el precio más alto de los medicamentos listados y escoger el que convenga a su bolsillo, teniendo en cuenta que uno de los parámetros de inclusión de los productos en Cabamed, es que tengan Registro Sanitario lo que indica que son productos con calidad, seguridad y eficacia.

Raúl, un farmacéutico, quien trabaja como dependiente en una farmacia, explicó que el cliente llega al establecimiento y ni siquiera mira la lista de Cabamed

“El ciudadano de a pie no cuenta con dinero para adquirir los medicamentos que toma todos los días para combatir las enfermedades crónicas. Con salarios bajos y poca jubilación la compra de medicinas se convierte en una verdadera odisea, expresó.

Consultar la voz de la Academia

La decana de la facultad de Farmacia de la Universidad de Panamá, Rosa Buitrago, explicó que el problema del alto del precio de la medicina en Panamá es tan real que acapara el debate en las diferentes redes sociales con las comparaciones del costo de estos productos en otras latitudes, aunque detrás de esta situación existen muchas aristas.

Buitrago expresó que un indicio de la magnitud de este problema son las iniciativas legislativas, presentes y pasadas para resolverlos como las dos que se presentaron la semana anterior, los cuales no tienen punto de coincidencia y hasta ponen en riesgo a la población porque una de estas propone la adquisición de todos los medicamentos sin el Registro Sanitario, un aspecto que desaprueba la academia.

“El Registro Sanitario es una necesidad porque garantiza que las medicinas que entran al país cumplen con los principios básicos de seguridad, calidad y eficiencia y el camino para buscar una solución al problema de los precios altos no pueden ser iniciativas tan distintas, las cuales además no fueron consensuadas con los distintos actores involucrados”, dijo Buitrago.

Consultar a los pacientes, a los distribuidores, a las farmacias y la Academia es importante, indicó la decana de Farmacia de la Universidad de Panamá, quien además aseguró que en el caso de la Academia nunca los consultan a pesar de que en diferentes ocasiones y formas se pusieron a disposición, expresó Buitrago.

“El desabastecimiento de medicinas en la Caja de Seguro Social es un problema adicional que obliga a los pacientes a acudir a la farmacia privada, pero esta se rige por la libre oferta y demanda y no hay control de precios”, indicó la decana de Farmacia.

Buitrago sostiene que es mucho más productivo trabajar con lo que existe, es decir con la Ley de Medicamentos (Ley 1 de 10 de enero de 2001), cuya elaboración contó con la participación de todos los actores, entre estos la academia.

Tecnología, recurso humano y eliminar burocracia

Lucas Versbolovskis, de la Asociación de Representantes y Distribuidores de Productos Farmacéuticos, expresó que efectivamente, los precios de los productos farmacéuticos en Panamá son altos, pero esta aseveración tiene una explicación porque en Estados Unidos, por ejemplo, los productos OTC (que el cliente mismo retira del anaquel) tienen precios más bajos que en Panamá, pero los medicamentos de prescripción son mucho más costosos allá.

Por su lado, en España, el Estado decidió hace varios años que nadie iba a pagar más de 10 o 20% del precio del medicamento y para asegurar que los fabricantes no suban el precio, tienen un departamento profesional y de carrera que negocia los precios de cada producto con cada fabricante.

Una vez establecido ese precio, lo que se venda en el país, el Estado le reembolsará al fabricante la diferencia (es decir ese 90% de diferencia) con fondos de subvenciones y de la Seguridad Social, mientras en Francia es más o menos similar, así como en Alemania, Bélgica, Suecia, con sistemas similares.

En Colombia hace 12 años los precios eran más altos que en Panamá. De hecho, los ciudadanos de Colombia, Argentina y otros países de Suramérica en general venían a comprar de todo, incluyendo los medicamentos.

En Centroamérica, el precio de las medicinas en Panamá está en promedio más caro que Nicaragua y El Salvador, pero más bajo que en los demás países. Un estudio de las Acodeco de la región y otros estudios señalan lo mismo.

Versbolovskis explicó que vio otro estudio del 2020 que refleja lo mismo.  Agregó qué a pesar de lo anterior, expertos en la materia indican que en esos dos países, la oferta de medicamentos es más limitada que aquí en Panamá.

Para concluir, indicó que los únicos que pueden explicar por qué los precios son altos en Panamá son los fabricantes, quienes colocan el  precio al cual quieren vender sus productos al público.

“Le voy a resumir que la farmacia tiene un margen bruto (antes de gastos) de aproximadamente 28% y el distribuidor un margen bruto (antes de gastos), de aproximadamente 23%. ¿Por qué digo aproximadamente?, porque ese margen está basado en el precio de lista”, indicó Versbolovskis

Al igual que Pinzón, la vocera de los pacientes con artritis, recordó que las farmacias están obligadas a dar 20% de descuento a jubilados. Y hoy en día los adultos mayores y jubilados se convirtieron en los compradores de las familias y a todo, absolutamente todo lo que es farmacéutico, las farmacias deben dar ese descuento de 20% que no es reembolsado por el Estado.

Por el lado de los distribuidores, expresó que pasa algo similar, porque el margen bruto está basado en el precio de lista, pero a ese precio, los distribuidores le aplican (otorgan) descuentos a las farmacias ya que esa es la única forma de diferenciarse de su competidor.

“La competencia es realmente fuerte ya que cada laboratorio fabricante tiene entre dos y seis distribuidores. No existe el famoso “monopolio” ni “oligopolio”, dijo.

Añadió que lo más importante es que en Panamá hay dos mercados separados y distintos: el institucional y el privado. Y a través del institucional -especialmente CSS– los pacientes pueden obtener sus medicamentos de calidad sin tener que pagar ni un centavo a diferencia de los otros países donde el paciente tiene que pagar algo llamado co-pago.

“La CSS es una institución “muy noble” que cubre las necesidades de los pacientes, sea cual sea la enfermedad, pero el problema es que con frecuencia sufren desabastecimiento y eso es lo que justamente lo que hay que resolver con urgencia, sostuvo Versbolovskis

Agregó que como organización, Aredis ha participado en innumerables comisiones de evaluación dando sugerencias muy puntuales porque son parte de la solución y no del problema como lo hacen ver personas que desconocen del asunto parte del problema.

A juicio de Versbolovskis son tres los aspectos principales que deben arreglar: implementar sistemas informáticos robustos para saber qué comprar, cuánto comprar y cuándo comprar, cambiar los procesos burocráticos, tanto de la CSS como de la Contraloría, y contratar el recurso humano por mérito y no por política y solamente cuando se necesite personal nuevo.

“Nada de estar pagando favores políticos ni de estar cambiando a los jefes cada vez que entra un nuevo administrador. Estos jefes nuevos no saben casi nada y la curva de aprendizaje toma un año o dos”, indicó.

Por otro lado, indicó que existen informaciones falsas que se repiten como si fueran verdad, por ejemplo, los distribuidores no son farmacéuticas, son representantes y distribuidores de productos farmacéuticos: los distribuidores no son los que determinan los precios, sino los fabricantes los que ponen el precio. No hay monopolios ni oligopolios.

Lo cierto es que en estos momentos el debate se encuentra sobre la mesa para beneficio o no de Rosa, y el resto de los pacientes, quienes, al no encontrar medicinas en la CSS, se ven en la necesidad de adquirirlos en la farmacia privada a un costo más elevado.

Urania Cecilia Molina