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Por: Dra. Karen Courville, FACP

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá.
Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas, es presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e Hipertensión

El síndrome cardiorrenal es una afectación por la cual se produce una disfunción primaria y una afectación secundaria: si se altera la función del corazón, esta puede afectar al riñón y viceversa.

Hasta un 50% de los pacientes con insuficiencia cardíaca pueden tener algún grado de afectación renal y hasta un 65% de los pacientes con enfermedad renal crónica tienen algún grado de afectación cardíaca.

¿Cómo se clasifican?

Hay 5 tipos de síndrome cardiorrenal, y cada uno va a diferenciarse por la causa primaria que produce la afectación.

Síndrome Cardiorrenal tipo 1: en este tipo, el corazón sufre un deterioro agudo y secundariamente el riñón presenta una lesión renal aguda.  Estos son los pacientes que tienen una insuficiencia cardíaca por un infarto agudo de miocardio, una arritmia cardíaca (trastorno en el ritmo) o una disfunción aguda severa del corazón, conocido como choque cardiogénico.  La insuficiencia del corazón de manera súbita produce que los riñones dejen de funcionar, lo cual provoca que el paciente retenga líquido y sustancias de desecho.

Síndrome Cardiorrenal tipo 2: en esta clase, el paciente tiene una enfermedad cardíaca crónica, como una enfermedad coronaria, corazón dilatado, afectación de las válvulas y esto va afectando la función del riñón de manera progresiva.  La afectación primordial es la cardíaca, pero con el tiempo se puede deteriorar la función renal hasta que no sea suficiente para realizar las funciones de limpieza y remoción de líquidos.

Síndrome Cardiorrenal tipo 3: en este tipo, el riñón tiene la afectación primaria.  Por alguna lesión aguda, como una glomerulonefritis (inflamación de los glomérulos), una crisis hipertensiva reno vascular, sobrecarga hídrica y/o retención de sustancias nitrogenadas, el corazón pierde su capacidad de contracción. Como consecuencia, el paciente puede presentar una arritmia cardíaca, una insuficiencia cardíaca o un edema agudo de pulmón.

Síndrome Cardiorrenal tipo 4: en esta clase, la enfermedad renal crónica que padece el paciente, produce que los ventrículos del corazón se hipertrofien o aumenten de tamaño, alterando la función de llenado y vaciado.  Este es un proceso crónico, por el cual la retención de sustancias de desecho, la sobrecarga de líquidos y la presión alta, produce un daño crónico al corazón.

Síndrome Cardiorrenal tipo 5: este es un tipo mixto, en el cual la alteración a la función cardíaca y renal se produce de manera simultánea, secundaria a una causa sistémica, como un cuadro infeccioso severo, conocido como shock séptico, o enfermedades inflamatorias como el lupus eritematoso sistémico, o enfermedades de depósito como la amiloidosis.

¿Cuáles son los factores de riesgo para sufrir un síndrome cardiorrenal?

Existen algunas enfermedades que producen esta afectación, y las principales son la diabetes, la hipertensión, la obesidad, las alteraciones valvulares y la enfermedad renal crónica. 

Existe una interconexión entre el corazón y el riñón mediante algunos factores que se conocen como hemodinámicos (que tienen que ver con la función adecuada de ritmo y bomba cardíaca) y metabólicos (uremia, alteraciones de electrolitos, alteraciones en el estado acido base, anemia, pérdida de proteínas, disfunción endotelial, factores genéticos). 

Cuando existe un desequilibrio en alguno de estos factores, los demás presentarán alguna falla. Las enfermedades crónicas deben mantenerse en metas de tratamiento y supervisión continua con los médicos de cabecera; esto evitará la progresión a un síndrome cardiorrenal.

¿Cómo se diagnostica?

Existen criterios definidos para clasificar si hay afectación aguda y crónica.  Dentro de los parámetros que debemos evaluar se encuentran:

  • La función renal, con el valor de creatinina y la tasa de filtración glomerular
  • El examen de orina para ver presencia de albúmina en orina
  • Un electrocardiograma anual
  • Una radiografía de tórax una vez al año.  

Existen otros estudios más especializados que los médicos solicitarán para evaluar con más detalle la función cardíaca, como el ecocardiograma, el cual puede evaluar múltiples parámetros de función de las cuatro cavidades, las válvulas, el pericardio y el ritmo.

De igual modo, el ultrasonido renal, que nos indica el tamaño y las alteraciones estructurales de la corteza renal. 

Todos estos elementos se utilizan para estimar el estado cardiorrenal del paciente, evaluar el control y el comportamiento de su enfermedad, ajustar tratamientos y establecer pronósticos.

¿Cómo se trata y cómo se previene?

La prevalencia de las enfermedades crónicas sigue en aumento debido a múltiples causas, entre ellas la mejoría en la esperanza de vida, la capacidad de diagnóstico de enfermedades y la disponibilidad de tratamiento.

Es importante que los pacientes con hipertensión arterial se mantengan en la meta de presión que es menos de 140/90; en un peso saludable; que el control de la glicemia en los pacientes diabéticos sea continuo y diario y su hemoglobina glicosilada sea menor de 6.5%. 

Manteniendo los parámetros en la meta, se logra mantener una funcionabilidad casi normal de todos los órganos.

En el tratamiento de los síndromes cardiorrenales se optimizan las dosis de antihipertensivos, se utilizan antiarrítmicos si existe una arrtimia, se realiza cateterismo cardíaco para evaluar las coronarias, se reemplazan las válvulas si existe un daño identificado. 

Además, se realiza terapia de reemplazo renal (hemodiálisis o diálisis peritoneal) de manera aguda si el paciente tiene una lesión súbita y la función de los riñones se detiene o de manera crónica, si la función tiene un daño irreversible. 

Además, en nuestro país existe el trasplante cardíaco y el trasplante renal, una vez que se hayan agotado los otros tratamientos y los pacientes se encuentren en lista de espera.

Un buen funcionamiento del corazón, produce un buen funcionamiento del riñón y viceversa.

¡Cuidemos nuestro cuerpo para que nuestros órganos nos cuiden a nosotros!

Dra. Karen Courville, FACP
Nefrología