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Un proyecto de 42 millones de dólares impulsará la economía circular para hacer frente a la contaminación del plástico, la cual se podría reducir en un 80% de aquí a 2040, al tiempo que se generarían 700.000 puestos de trabajo. Una mejor gestión de los residuos plásticos protegería la salud y a las especies marinas al reducir la ingestión, la asfixia y la inhalación de sustancias tóxicas
Los Gobiernos de Colombia, Jamaica y Panamá dieron inicio este martes a un proyecto de 42 millones de dólares para combatir de forma conjunta la contaminación del plástico mediante la integración de la circularidad en las ciudades, señaló el Programa de la ONU de Medio Ambiente (PNUMA).
El plástico es un material omnipresente, utilizado en todo, desde productos hasta envases. Sin embargo, casi un tercio de todo el plástico es de un solo uso, el 32% contamina el suelo y los ecosistemas de agua dulce y hasta 10 millones de toneladas se vierten anualmente en el océano, lo que agrava la triple crisis planetaria: el cambio climático, la pérdida de naturaleza y biodiversidad, y la contaminación y los residuos.
Si no se toman medidas decisivas, la agencia prevé que esta cifra se triplique de aquí a 2060. El objetivo de la circularidad es mantener materiales como los plásticos en su máximo valor a lo largo de la cadena de valor durante el mayor tiempo posible, transformando la forma en que se diseñan, se fabrican, se utilizan y se desechan los productos.
Riesgos para la salud, especialmente en las ciudades
Según datos de la agencia, la economía mundial solo es circular en un 8,6%, cifra que aumenta ligeramente en América Latina y el Caribe, con un 10%.
Los impactos ambientales del modelo actual de «tomar, hacer, desechar» son especialmente pronunciados en las ciudades, ya que los centros urbanos son responsables de alrededor del 60% de los plásticos marinos.
La exposición al plástico mal gestionado puede perjudicar a la salud y a las especies marinas, provocando enredos y lesiones, ingestión, asfixia y contaminación tóxica. Además, la quema al aire libre de plásticos puede liberar contaminantes tóxicos, sustancias químicas que no se descomponen en el medio ambiente y contaminan el aire, el agua y los alimentos.
Anant Shukla | Los residuos plásticos se acumulan en las islas más remotas tras ser arrastrados por las corrientes oceánicas desde las costas continentales
Nuevas políticas e incentivos fiscales
El proyecto Reducir los plásticos marinos y la contaminación por plásticos en las ciudades de América Latina y el Caribe mediante un enfoque de economía circular ayudará a Colombia, Jamaica y Panamá a adoptar políticas de ciclo cerrado a nivel municipal, a implicar al sector privado para que haga lo mismo y a crear una red interurbana entre las ciudades de América Latina y el Caribe sobre los plásticos marinos y la contaminación del plástico en general, concienciando sobre las mejores prácticas.
La iniciativa está dirigida por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), con financiación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) y el apoyo de la Secretaría del Convenio de Cartagena.
El PNUMA señaló que se dará prioridad a las intervenciones en las fases iniciales y se identificarán los productos que contienen sustancias químicas preocupantes. A continuación, se utilizarán instrumentos políticos y fiscales para reducir el uso de productos de plástico innecesarios o tóxicos, limitar y prohibir la quema al aire libre de plásticos y desarrollar sistemas de reutilización y rellenado, así como nuevos modelos de negocio circulares en colaboración con los que se encuentran a lo largo de las cadenas de valor del plástico.
Reducir la cantidad de plástico en un 80%
La agencia calcula que un cambio rápido hacia una economía circular puede reducir el volumen de plásticos que contaminan el océano en más de un 80%, reduciendo la dependencia de la creación de nuevos plásticos y ahorrando a los gobiernos más de 70.000 millones de dólares en menos de 20 años y creando 700.000 puestos de trabajo adicionales para 2040.
«Abrazar la circularidad se encuentra en el corazón de nuestro trabajo en las ciudades como un arma poderosa en la lucha contra la contaminación por plástico. Al imaginar nuevamente nuestro enfoque sobre el consumo y los residuos, podemos salvaguardar nuestros ecosistemas marinos y empoderar a otros en toda América Latina y el Caribe para que hagan lo mismo. La prevención es protección», afirmó el director general y presidente del FMAM, Carlos Manuel Rodríguez.
«Esperamos que este proyecto pueda servir de modelo para ampliarlo y reproducirlo en toda la región del Caribe, al tiempo que fomenta el compromiso de los gobiernos, en el marco del Convenio de Cartagena, de controlar, reducir y prevenir la contaminación marina», declaró el director del Convenio de Cartagena, Chris Corbin.
El proyecto, de cuatro años de duración, reunirá a Barranquilla y Cartagena en Colombia, Kingston y Bahía Montego en Jamaica y Ciudad de Panamá y Colón en Panamá, junto con otras ciudades de América Latina y el Caribe, que seguirán las mejores prácticas internacionales, centrándose en las 9R (una ampliación de reducir, reutilizar, reciclar), y trabajarán en nuevos diseños tanto de los productos como de los sistemas para utilizar menos plástico, reduciendo su impacto ambiental y sobre la salud.
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