fbpx

Por: Dra. Marta Illueca

La Dra. Marta Illueca es investigadora clínica académica, especialista en desarrollo farmacéutico y negociaciones regulatorias, profesora clínica ad honorem de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. En este artículo, presenta argumentos muy sólidos de la importancia de vacunación en niños.

Uno de los avances científicos más importantes del siglo XXI ha sido, sin duda, el desarrollo de vacunas que sean efectivas contra las complicaciones y la muerte por la COVID-19.    

Una de las preocupaciones que nos ocupa a los pediatras es la necesidad de proteger e inmunizar a la niñez contra esta enfermedad.   

La menor incidencia de infección pediátrica por el virus SARS-CoV-2 ha ensombrecido el panorama actual en las Américas, con ideas falsas y mal fundadas sobre la vacuna pediátrica contra la COVID-19.  

La experiencia en Estados Unidos (EE.UU.) con la vacunación desde los 5 años en adelante es positiva.

Y el avance en los conocimientos relativos a la afección de niños por COVID-19, nos invita a una revisión general de algunos datos interesantes que serán de ayuda para los padres y familiares, todavía indecisos sobre si vacunar o no a sus hijos.  

El protocolo regulatorio de autorización de medicamentos y vacunas en la niñez ha procedido en forma ordenada, y debidamente escalonada, para asegurar la efectividad y la seguridad de las vacunas antiCOVID para menores de edad.   

Autorización de uso de emergencia en niños  

A la fecha hay cinco vacunas autorizadas por los principales organismos internacionales regulatorios: tres (Pfizer/BioNTech, Moderna, Johnson and Johnson) en los EE.UU. (Federal Drug Administration, FDA) y dos adicionales (AstraZeneca y Novavax) en la Unión Europea (European Medicines Agency, EMA).   

Es importante destacar que, hasta la fecha, solamente la vacuna de Pfizer tiene licencia completa en EE.UU., y es la única que goza de autorización de emergencia para su uso en pediatría desde los 5 años de edad (véase https://www.fda.gov/news-events/press-announcements/fda-authorizes-pfizer-biontech-COVID-19-vaccine-emergency-use-children-5-through-11-years-age).

Las vacunas restantes han obtenido autorización de uso de emergencia solo en mayores de 18 años.  

 Este artículo presenta data reciente y contribuye a las razones ya conocidas para apoyar la vacunación.  Estas incluyen la protección de nuestra niñez, el control de la transmisión del virus, así como la necesidad social y emocional de los niños de regresar a las aulas y poder acercarse sin temor a sus abuelos, abuelas y otros familiares vulnerables en su entorno.  

Ómicron acelera casos pediátricos  

Sabemos que la COVID-19, aunque infrecuente, puede producir las mismas complicaciones severas y muerte en menores de edad.

Desde la llegada de la variante delta, y más recientemente de ómicron, hemos visto un aumento exponencial de casos de COVID pediátrico en EE/UU. 

Según datos recabados por la Academia Americana de Pediatría  y la Asociación de Hospitales Pediátricos, a la fecha en EE.UU. se reportan cerca de un millón de casos semanales de COVID pediátrico, que representan 17.8 % del total, así como del 1.7% al 4.4% de las hospitalizaciones totales.

Estas estadísticas representan una carga significativa para un país con 330 millones de habitantes y casi 9.5 millones de casos de COVID pediátricos.  

Relación COVID-19 y aumento de diabetes en niños y adolescentes  

La COVID crónica llamada «long COVID» se ha reportado en la niñez y adolescencia. Y entre otras secuelas importantes, nuevas investigaciones muestran un riesgo aumentado de diabetes en pacientes pediátricos post-COVID.

La diabetes es una enfermedad que afecta la regulación de los niveles de azúcar en la sangre y es una enfermedad de por vida.  

El 14 de enero del 2022, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) publicó un informe en su Morbidity and Mortality Weekly Report (MMWR por sus siglas en inglés) detallando un análisis de dos bancos de datos con registros de salud de los EE.UU. (IVQUIA, de marzo 2020 a febrero 2021 y HealthVerity de marzo 2020 hasta junio 2021), en el cual se incluyeron más de medio millón de casos de COVID en menores de 18 años.   

Se calculó la incidencia de nuevos diagnósticos de diabetes entre infectados con la COVID después de un mes de la infección.    

Los resultados demostraron que en pacientes pediátricos con COVID-19 hubo un aumento importante de los nuevos diagnósticos de la diabetes (tipo 1 y tipo 2).

El riesgo de diabetes en los menores que tuvieron la infección por COVID-19 fue un 166 % más alto que en menores sin la infección y 116 % superior en relación con el periodo pre-pandemia.  

Prevención del  Síndrome Multi-Sistémico Inflamatorio  

Por otro lado, el CDC también ha reportado un beneficio muy importante de la vacuna pediátrica, y es que se ha detectado que previene el Síndrome Multi-Sistémico Inflamatorio (MIS-C o PIMS por sus siglas en inglés).   

Esta secuela de la COVID en niños es de gran peligro por sus efectos que pueden causar falla cardiaca, shock y hasta la muerte, varias semanas después de un episodio de COVID por muy leve que haya sido.   

Estudios hechos en EE.UU. y Francia han encontrado una baja importante en  este síndrome entre adolescentes vacunados.   

En los EE.UU. este estudio comparte data de 20 estados y 24 hospitales pediátricos, en 283 casos, 102 con diagnóstico de MIS-C y 181 controles, con una edad mediana de 14.5 años y 58% con por lo menos una co-morbilidad como la obesidad.    

De los casos de MIS-C, 89% tuvieron compromiso cardiovascular, 82% afectación gastrointestinal y 67% alteraciones hematológicas.

El 61% requirió cuidados intensivos y  37% ventilación mecánica (9 casos), infusión de medicamentos vasoactivos (35 casos) o ECMO (1 caso).

Todos los pacientes que requirieron ventilación artificial no estaban vacunados. No se reportaron muertes.  

Este estudio no incluyó menores de 12 años porque fue realizado antes de que la vacuna de Pfizer, la única utilizada en la edad pediátrica, fuera autorizada para el grupo de 5-11 años.  

La vacuna es segura  

Finalmente, con respecto al grupo de 5 a 11 años, el CDC reportó el 31 de diciembre del 2021 que la vacuna ya se ha administrado al menos a 8.7 millones de niños en los EE.UU.   

Los efectos adversos han sido leves a moderados y similares a los reportados en los ensayos clínicos.   

La mayoría de los efectos adversos se relacionan con errores de dosificación (la dosis correcta es 10mcg, un tercio de la de adultos) o se observan en el sitio de la infección (dolor, enrojecimiento, hinchazón), son leves y no interfieren con el funcionamiento del niño.

Ejemplos de algunos efectos sistémicos reportados fueron fiebre con o sin convulsiones, dolor de cabeza y desmayo (Véase listas completas en https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/70/wr/mm705152a1.htm#T2_down).

Excepcionalmente, se reportaron dos muertes en conexión con enfermedades crónicas de base, en dos pacientes en estado vulnerable, y se determinó que no hubo asociación entre la vacuna y dicha complicación.   

Esta casuística indica que la vacuna es muy segura en este grupo etario, y que su uso debe ser programado en los países con acceso a la misma.   

A este respecto, el 3 de enero del año en curso, la FDA, agregó una medida preventiva especial al autorizar una tercera dosis del esquema principal de vacunación para ciertos niños inmunocomprometidos de 5 a 11 años de edad.

Ejemplos de estos casos incluirían a aquellos con un trasplante de órgano sólido, o con enfermedades bajo tratamientos que causen compromiso inmunológico, ya que ellos no expresarían una respuesta inmune adecuada con las primeras dos dosis del esquema primario.

Esta tercera dosis se administraría a los 28 días después de la segunda dosis y aplica solamente a la vacuna de Pfizer/BioNTech por su autorización actual.  

Es de suma importancia establecer programas de educación en salud para los padres y madres de familia para informar sobre la importancia de la vacunación y de los daños a corto y largo plazo de la COVID-19 en la niñez.   

Así como se ha protegido a nuestra niñez contra el polio, el tétano, la difteria, la tosferina, la hepatitis, la tuberculosis, y otras enfermedades infecciosas, debemos solidarizarnos con la obligación moral y ética de resguardarlos contra la COVID-19.