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Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas, es presidenta de la Sociedad Panameña de Nefrología e HipertensiónMiembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

Nuestro cuerpo tiene un sistema de recolección y filtración de toxinas y de reciclaje de sustancias útiles. Se conoce como el sistema renal. Está formado por los riñones, los uréteres, la vejiga y la uretra.

Cuando nuestros órganos están en formación, a la mayoría de las personas se les forman dos riñones. Estos se ubican en la mitad de la espalda, justo debajo de las costillas y miden más o menos el tamaño del puño de la mano. En cada riñón hay un millón de pequeñas unidades especializadas conocidas como las nefronas. Ellos filtran los desechos y el exceso de agua de la sangre, convirtiéndolo en orina. Esta orina es conducida por un sistema de conexión llamado los uréteres, que la lleva a la vejiga, en donde se almacena hasta que es expulsada a través de la uretra fuera del cuerpo.

¿Qué sucede cuando se afectan los riñones y el sistema urinario?

Si los riñones comienzan a funcionar mal, inicialmente puede pasar algún tiempo de manera silenciosa, sin producir síntomas. 

Cuando la sangre atraviesa el riñón, los filtros tamizan y retienen ciertas sustancias que el cuerpo puede necesitar, como algunos nutrientes tipo aminoácidos, por ejemplo, y una gran parte del agua.

A medida que los riñones van fallando, la función de excreción de toxinas va disminuyendo, y estas empiezan a acumularse y a producir síntomas.

Los riñones también producen varias hormonas y sustancias que ayudan a controlar la presión arterial, generar glóbulos rojos y activar la vitamina D, para mantener los huesos fuertes.  Como también se altera esta función, el paciente puede presentar hipertensión, anemia y déficit de vitamina D.

¿Qué enfermedades pueden afectar los riñones?

Hay diferentes tipos de enfermedades que pueden afectar los riñones, ya sea por causas hereditarias, adquiridas, agudas o crónicas.

Dentro de las causas hereditarias se encuentran la poliquistosis renal, una enfermedad congénita hereditaria que provoca quistes en la corteza renal y que producen degeneración y daño renal; síndrome de Alport y enfermedad de Fabry, en donde hay deficiencia en una proteína o acumulación, ambos por daño genético, lo que produce daño renal de manera lenta pero irreversible.

Las causas adquiridas pueden incluir cáncer de riñón, traumatismo renal por accidente o litiasis renal, en las que hay una obstrucción de la vía renal o alteración de la estructura, lo que puede producir sangrado y pérdida de la función renal, parcial o total.

De manera aguda existen patologías inmunológicas como la glomerulonefritis, lupus eritematoso sistémico, las infecciones virales como el VIH, y algunos medicamentos, que pueden producir una afectación aguda que produce una inflamación severa que afecta la función de filtración de la sangre de manera inmediata o en un par de días, comprometiendo severamente la función renal.

Las enfermedades crónicas en las que no se lleva el cuidado requerido, como la hipertensión arterial, la diabetes, y la obesidad, se puede afectar el riñón. En estas, el daño continuo y persistente, afecta las células de manera continua hasta que el daño es global y termina afectando la función total del riñón.

¿Cómo se detectan estas enfermedades?

Todas las personas mayores de 40 años deben hacerse una revisión anual.  Esta revisión debe incluir una prueba de sangre para evaluar la función de los riñones y un examen de orina a objeto de evaluar si hay pérdida de proteínas en la orina, la albúmina, la cual normalmente no se detecta si los riñones están sanos, además de revisar la glucosa en ayuno y una toma de presión.

El análisis de sangre verifica la cuantificación de la filtración, la tasa de filtración glomerular, que es una estimación de la capacidad de filtrado de sus riñones. Una tasa de filtración glomerular por debajo de 60 ml/min/m2 es un indicador de enfermedad renal crónica; una tasa de filtración glomerular por debajo de 15 ml/min/m2 describe como enfermedad renal avanzada que requiere terapia de reemplazo renal.

¿Qué síntomas pueden producir la afectación al riñón?

Los principales síntomas que presentan las enfermedades renales son: aumento o disminución de la frecuencia en el acto de orinar; falta de apetito; cansancio; náuseas; vómitos; dolor de cabeza; hinchazón sobre todo en párpados y piernas; insomnio y dificultad para respirar.  Además, puede presentar otras manifestaciones como picores, quemazón plantar, inquietud de piernas, dolor de huesos, color de piel amarillento, mal aliento o interés sexual disminuido, presión alta elevada, anemia entre otras.

¿Cómo podemos prevenir la enfermedad renal?

Es importante hacer un análisis de sangre y orina todos los años para determinar si tiene una enfermedad renal.

Además, hay algunas recomendaciones importantes como aprender a manejar su diabetes, presión arterial alta o enfermedad cardíaca. 

Se debe tomar los medicamentos según la instrucción de su médico. Es importante tratar de consumir menos de 1500 mg de sodio al día.  Elija alimentos saludables para el corazón. Manténgase físicamente activo, para mantener un buen peso. Es importante limitar el consumo de alcohol y si fuma, tome medidas para dejar de hacerlo.

Generalmente no podemos curar la enfermedad renal crónica, pero, si la detectamos a tiempo, podemos evitarla o retrasar su progresión. Es un problema de todos.

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI