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Por Urania Cecilia Molina


Urania Cecilia Molina periodista panameña con más de 20 años de experiencia. Aborda temas de Salud, Educación, Discapacidad , Mujer y Superación Personal 

La Caja de Seguro Social (CSS) destina de su presupuesto general 230.5 millones de dólares a la compra de medicamentos. Sin embargo, la pregunta recurrente de los usuarios de las farmacias de la institución va en vía contraria a esta cantidad: ¿Por qué mis recetas nunca me las suplen completas?


El problema no es nuevo. Tiene su tiempo, pero según explicaron autoridades de la CSS al resolver un cuestionario a solicitud de La Web de la Salud, se agudizó por factores externos como la llegada de la pandemia de la covid-19.

Mientras, los factores internos se mantienen como un “talón de Aquiles” en la adquisición de los fármacos que necesita la población asegurada, en particular quienes sufren patologías que demandan el consumo diario de medicamentos.


“Cuando estalló la pandemia de la covid-19, la cadena de producción, suministro y transporte de medicamentos se afectó a nivel global, pero de manera predominante en los países de donde proceden la mayor parte de los medicamentos que la institución adquiere”, indicaron las autoridades de la CSS.


Los funcionarios aseguraron que el precio del transporte de las medicinas aumentó, los contenedores comenzaron a llegar más tarde y los fletes complicaron la logística para abastecer el mercado y, por ende, la CSS utilizó muchos importadores.


Sin embargo, mencionaron como un factor interno el incumplimiento de algunos proveedores, al no entregar en el tiempo establecido las medicinas, a pesar de aplicarles las multas que establece la ley, las cuales calificaron de “irrisoria”.


A todo lo anterior se unen las limitaciones que tienen al momento de realizar los procesos de compra, por ejemplo, que una acción de reclamo puede parar toda una licitación. La situación ya se presentó en la Mesa del Diálogo Nacional para rescatar la CSS.


“Establece el Reglamento de Compras de la Institución que de conformidad con la Ley No.1 de 2001, los actos convocados por la CSS no admiten recursos en vía gubernativa y son impugnables ante la Sala Tercera de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia, la cual determina si suspende o no la continuidad del acto público convocado.

Si fuera el caso que decreta la suspensión, la institución inicia la convocatoria de trámites usuales para suplir la necesidad del medicamento”.


Para corregir esta situación realizan reuniones con el Ejecutivo y el Legislativo. Además buscan estrategias y alternativas para modificar estos procesos y así garantizar el abastecimiento.


“La CSS realiza tres tipos de licitaciones, que incluye diferentes grupos de medicamentos: medicamentos biológicos/biotecnológicos, medicamentos síntesis química (para enfermedades crónicas y condiciones agudas) y medicamentos VIH”, con un costo total de 230.5 millones de dólares.


De esta cantidad 60 millones de dólares se destinan anualmente a la adquisición de medicamentos biológicos y biotecnológicos, mientras que el 68% de este presupuesto se invierte en medicamentos para el tratamiento de enfermedades crónicas tales como diabetes mellitus, hipertensión arterial, antirretrovirales (VIH), enfermedades autoinmunes, enfermedades oncológicas, entre otras.

Adquisición de medicinas es el problema, los insumos marchan bien


La CSS reconoció al dar respuesta al cuestionario, que los insumos médicos- quirúrgicos, en la mayoría de los casos, desde el año 2020, se adquirieron por otro procedimiento, debido al Decreto Ejecutivo de declaración de emergencia nacional, que a su vez creó una Mesa Conjunta Ministerio de SaludCaja de Seguro Social que les permitió adquirirlo por un procedimiento más expedito, sumario y más rápido que el de los medicamentos para enfermedades crónicas.


“Este trámite por Mesa Conjunta era sólo para medicamentos de uso en Covid-19”.


Agregaron que los insumos médico  quirúrgicos empleados durante el tiempo de la pandemia, eran de manera predominante para atender los casos de covid-19 y las operaciones de urgencia.


“Los consumos que teníamos eran normales, lo cual permitió abastecerse por la disminución de uso en general, toda vez que no había consultas médicas de enfermedades crónicas. Lo anterior también conllevó que la Licitación de Insumo se extendiera, porque no habíamos consumido lo pactado en las mismas”, indicaron.


Distribución del gasto estimado del presupuesto, de los medicamentos  de síntesis química:

Aparte, la CSS realiza compras apremiantes: son un procedimiento sumarísimo establecido en el reglamento de compras de la CSS.

El procedimiento excepcional se puede invocar siempre que haya una necesidad de adquirir un insumo o medicamento de forma expedita y extraordinaria. “De la partida de medicamentos hemos utilizado $1.2 millones de dólares en el año 2021”.

Software, mala gestión logística y selección inadecuada de personal


El secretario general de la Asociación de Médicos, Odontólogos y Afines de la CSS, Fernando Castañeda, consideró que esta institución fue víctima de compras de “software carísimos” que no fueron implementados totalmente en su momento y tampoco eran superiores a los diseñados, sin costo, por los propios ingenieros de esta institución.


Castañeda informó que se une a esta situación la mala gestión logística y la selección inapropiada de personal y jefes en áreas sensitivas del abastecimiento, lo cual causa un daño difícil de remediar.


“Si no saben cuándo es su punto de ‘reorden’; si no saben, a tiempo, cuándo se les está acabando medicinas, si no saben verdaderos consumos y tratan de forzar consumos de tal pastilla a pesar de que los pacientes necesitan otra… un desastre”, sostuvo. 

Además criticó a la comisión de Farmacoterapia de la CSS, porque a su juicio,  parece que no le interesan los pacientes ni lo que piensen los médicos y ponen restricciones absurdas para que se dispensen medicinas en las farmacias, no actualizan con moléculas combinadas y hasta hay quienes usan la Ley 1 de medicamentos como excusa para negarle medicinas a los pacientes “por cualquier tonta excusa de la receta en las farmacias”. 

“Peor aún es el sistema de compras: impugnan un renglón de una licitación de 450 medicinas y se atrasa todo solo por una, debido a que alguien que pierde no está de acuerdo e insiste en que le compren a él esa pastilla, así afecta la compra de las otras 449 pastillas. Eso es absurdo”.

Consideró que las multas y fianzas son ridículas.

Castañeda abogó por revisar la totalidad del proceso: consideró que se trata de una cadena de fallos desde órdenes de compra mal hechas, refrendos lentos sin sanciones para los que lo hacen mal y proveedores que los hay irresponsables, quienes encima buscan padrinos para evitar multas e incumplir, a partir de costos de mercado exagerados.

La escasez que agrava la pandemia


El presidente de la Asociación Nacional de Pacientes con Insuficiencia, Renal Crónica y Familiares, Alexander Pineda, al hablar del desabastecimiento de medicinas de la CSS, explicó que el problema tiene su origen antes de la covid-19, pero con la pandemia incrementó de manera significativa, aunque no solo la escasez, también la disposición.

Ocurre que se entregaron a pacientes con enfermedades crónicas, fármacos por dos o tres meses seguidos y no se hicieron los cálculos de los medicamentos que se requerían en ese momento.

Pineda sentenció que los dos últimos años el desabastecimiento ha sido “crítico” y aunque se ve algún tipo de mejora, todavía no mejora lo suficiente y sigue siendo un problema “significativo” dentro de la institución.


Añadió que uno de los principales escollos que tiene la institución comienza con la formulación del presupuesto porque este nunca es individual, sino que se incluye dentro del reglón de los insumos médicos quirúrgicos, por lo tanto no se tiene una idea exacta de cuánto están “invirtiendo realmente año a año para el abastecimiento”.

“Lo que se gastó en el año 2019 es menos de lo que se está gastando en la actualidad. Entonces el presupuesto de medicamento es una de las situaciones, luego otro aspecto que complica en la institución es la forma de adquisición, es decir las leyes que utiliza la CSS para adquirir sus productos”, indicó Pineda.


Se refería a la Ley Nº 51 de 27 de diciembre de 2005 (Orgánica de la CSS) y otras leyes supletorias como la  Ley Nº 1 de 10 enero de 2001, por mencionar algunas, las cuales lejos de ayudar inciden en el desabastecimiento de medicamentos.  


En ese sentido, expresó que quien quiera vender a la CSS tiene todo el derecho a utilizar los recursos que las normas les permiten, pero la institución tampoco le exige o crea un plan que realmente los obligue a entregar los medicamentos.


Al igual que informaron en la CSS, Pineda expresó que cuando se le multa a una empresa por incumplir con la entrega de un producto la multa es ·tan irrisoria que las empresas prefieren pagar.

Otro problema, señaló el vocero de los pacientes renales, se asocia a la distribución interna porque muchas veces existe el medicamento en el almacén central, pero no así en las unidades ejecutoras.


Pineda añadió que los insumos médico quirúrgicos, al igual que los medicamentos, están por las “nubes”, pero la diferencia es que el paciente no lo compra en la farmacia privada: no se hace el procedimiento o la institución busca la forma de tenerlo.


Lo cierto es los problemas para adquirir los medicamentos responden a diferentes realidades y, al final de la  cadena, se sitúa el paciente quien no logra adquirir su medicina a tiempo en el sistema público y debe acudir a la farmacia privada y al costo elevado.

Urania Cecilia Molina