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Composición | Pedro Crenes

Lo universal para Panamá pasa por hacer pedagogía. Sorprende ver a tantas personas entregadas últimamente al nance como si fuese algo nuevo, lo que ha ocurrido es que lo han descubierto, posiblemente tarde desde nuestra perspectiva

Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural: Literatura panameña | Viernes Cultural [email protected]

El nance y lo universal panameño

Reseña por: Pedro Crenes


En la memoria del paladar de muchos reposa, como un asombro cotidiano, la famosa «pesá» o «mazamorra» (en cuyo uso no figuramos en el DRAE los panameños, qué le vamos a hacer) de nance, esa especie de puré que tiene una textura de humus, con ese sabor tan característico y agridulzón

El nance y lo universal panameño

Llevo días viendo noticias que hablan del nance como una fruta novedosa, nutritiva, buena para el cuerpo y todas esas bondades que ya en Panamá conocíamos desde hace tiempo.

Es interesante que la palabra «nance», en el Diccionario de la Real Academia Española, está asociada a un puñado de países hispanohablantes, no incluido Panamá, como si el nance fuese una aportación exclusiva de mexicanos, hondureños, salvadoreños, costarricenses o nicaragüenses, a los que queremos a pesar de ello.

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En la memoria del paladar de muchos reposa, como un asombro cotidiano, la famosa «pesá» o «mazamorra» (en cuyo uso no figuramos en el DRAE los panameños, qué le vamos a hacer) de nance, esa especie de puré que tiene una textura de humus, con ese sabor tan característico y agridulzón; un manjar panameño de la infancia de muchos y del presente de otros tantos, coronado siempre de virutas de queso blanco o directamente de una rebanada gruesa («desmoronado», como cita Margarita Vásquez a Gil Blas Tejeira en su diccionario de Panameñismos).

Una abuelita, la abuelita Nena, las hacía tan sabrosas que las paladeo ahora mientras escribo.

En el barrio, en Calle S, Calidonia, comprábamos «duros» de nance, y algunas veces, jugando basket tres contra tres, nos jugábamos, la plata en la acera, quién le compraba los duros a quién.

Un «duro» (Panamá aporta al DRAE el significado) no es otra cosa que la chicha de nance, en este caso, congelada en vasitos de papel que frotábamos para que saliese completo el hielo, le dábamos la vuelta —el vaso servía de soporte— y lo comíamos desde lo más angosto a lo más ancho. También estaban, Avenida Central hacia Santa Ana, los típicos puestos de chicha y empanada en los que parábamos para preguntar «¿qué chicha tiene?» o leíamos los carteles escritos a mano: «Hay chicha de nance o de naranja con raspadura». Yo casi siempre me inclinaba por la de nance.

Lo universal para Panamá pasa por hacer pedagogía. Sorprende ver a tantas personas entregadas últimamente al nance como si fuese algo nuevo, lo que ha ocurrido es que lo han descubierto, posiblemente tarde desde nuestra perspectiva, pero para ellos esta novedad les llega por medio de la exposición que de la fruta han hecho otros países.

Si pretendemos ser universales y no caer en lugares comunes, en las mismas palabras o en las mismas situaciones, debe hacerse pedagogía, interna, aprendiendo a evitar reiteraciones y comprendiendo que tenemos que explicarnos, que no todos se entiende tal y como sale de nuestro arte, una pedagogía que están haciendo los artistas y escritores que siguen viajando para poner en valor nuestra realidad.

Un país que no es autorreflexivo y se observa y se escribe y se discute a sí mismo, siempre será un país ombligo. En la reflexión, en la mirada autocrítica es donde podemos conseguir los valores universales que nos lleven a ser saboreados, como algunos europeos ahora hacen con el nance, tan típico para nosotros, tan entrañable, tan de siempre, tan de la vida cotidiana, que nos sorprende.

Contar lo básico, una fruta, hasta convertirla en historias de nuestro imaginario, explicarlas con sentido e intención de ser entendidas, eso es ser universal. Víctor Hugo escribió de París y la puso en el centro del mundo, la hizo familiar. Vamos a explicar el nance, la pesá y los duros. Seamos universales.


Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural Literatura Panameña y del Viernes Cultural [email protected]

Pedro Crenes Castro (Panamá, 1972), es escritor. Columnista y colaborador en varios medios panameños y españoles. Ha ganado dos veces el premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá y dicta talleres literarios. Vive en España desde el año 1990.