Un estudio de la licenciada Elianne Pauli Quirós, egresada de la USMA e investigadora de la Iniciativa de Investigación Enfocada en el Envejecimiento en Panamá – Disparidades en Salud (PARI-HD) de Indicasat AIP, aporta una intervención novedosa. Compartimos artículo de su autoría que describe el origen de la investigación, sus hallazgos y futuras líneas de investigación como aporte indiscutible a las políticas públicas
Por: Lic. Elianne Pauli Quirós
Elianne Pauli Quirós es licenciada en Psicología y asistente de investigación científica en la Iniciativa de Investigación Enfocada en el Envejecimiento en Panamá – Disparidades en Salud (PARI-HD). Ha conducido investigaciones sobre la violencia de género, específicamente sobre los efectos del acoso sexual callejero sobre mujeres en Panamá. Actualmente sigue investigando sobre intervenciones no farmacológicas para la prevención del deterioro cognitivo en adultos mayores.
El proyecto de tesis de licenciatura titulado “Evaluación de un programa de intervenciones cognitivas y físicas en adultos mayores en la ciudad de Panamá durante 2023 y 2024” fue presentado en diciembre 2024 por la licenciada Elianne Pauli Quirós en la Universidad Santa María La Antigua. Este proyecto tenía el objetivo de evaluar el efecto de un programa de intervenciones físicas y cognitivas en la cognición, el bienestar subjetivo y la salud física en adultos mayores residentes en la Ciudad de Panamá.
El panorama de la demencia a nivel global
Este proyecto nació de la Iniciativa de Investigación Enfocada en el Envejecimiento en Panamá – Disparidades en Salud (PARI-HD) del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat-AIP), ante el creciente número de casos de demencia a nivel global.
En todos los países de América Latina y el Caribe la proporción de personas de 60 años y más incrementará sostenidamente en los próximos decenios. Se trata del segmento poblacional que crece más rápidamente y a mayor velocidad que la población de edades más jóvenes. Como consecuencia, está ocurriendo una transformación demográfica, en la cual se ve un aumento de enfermedades crónicas asociadas al envejecimiento, en particular el deterioro cognitivo leve (DCL) y las demencias relacionadas con la edad, como la enfermedad de Alzheimer (EA) esporádica, el tipo más común de demencia.
La demencia representa la principal causa de discapacidad en las personas mayores y afecta actualmente a casi 50 millones de individuos en todo el mundo. Según predicciones de la Organización Mundial de la Salud, se estima que la población mundial con demencia alcanzará los 82 millones en 2030, y los 152 millones en 2050.
La demencia representa un desafío significativo para los países de América Latina y el Caribe, donde la prevalencia es alta y va en aumento.
Un nuevo enfoque: las intervenciones no farmacológicas
En la actualidad, los fármacos para retrasar, mejorar o detener el deterioro cognitivo son insuficientes y tienen una eficacia indeterminada.
Por otro lado, los enfoques no farmacológicos han ganado atención a lo largo de los años debido a que son terapias con un riesgo mínimo, y están dirigidas a prevenir el deterioro, mejorar los síntomas clínicos y disminuir la carga de los cuidadores. Este tipo de intervenciones son un conjunto de estrategias o técnicas, teóricamente sustentadas, focalizadas y replicables, que se realizan sobre el paciente/participante o el cuidador, que potencialmente producen beneficios relevantes y engloban medidas dirigidas a modificar el estilo de vida.
Las intervenciones no farmacológicas pueden ser de diferentes tipos:
- Intervenciones físicas (ejercicio y rehabilitación motora)
- Cognitivas (estimulación, entrenamiento y rehabilitación)
- Nutricionales (por ejemplo, dietas mediterráneas, con elevada ingesta de frutas y vegetales)
- Psicológicas (terapias cognitivo conductuales)
- De control de factores de riesgo vasculares (hipertensión, diabetes, tabaquismo)
- Misceláneas como la terapia ocupacional, arte y musicoterapia, terapias basadas en realidad virtual, mindfulness y yoga, entre otras.
La evidencia actual apunta a que las intervenciones no farmacológicas pueden tener un efecto positivo sobre la salud de las personas mayores, en aspectos como la cognición, salud mental y física.
Estos efectos se han evidenciado en estudios como el estudio finlandés de intervención geriátrica para prevenir el deterioro cognitivo y la discapacidad (FINGER, por sus siglas en inglés). FINGER se destaca por ser el primer ensayo a largo plazo que muestra que intervenciones multidominio pueden generar efectos beneficiosos sobre la cognición.
La intervención para este estudio abarcó un enfoque multidominio, incluyendo asesoramiento nutricional, ejercicio físico, entrenamiento cognitivo, actividades de socialización y la supervisión y control de factores de riesgo vascular y metabólico. Estudios similares se han llevado a cabo en Estados Unidos, Japón, China y algunos países de Latinoamérica, sin embargo, el presente proyecto es el primero en llevarse a cabo en Panamá.
Metodología del estudio de intervención
Para este estudio, se reclutaron a personas mayores entre los 60 y 80 años residentes en la Ciudad de Panamá. Para ingresar al estudio, las personas debían ser sedentarias, no padecer de discapacidades visuales, físicas o cognitivas que le impidieran participar de las actividades del estudio y contar con la disponibilidad de venir al centro de investigación por un período de cuatro meses para participar en el programa de intervención.
Tras el reclutamiento, los participantes debían asistir a una pre-evaluación para registrar sus medidas cognitivas, clínicas y físicas antes de entrar al programa. Una vez evaluados los participantes, fueron asignados aleatoriamente a los siguientes grupos:
- Grupo experimental 1: Recibió una combinación de intervenciones físicas y cognitivas. Las intervenciones cognitivas individuales se realizaron de 3 a 4 veces a la semana de forma independiente por cada uno de los participantes. usando un programa de entrenamiento cognitivo computarizado, CogniFit. Las tareas incluidas en el programa abarcaron los dominios cognitivos de funcionamiento ejecutivo, memoria episódica visual y verbal a corto y largo plazo, atención alternante, selectiva y sostenida, habilidades visoespaciales, velocidad de procesamiento y lenguaje. Las intervenciones cognitivas grupales se realizaron una vez a la semana y se contaba con dos grupos, uno asistió los martes y otro los sábados. En los talleres se trabajaron los dominios cognitivos de atención, lenguaje, memoria, gnosias, praxias y función ejecutiva a través de cuadernillos de estimulación, juegos y dinámcias grupales. Este grupo recibió también intervenciones físicas de tipo cardiovascular. Se les instruyó participar de caminatas individuales de 3 a 5 veces a la semana utilizando un reloj inteligente que registraba datos como pasos, distancia y calorías. Una vez al mes los participantes eran contactados para participar de caminatas grupales, a las cuales asistieron participantes del grupo experimental 1 y 2.
- Grupo experimental 2: Participó exclusivamente las intervenciones físicas de tipo cardiovascular de forma individual y grupal.
- Grupo control activo: Recibió charlas informativas presentadas por expertos una vez al mes por cuatro meses sobre distintos temas de salud. Para cada sesión se invitó a un experto en el tema. Se abordaron los siguientes temas:
- Salud cerebral y envejecimiento
- Cuidado nutricional
- Calidad del sueño
- Determinantes sociales de salud
- Factores de riesgo cardiovasculares.
De los 64 participantes reclutados, 43 participantes permanecieron hasta el final del programa de intervención, y fueron evaluados nuevamente para realizar una comparación entre su desempeño en la pre-evaluación y post-evaluación.
Resultados del estudio
Se hipotetizó que el rendimiento de las personas mayores en los grupos de intervención sería mejor que el de aquellos que no fueron expuestos a una intervención. Los resultados obtenidos confirmaron la hipótesis y sugieren que un programa de intervenciones cognitivas y físicas puede impactar positivamente en la cognición y el bienestar general de las personas mayores.
Se observaron mejoras en el rendimiento en algunas pruebas neuropsicológicas al comparar las puntuaciones de la pre-evaluación y la post-evaluación para los tres grupos.
En cuanto a los resultados cognitivos, el grupo que participó en intervenciones cognitivas y físicas – el grupo combinado – mostró una mejoría significativa en pruebas que medían cognición global y la función de abstracción. La cognición global es un índice compuesto de capacidad general que se calcula a partir de la combinación de una variedad específica de dominios cognitivos, como memoria, atención, lenguaje, capacidad visoespacial y funciones ejecutivas. La abstracción es un proceso mental que consiste en separar un concepto de sus características concretas para entenderlo de una forma más general.
Por otro lado, el grupo que recibió únicamente intervenciones físicas presentó mejoras en las pruebas que evaluaron memoria a corto plazo, memoria a largo plazo y habilidades visoespaciales. La memoria a corto plazo se refiere a la capacidad para retener información de forma temporal, mientras que la memoria a largo plazo es la habilidad de conservar información durante períodos prolongados o permanentes. Con habilidad visoespacial se hace referencia a mecanismos que permiten la representación, análisis y manipulación de objetos en la mente.
Por último, en el grupo control se observaron aumentos en las puntuaciones de las subpruebas relacionadas a la memoria a corto plazo y la función ejecutiva de inhibición, que consiste en la habilidad de controlar impulsos o respuestas automatizadas, predominantes o guiadas por recompensas, lo cual permite a la persona actuar de manera más razonada y basada en la atención consciente.
Adicionalmente, el grupo de intervención combinada fue el único en mejorar en variables clínicas además de mejorar en variables cognitivas. Mostró un incremento su calidad de vida y disminución en el promedio de síntomas depresivos.
Se puede observar, por ende, el efecto directo que tuvo la intervención sobre los tres grupos de trabajo. Cabe hacer énfasis en el papel que jugó la socialización sobre los participantes. Estudios previos han señalado a la socialización como un complemento para los programas de estimulación cognitiva y sugieren la importancia de diseñar programas de intervención física dentro de un formato grupal.
La literatura existente sobre estudios de este tipo resalta a su vez a la socialización como un elemento fundamental de las intervenciones multidominio, en vista de que se observan mayores logros físicos y cognitivos cuando el entrenamiento se realiza de forma grupal.
Líneas de investigación futuras
Para intervenciones a futuro, una meta importante es tomar medidas para ampliar el tamaño de la muestra, dado que esto fortalecería la capacidad del estudio para detectar efectos de las intervenciones y proporcionaría resultados más robustos. A su vez, aumentar la duración y la frecuencia de las sesiones podría amplificar los beneficios cognitivos y físicos de las intervenciones.
Se ha considerado incluir también intervenciones nutricionales y de control de factores de riesgo cardiovascular, lo cual sería óptimo para fortalecer el programa de intervención, tal como indican estudios previos. Adicionalmente, incoporar más actividades sociales al programa, como el entrenamiento semanal en grupos, podría no solo potenciar los efectos de la intervención y mejorar el bienestar global de los participantes, sino que también podría mejorar la participación y adherencia de los participantes.
Para concluir, en Centroamérica y el Caribe existen pocas investigaciones enfocadas en la prevención del deterioro cognitivo a través de programas de intervención multimodal con personas mayores, por lo cual se necesitan más estudios de esta índole.
El principal aporte de este estudio fue iniciar una nueva línea de investigación que influye en la manera en que se aborda el deterioro cognitivo en Panamá.
Las intervenciones empleadas fueron efectivas para beneficiar la salud cognitiva y emocional de los participantes, y se espera que con los debidos ajustes, se puedan obtener incluso más beneficios para este grupo de la población. Los hallazgos de este estudio no sólo refuerzan la evidencia científica en el campo del deterioro cognitivo asociado a la edad, sino que también tiene un impacto significativo en la salud integral de las personas mayores.
Los beneficios no se ven sólo directamente los participantes, sino que también pueden llegar a influir positivamente en su entorno familiar y social.
Este impacto trasciende al individuo, fortaleciendo el tejido social y reduciendo las cargas que el deterioro cognitivo impone a las familias, lo que resalta la importancia de los programas de intervención como un vehículo para la construcción de comunidades más sanas y informadas.
Por: Lic. Elianne Pauli Quirós