La Lic. Milixza Mabel Botacio Sánchez, del Centro de Biología Celular y Molecular de Enfermedades del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat AIP), comparte sus hallazgos en relación con un nuevo compuesto
Por: Violeta Villar Liste
Los resultados de esta investigación se publicaron en Tendencias actuales en biotecnología y farmacia, un esfuerzo colaborativo en el cual también participaron María F. Alves-Rosa, Nerea Escala,Michèle Ng, Lorena M. Coronado, Jafeth Carrasco, Doriana Dorta, Laura Pineda, Esther del Olmo, Ricardo Correa y Carmenza Spadafora, líder del Centro de Biología Celular y Molecular de Enfermedades.
La enfermedad de Chagas la define la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como “una afección parasitaria, sistémica, crónica, transmitida por vectores y causada por el protozoario Trypanosoma cruzi”.
Es una enfermedad asociada a comunidades vulnerables y se le considera desatendida a pesar de afectar a 21 países de las Américas e incluso a otros países.
Esta realidad impulsa la visión social de la ciencia al buscar nuevos medicamentos que puedan curar al paciente con Mal de Chagas y cerrar brechas por la vía del tratamiento.
La Lic. Milixza Mabel Botacio Sánchez, del Centro de Biología Celular y Molecular de Enfermedades del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat AIP), comparte sus hallazgos en relación con un nuevo compuesto, el BZ-97, que ofrece esperanzas al paciente.
Es estudiante de la Maestría de Microbiología Ambiental de la Universidad de Panamá y tiene licenciatura en Biología Marina.
Los resultados de esta investigación se publicaron en Tendencias actuales en biotecnología y farmacia, un esfuerzo colaborativo en el cual también participaron María F. Alves-Rosa, Nerea Escala,Michèle Ng, Lorena M. Coronado, Jafeth Carrasco, Doriana Dorta, Laura Pineda, Esther del Olmo, Ricardo Correa y Carmenza Spadafora, líder del Centro de Biología Celular y Molecular de Enfermedades.
Ver enlace original y afiliaciones: https://www.abap.co.in/index.php/home/article/view/1348
¿Qué es la enfermedad de Chagas?

En la investigación se describe que la “enfermedad de Chagas (EC), causada por el parásito hemoflagelado Trypanosoma cruzi, es una enfermedad tropical desatendida endémica de las Américas, que afecta a más de seis millones de personas”.
“Esta dolencia afecta aproximadamente a 7-8 millones de personas en América Latina. Se ha reportado una incidencia anual de 30.000 casos nuevos y 10.000 muertes. Sin embargo, al ser una enfermedad silenciosa, el número de personas infectadas y muertes asociadas con esta enfermedad es probablemente impreciso y subestimado. Como consecuencia de grandes olas migratorias, un gran porcentaje de personas llevan la infección a áreas no endémicas como América del Norte”.
Las personas se infectan en contacto con hemípteros (chinches), “expuestas a su picadura, al depositar sus heces infectadas en heridas de la piel o sobre mucosas. Otras modalidades de transmisión son transfusional, congénita, trasplantes de órganos u oral”.
La enfermedad tiene dos fases, “una aguda inicial, que suele ser asintomática, y una fase crónica que dura toda la vida, que en el 60 a 70% de los pacientes es clínicamente asintomática, pero que en un 20 a 30% de ellos desarrollará en años o décadas problemas cardíacos (20 a 30%), problemas digestivos o una combinación de ambos (10 a 15%)” así como síntomas neurológicos.
Un compromiso por la salud global
El mal de Chagas es un problema de salud pública mundial y los tratamientos que se emplean corresponden a medicamentos aprobados en la década de 1960.
Para matar al parásito, hay dos medicamentos: con Benznidazol (BNZ) o Nifurtimox (NFX).
Si bien son eficaces “en el tratamiento de las etapas agudas de la infección, su eficacia es limitada en la fase crónica y varía según la ubicación geográfica”.
Hay algunos efectos secundarios, en particular en pacientes de mayor edad.
“El régimen de tratamiento con ambos compuestos es largo y pueden ocurrir muchos efectos adversos, comprometiendo la continuidad del tratamiento”.
Algunos efectos documentados son dermatitis alérgica, náuseas, vómitos, anorexia, pérdida de peso, insomnio y neuropatía periférica sensitiva dosis-dependiente, entre otros.
“Después de una cumbre de partes interesadas en 2010 en Río de Janeiro, Brasil, los investigadores establecieron criterios para una mayor evaluación de los candidatos a fármacos para la enfermedad de Chagas”.
Esta motivación impulsa esta investigación prometedora.
Compuesto BZ-97, una nueva vía
Botacio Sánchez reitera que «la más olvidada entre las enfermedades olvidadas” enfrenta esta crisis por solo existir estos dos fármacos tóxicos.
En este contexto, un trabajo con la Universidad de Salamanca como colaboración con el laboratorio de la Dra. Esther del Olmos, les permite abrir una nueva vía con el compuesto BZ-97”.
Los resultados de laboratorio, expresados en el artículo publicado, “ha mostrado una impresionante potencia (IC50 = 0.76 μM) contra las etapas intracelulares del parásito Trypanosoma cruzi. En pruebas con epimastigotes de la cepa Y, BZ-97 reveló una perturbación drástica en la homeostasis del parásito: alcalinización de los acidocalcisomas, movilización de calcio, alteraciones morfológicas y signos de apoptosis sin producción de ROS, superando así al benznidazol.
Estos efectos, visualizados mediante microscopía de fluorescencia y el uso de 5-[N-etil-N-isopropil] amilorida (EIPA), que inhibe la bomba TcNHE, destacan el papel crucial de esta bomba en la acción de BZ-97”.
De manera general, al probar el BZ-97, se observó que provoca cambios en el parásito, como alterar el equilibrio interno de ciertas estructuras, afectar su forma y hacer que comience a morir sin causar el daño celular que otros medicamentos sí provocan.
La investigadora señala que el hecho de contar con un compuesto con efecto similar “a uno de los tratamientos considerados el estándar de oro para combatir la enfermedad de Chagas merece una mayor investigación y consideración como una posible opción terapéutica para el futuro”.
Botacio Sánchez expresa su satisfacción porque con esta investigación contribuye con las poblaciones olvidadas, y a la atención de una enfermedad de impacto social, gracias a la ciencia.
Esta estudio ha contado con recursos de la Secretaría Nacional de Ciencia, Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), del Programa de Maestría de Microbiología Ambiental de la Universidad de Panamá y de Indicasat AIP.
Por: Violeta Villar Liste | [email protected]