La ceremonia de canonización de José Gregorio Hernández será el 19 de octubre de 2025, en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, una fecha que llena de júbilo al pueblo venezolano. Científico, médico y santo por la gracia de Dios y la devoción de los fieles, este artículo revisa la vida de quien se convertirá «en el primer santo médico microbiólogo de la historia universal. Tras 106 años, luego de su muerte para la santificación, el fervor popular sigue vivo en torno al santo venezolano«.
- Autoría: Luis Eduardo Traviezo Valles. Es licenciado en Bioanálisis (Universidad de Carabobo, Venezuela), maestro en Protozoología (Universidad de Los Andes, Venezuela). Profesor, categoría Titular, de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado. Orcid: https://orcid.org/0000000345446965.
- Celeste De Sousa Rodríguez. profesora en Educación Integral, Universidad Pedagógica Experimental Libertador; Licenciada en Teología Pastoral, Universidad de Salamanca Cediter; Especialización en Formación y Acompañamiento Psicológico de Jóvenes, Colegio Colombiano de Psicólogos. Orcid: https://orcid.org/0009000242709600
Este artículo se publicó de manera original en el volumen 13, número 2 (julio- diciembre, 2025) de Mayéutica revista científica de humanidades y artes, del Decanato de Humanidades y Artes de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, Venezuela, dirigida por el Dr. Francisco “Larry” Camacho. Ver enlace de la publicación: https://revistas.uclave.org/index.php/mayeutica
Médicos santos
Hay unos 10.000 santos de la Iglesia católica y de estos, desde tiempos de Jesucristo, son varios los que en vida ejercieron el oficio de la medicina.
Entre los más renombrados están san Lucas, autor del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles. Lucas fue quien acompañó a san Pablo en su segundo viaje y este dijo: “Lucas, el médico muy amado”. También sobresalieron san Pantaleón, reconocido por su entrega para sanar a los cristianos perseguidos y cruelmente tratados; san Cosme y san Damián, gemelos y médicos.
Ellos atendían a los más necesitados, pero también fueron torturados y quemados vivos cuando se perseguía a los cristianos, pero, como sobrevivieron a estos martirios, los gemelos terminaron decapitados, por ello son considerados patronos de los médicos, al igual que san Lucas (Murillo Godínez, 2019).
Igualmente, está en esta lista san Martín de Porres (15691639), un mestizo peruano que practicó el oficio farmacéutico y la herbolaria medicinal. Por ser una persona de color, tuvo muchas dificultades para ingresar a la Orden Dominica, aunque una vez aceptado, consagró su vida a la atención de los enfermos. Se le atribuye una cantidad considerable de milagros (MurilloGodínez, 2019).
Otro de la lista es el italiano san José Moscati (18801927), científico, catedrático y patólogo, que atendía gratuitamente a los más pobres.
Más recientemente, destaca san José Gregorio Hernández, médico, científico y profesor universitario que resaltó en varias áreas de la Medicina, pero donde más despuntó fue en la Microbiología, especialidad en la que fundó la primera cátedra de Latinoamérica (Díaz Álvarez, 2010).
La canonización de José Gregorio
El 25 de febrero de 2025, el papa Francisco firmó el Decreto de canonización del Dr. José Gregorio Hernández. Normalmente, se esperaba la certificación del segundo milagro comprobado para lograr la canonización, pero en esta oportunidad fue por “Canonización equivalente”, dada “su fama de santidad”, un procedimiento distinto del acostumbrado por el Vaticano para estos casos.
El Dicasterio para la Causa de los Santos (organismo especializado de la Curia Romana), en mayoría absoluta, tomó la decisión, apoyado además por el papa Francisco, quien, a los 88 años de edad, firmó el documento una vez recuperado de una doble neumonía que lo mantuvo hospitalizado por más de 13 días.
Su formación internacional en el campo microbiólogo
José Gregorio Hernández nació en Isnotú, estado Trujillo, Venezuela, el 26 de octubre de 1864. Su padre, comerciante y el boticario del pueblo, le sugirió que estudiara Medicina, ya que la mayoría de la población de la muy vasta zona de los Andes venezolanos estaba desasistida en materia salud.
Su padre lo envió a Caracas para estudiar el bachillerato en el prestigioso colegio de los hermanos Villegas, de donde egresó con honores. Tras ello, José Gregorio empezó la carrera de Medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde se graduó como el mejor estudiante de su promoción, en 1888 (Duplá y Capriles, 2018).
Recién titulado, ejerció la medicina rural en su natal Isnotú y en otros pueblos de los Andes venezolanos, pero retornó a Caracas, ya que el entonces presidente de la República, Juan Pablo Rojas Paúl, le concedió una beca para especializarse en París, donde estudiaría Microscopía, Bacteriología, Histología y Fisiología Experimental, entre otras disciplinas (Díaz Álvarez, 2010).
Se formó en el Laboratorio de Histología y Embriología de la Facultad de Medicina de París con el profesor Mathias Duval (18441907). También estuvo bajo la tutela del doctor Charles Richet (18501935), Premio Nobel de Medicina en 1913; igualmente, estudió bajo la guía del Dr. Isidore Strauss, profesor de Microbiología, Patología Experimental y Comparada, y con quien el joven José Gregorio aprendió las características de las bacterias, sabiendo diferenciar la diversidad de especies y la patología que cada una de ellas producía (Díaz Álvarez, 2010).
Conoció los trabajos del Louis Pasteur (maestro de Strauss) sobre fermentación y putrefacción. Pasteur no le dio clases a Hernández, pero este sí lo conoció durante su estadía en París. Ya habían transcurrido 30 años de los postulados que para este momento se utilizaban en la desinfección promovida por Lemaire y por Lister (Suarez, 2005).

Por su destacado desempeño, el Dr. Strauss premió a José Gregorio Hernández con una medalla como su mejor alumno del período febrero julio de 1891. Hernández también estuvo en España, donde asistió a las clases del Dr. Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), quien con el Dr. Camillo Golgi, compartiría el Premio Nobel de Medicina en 1906, tres años antes de la muerte de Hernández (Duplá y Capriles, 2018). Al terminar sus estudios en Europa, el Dr. Hernández retornó a Caracas en 1891 (tenía 27 años de edad). Prontamente fundó el laboratorio del Hospital Vargas, el Instituto de Medicina Experimental, las cátedras de Bacteriología (la primera de Latinoamérica) Medicina, Fisiología Experimental, Histología Normal e Histología Patológica.
Resaltó también porque trajo a la UCV equipos novedosos para la época, adquiridos en el Viejo Continente, de los cuales resaltaron los cuatro primeros microtomos de Venezuela, el primer tensiómetro aneroide creado por Henri Vasquez y Charles Laubry que se utilizaría para medir tanto la presión sistólica (alta) y diastólica (baja).
Anterior a esta innovación, solo se medía en Venezuela la tensión sistólica con el tensiómetro de Pachón (Ontiveros et al, 2020). Los equipos que más impulso darían a la Microbiología venezolana, fueron los cuatro microscopios alemanes de la marca Carl Zeiss, de objetivos apocromáticos y de inmersión, los primeros de este tipo que llegaron al país.
Se ha popularizado la versión de que estos microscopios son los primeros en llegar a Venezuela, lo cual es incorrecto: El naturalista sueco Pehr Löfling en un viaje de exploración a la entonces provincia de Venezuela que fue financiado por la Corona española, llevaba consigo dos microscopios simples en 1754 (Traviezo Valles, 2021).
Lo que más destaca del Dr. Hernández como microbiólogo fue la creación de la cátedra de Bacteriología, que inició el 6 de noviembre de 1891. Es la primera en establecerse en Latinoamérica; por ello, en Venezuela, se celebra el 6 de noviembre como el Día del Microbiólogo (Ontiveros et al, 2020). Pero, no por ser microbiólogo fue canonizado José Gregorio Hernández.
Principalmente, su fama de hombre bueno y de buen médico creció por sus atinados diagnósticos en el campo de la medicina interna. Llegó a ser uno de los mejores de la Venezuela de su época y fue fundador de la Academia Nacional de Medicina. Atendía con el mismo empeño al Presidente de Venezuela como al más humilde de los pacientes en la más pobre de las casas de Caracas (Ontiveros et al, 2020).
El Dr. Hernández, además de ser profesor en la UCV y trabajar en los hospitales de Caracas, ejercía la medicina privada. Las visitas a domicilio las cobraba a cinco bolívares, una cantidad modesta para su época y si la consulta era en su casa, el costo era de dos bolívares por paciente.
En la sala de espera tenía una pequeña bolsa de tela, parecida a los “cepillos” con los que se recoge las limosnas de las misas católicas (Ontiveros et al, 2020). El “cepillo de los pobres” estaba cerca de un letrero que, aproximadamente, decía: La consulta tiene un costo de dos bolívares, si no tiene los dos bolívares coloque lo que pueda, si no tiene nada no es necesario que coloque nada y si no tiene dinero para adquirir los medicamentos puede meter aquí su mano y tomar lo que necesite para comprarlos.
Su fama de médico y su desprendimiento por los más necesitados, hizo que se ganara el apodo del “Médico de los Pobres”. Así como muchos escritores se harían famosos tiempo después de su muerte (Cervantes, Allan Poe, Dickinson, Phillips Lovecraft, SaintExupéry y Frank, entre otros), así el Dr. Hernández, con sus obras humanitarias y la sanación de enfermos, fue reconocido hombre santo, luego de 106 años de su fallecimiento, recordando a san Lucas: “Cada árbol se conocerá por sus frutos”.
Miles de devotos reconocen en el Dr. Hernández su interseción ante Dios, para la cura de sus enfermedades del cuerpo y del alma (TraviezoTriolo, 2021).
El Dr. Hernández murió tras ser arrollado por un vehículo el 29 de junio de 1919, cuando tenía 54 años de edad. Casualmente es el segundo accidente automovilístico documentado de Venezuela y, al parecer, es el primer peatón muerto por arrollamiento en Venezuela.
La conmoción y tristeza embargó no solo a Caracas, sino a muchas ciudades del país.
En su sepelio el féretro fue acompañado y despedido hasta el cementerio por una multitud de familiares, amigos, alumnos y pacientes agradecidos que gritaban “el Dr. Hernández es nuestro”.
Ese adiós es un hito en el camino que seguiría la fe en el más santo de los médicos (el hombre), luego, el más médico de los santos (el beato), ya que desde su desaparición física empezaron las peticiones populares de curación de enfermedades, primero de los venezolanos y al tiempo, transformado en una fe que atravesó las fronteras, como lo evidencian cientos de testimonios documentados por la Iglesia, en los cuales los devotos certifican que el Dr. Hernández intercedió ante Dios para recuperar la salud de miles de personas.
Estos testimonios fueron la base de la “canonización equivalente” de José Gregorio para convertirse, para orgullo de sus coterráneos, en el primer santo de Venezuela y el primer santo microbiólogo del mundo (Díaz Álvarez, 2010).
El pueblo católico venezolano esperó pacientemente durante 106 años la canonización vaticana del Dr. Hernández. Para los creyentes, a partir del momento de su muerte José Gregorio empezó desde los cielos a interceder ante Dios para seguir curando a los enfermos. Para ellos, ha sido un acto de justicia del papa Francisco la santificación, atestiguada por los cientos de enfermos sanados, decenas de ellos niños, en todo el mundo, que llevan su nombre como agradecimiento.
Un gran médico, un excelente microbiólogo, pero, sobre todo, un extraordinario ser humano. A 106 años de la muerte del más santo de los médicos y el nacimiento del más médico de los santos, celebramos desde ya, al primer santo venezolano y al primer santo microbiólogo del mundo.
Referencias:
- Díaz Álvarez, M. (2010). José Gregorio Hernández, El Médico de los Pobres. (10ª Ed). Editorial San Pablo.
- Duplá, F; Capriles, A. (2018). Se Llamaba José Gregorio Hernández. AB Ediciones. http://biblioteca2.ucab.edu.ve/anexos/biblioteca/marc/texto/Ebook/ AAU4959.pdf
- MurilloGodínez, G. (2019). Los santos patronos de la medicina, la cirugía y la Odontología. Med Int Méx. 35(4):58593. https://www.medigraphic.com/pdfs/ medintmex/mim2019/mim194l.pdf
- Ontiveros, E; Montilva, J; Contreras, W. (2020). José Gregorio Hernández Biografía de la Ejemplaridad. Universidad de Los Andes. http://bdigital2.ula.ve:8080/xmlui/handle/ 654321/5591
- Suarez, M. (2005). José Gregorio Hernández. (Vol.2). Biblioteca Biográfica Venezolana. Editorial El Nacional Banco del Caribe.
- Traviezo Valles, L. (2021). El Dr. José Gregorio Hernández, un santo para nuestros días. (1° ed.). Editorial Paulinas. https://bit.ly/4fzEa1W
- Traviezo Triolo, A., Traviezo Triolo, E., Traviezo Valles, L. (2021). Escritores famosos que no conocieron sus laureles. En prospectiva. 2(1): 4553. https://revista.uny.edu.ve/ ojs/index.php/enprospectiva/article/view/179/210

En el volumen 13, número 2 (julio- diciembre, 2025) de Mayéutica revista científica de humanidades y artes, del Decanato Experimental de Humanidades y Artes de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, Barquisimeto, Venezuela, además de este artículo, escriben: Reinaldo Rojas (Individuo de Número de la Academia Nacional de la Histora de Venezuela); Edgar Osvaldo Archundia (Universidad Nacional Autónoma de México); José Ignacio Vielma Cabruja, (Universidad de Chile); Luis Pérez Valero, Olga del Pilar López y Fredy Vallejos (Universidad de las Artes, Ecuador); Liliana Guerra Ospina, (Universidad de La Guajira, Colombia); Beatriz Carvajal, Iván Aguilar González y Naudy Trujillo Mascia (Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado. Pablo Vargas Hidalgo y Luis Páez V., de la Universidad de las Artes (Ecuador), reseñan el documental de su autoría Salitre. Desde Carora, el cronista de la ciudad, Luis Cortés Riera, nos habla de “una cultura cómica llamada carnaval”. La sección de Galería es para el recientemente fallecido Seabastiao Salgado, destacado maestro fotodocumentalista brasileño.