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Foto | cortesía FAO

Con información de FAO

Proteger sus sistemas de medios de subsistencia y las prácticas y saberes ancestrales, puede aportar a nuevas soluciones para la lucha contra la inseguridad alimentaria y la malnutrición, la pobreza y la degradación ambiental, señaló la FAO

En el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se conmemora cada 9 de agosto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) recordó que los pueblos indígenas deben ser considerados como una parte imprescindible en cualquier programa de desarrollo.

Según la Organización, proteger sus sistemas de medios de subsistencia y las prácticas y saberes ancestrales, puede aportar a nuevas soluciones para la lucha contra la inseguridad alimentaria y la malnutrición, la pobreza y la degradación ambiental.

De acuerdo a la FAO, es necesario que desde los diferentes sectores se busquen los mecanismos y se lleven a cabo todos los esfuerzos necesarios para respetar, incluir y promover las cuestiones relativas a los pueblos indígenas en su labor global.

“Aun cuando reconocemos la inmensa contribución de las comunidades indígenas al desarrollo sostenible y equitativo, hace falta incrementar acciones para disminuir las brechas socioeconómicas que enfrentan y obstaculizan el logro de un pleno desarrollo con identidad”, expresó la especialista de pueblos indígenas de la FAO para Mesoamérica, Verónica Chicas. 

Chicas explicó que todavía los pueblos indígenas se ven afectados de forma desproporcionada por la degradación ambiental, la marginación político-económica y el desarrollo de actividades que afectan negativamente a sus ecosistemas, medios de subsistencia, patrimonio cultural y estado nutricional.

Añadió que esta vulnerabilidad ante distintas adversidades implica que los pueblos indígenas exigen una atención específica para beneficiarse del desarrollo, según sus propias condiciones.

De ahí que establecer unos derechos inequívocos y jurídicamente sustentados, que garanticen el acceso a recursos como la tierra, el agua, la alimentación, las semillas y los sistemas ganaderos constituye una prioridad para la supervivencia de los medios de subsistencia indígenas. Así como inversiones en medidas de conservación y tecnología.

La Política de la FAO sobre pueblos indígenas y tribales detalla una serie de mecanismos claves para garantizar la participación plena de estos pueblos, y uno de ellos es el principio y derecho de un “consentimiento libre, previo e informado”, que exige que los Estados y las organizaciones de todo tipo y en todos los niveles obtengan la autorización de los pueblos indígenas antes de adoptar y ejecutar proyectos, programas o medidas legislativas y administrativas que puedan afectarles.

Este principio hace hincapié en que los pueblos indígenas deben ser incluidos en los procesos consultivos, el tiempo necesario para estos procesos debe respetarse y la información sobre los posibles efectos de las actividades debe revelarse por adelantado. Las medidas legítimas de consulta garantizan que las actividades o acciones planificadas respondan a las preocupaciones e intereses de los pueblos indígenas, permitiendo de esta manera un proceso de desarrollo determinado libremente.

“Los pueblos indígenas reclaman el derecho a una participación plena y eficaz en todas las etapas de cualquier medida que pueda afectarles directa o indirectamente. Esto implica que los pueblos indígenas deben ser incluidos como partes interesadas competentes y legítimas en proyectos o iniciativas que afecten a su ámbito de existencia”, cita textualmente el documento de la FAO.

La FAO ha reiterado en múltiples ocasiones que los pueblos indígenas son proveedores de valiosos conocimientos y habilidades que contribuyen al desarrollo sostenible y la gestión sostenible de los recursos naturales.

Foto | cortesía FAO

“Sus prácticas agrícolas, que en el pasado han demostrado una gran capacidad de adaptación y resistencia, siguen desempeñando una importante función en la aclimatación, conservación y adaptación de los recursos genéticos y la biodiversidad agrícola en todas las escalas”, añadió la especialista de FAO.

Verónica Chicas agregó que las prácticas de los pueblos indígenas en los ámbitos de la agricultura, la caza, la recolección, la pesca, la ganadería y la silvicultura integran a menudo consideraciones de orden económico, ambiental, social y cultural. Y a la vez, muchos grupos han desarrollado sistemas de conocimiento, tecnologías e instituciones para la ordenación sostenible de la biodiversidad local.

“Adicionalmente, las dietas tradicionales y los mecanismos de supervivencia han utilizado esta capacidad singular sobre todo en tiempos de dificultad, y han desempeñado una función fundamental en la capacidad de muchos pueblos indígenas para subsistir en condiciones extremas”, dijo.

Según la FAO, este hecho representa una importante contribución al desarrollo histórico de los sistemas agrícolas y alimentarios del mundo. Utilizar los conocimientos especializados provenientes de este patrimonio cultural y estos legados históricos constituye un importante recurso para abordar los retos que afrontan la alimentación y la agricultura en la actualidad y en el futuro.

Por consiguiente, resultan fundamentales los programas de desarrollo que aprovechan estos conocimientos del pasado y buscan la protección dinámica de los sistemas tradicionales ante pérdidas que no deberían producirse.

Con información de FAO