La educación universitaria sigue siendo un motor de movilidad social, pero requiere estrategias que reduzcan las desigualdades entre regiones y sectores socioeconómicos, dijo el rector de la Universidad de Córdoba, Jhon Boretto, quien inauguró la actividad
Por: Ingrid Amaya V. Foto: Yamileth Donalicio | Revista Hacia la Luz
El rector de la Universidad de Córdoba, Argentina, Mgtr. Jhon Boretto, instó a las universidades a asumir un rol activo frente a los cambios actuales, involucrándose en la resolución de problemas sociales.
En el marco de la octava versión de la Escuela Internacional de Verano de la Universidad de Panamá, Boretto consideró que la educación superior debe evolucionar constantemente para responder a las demandas de la ciudadanía y generar conocimientos que impulsen el desarrollo social.
El rector argentino, quien dictó la conferencia «La Reforma como agenda de futuro para la Educación Superior», señaló que el crecimiento exponencial de la matrícula universitaria en las últimas dos décadas ha traído consigo desafíos como el acceso desigual a la educación superior y la brecha en la calidad de los empleos. En este sentido, reiteró que la educación universitaria sigue siendo un motor de movilidad social, pero requiere estrategias que reduzcan las desigualdades entre regiones y sectores socioeconómicos.
Durante su intervención, reflexionó sobre la vigencia de la Reforma Universitaria de 1918 y su aplicabilidad en el contexto actual.
Boretto destacó que la Reforma Universitaria de 1918 marcó un hito en la educación superior de América Latina, estableciendo principios fundamentales como la autonomía universitaria, el cogobierno estudiantil y la extensión universitaria. A más de un siglo de su implementación, estos postulados siguen influyendo en la evolución de las instituciones de educación superior y resultan clave para afrontar los desafíos actuales.
De igual manera, el rector enfatizó que los avances científicos y tecnológicos han generado cambios profundos en la sociedad, transformando las estructuras laborales y redefiniendo la concepción del conocimiento. Ámbitos como la inteligencia artificial, la biotecnología y la industria 4.0 presentan retos que exigen de las universidades una actitud flexible e innovadora para su abordaje.
Uno de los temas centrales de la conferencia fue la relación entre democracia y educación superior. Boretto subrayó que la autonomía universitaria solo puede prosperar en un entorno democrático, ya que la calidad de las democracias incide directamente en la posibilidad de garantizar una educación libre, crítica y transformadora.
El docente apuntó que la Reforma Universitaria de 1918 no debe verse como un hecho histórico estático, sino como un compromiso permanente con la mejora y la adaptación.
La universidad tiene la responsabilidad de innovar, revisar sus políticas y garantizar una educación de calidad en un mundo dinámico. En este proceso, la autonomía, la transparencia y la flexibilidad se erigen como pilares fundamentales para mantener vigente el espíritu reformista en el siglo XXI, dijo.
En su intervención el académico indicó que hace dos décadas se han duplicado las inscripciones a instituciones de educación superior en el mundo, 254 millones de personas se han inscrito en universidades y se espera que estas cifras sigan aumentando, sin embargo, persisten las desigualdades entre países y regiones del mundo, en muchos casos el acceso a la educación superior explica la brecha de ingresos lo que redunda en una inequidad creciente en relación con la calidad de los empleos provocando la frustración de ambos sectores de la población en particular en las clases trabajadoras.
La conferencia reafirmó la necesidad de preservar y fortalecer el legado de la Reforma Universitaria, adaptándolo a los desafíos globales sin perder su esencia democrática y transformadora.
Por: Ingrid Amaya V. Foto: Yamileth Donalicio | Revista Hacia la Luz