La prevención es la herramienta más poderosa, especialmente para los grupos vulnerables y se logra con medidas importantes y específicas
Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid. Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia. Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas. Miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)
Una infección respiratoria es una enfermedad que afecta cualquier parte de nuestro sistemarespiratorio, desde la nariz y la garganta (vías respiratorias superiores) hasta los pulmones (vías respiratorias inferiores). Se producen cuando microorganismos, como los virus o las bacterias, ingresan al cuerpo y se multiplican, causando síntomas como tos, congestión, dolor de garganta, dificultad para respirar o fiebre. Son muy comunes y, si bien la mayoría son leves, algunas pueden ser graves.
¿Qué es un Virus? Infecciones Respiratorias Virales

Un virus es una partícula microscópica mucho más pequeña que una bacteria. Se compone de material genético (ADN o ARN) cubierto por una capa de proteína. La característica principal de un virus es que no puede reproducirse por sí mismo. Necesita invadir las células de un organismo vivo (como las de nuestras vías respiratorias) para utilizar su maquinaria y replicarse, destruyendo la célula huésped en el proceso.
Las infecciones virales son la causa más común de los cuadros respiratorios agudos y suelen ser autolimitadas, lo que significa que el cuerpo las combate por sí solo con el tiempo. Las que se presentan más comúnmente en adultos son:
- Resfriado común: Causado principalmente por rinovirus y, en ocasiones, por algunos coronavirus (distintos al SARS-CoV-2).
- Gripe o influenza: Causada por el virus de la influenza. Tiende a ser más grave que el resfriado común, con fiebre más alta y dolores corporales.
- COVID-19: Causada por el virus SARS-CoV-2. Puede presentarse con una amplia gama de síntomas, desde leves hasta una neumonía grave, y causar la muerte por insuficiencia respiratoria.
- Infección por Virus Sincitial Respiratorio (VSR): Aunque es más conocido en niños, puede causar enfermedades respiratorias y neumonía en adultos, especialmente en los mayores o con sistemas inmunes debilitados.
¿Qué es una Bacteria? Infecciones Respiratorias Bacterianas

Una bacteria es un organismo unicelular con vida propia. A diferencia de los virus, las bacterias pueden reproducirse por sí mismas fuera de las células del huésped. Aunque muchas bacterias son inofensivas e incluso beneficiosas, algunas son patógenas y pueden causar enfermedades al liberar toxinas o invadir tejidos.
Las infecciones bacterianas pueden ser la causa inicial de una enfermedad o aparecer como una sobreinfección después de que un virus ha debilitado el sistema inmune. Las más comunes en adultos son:
- Neumonía bacteriana: Una de las más graves. Es frecuentemente causada por la bacteria Streptococcus pneumoniae (neumococo).
- Bronquitis bacteriana: Puede desarrollarse después de una bronquitis viral.
- Sinusitis y faringitis bacterianas: Aunque la mayoría son virales, algunas son causadas por bacterias como Streptococcus pyogenes.
- Tos Ferina (pertussis): Causada por Bordetella pertussis. A pesar de que hay vacuna en la infancia, su protección puede disminuir en la edad adulta.
Poblaciones adultas más vulnerables

Ciertos grupos de adultos tienen un mayor riesgo de desarrollar infecciones respiratorias más graves, tanto virales como bacterianas, debido a que su sistema inmunitario puede estar debilitado o sus órganos tienen menor capacidad de reserva.
Las poblaciones más vulnerables incluyen adultos mayores (a partir de 65 años) debido a que su sistema inmune es menos reactivo; pacientes con enfermedades pulmonares crónicas, como enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o asma; pacientes con enfermedades cardíacas crónicas o diabetes; pacientes inmunocomprometidos, es decir, personas que toman medicamentos que suprimen el sistema inmune o que tienen enfermedades que lo debilitan (como el VIH o cáncer); pacientes con enfermedad renal crónica (ERC), ya que el funcionamiento del sistema inmune a menudo se ve afectado; pacientes en terapia de reemplazo renal (diálisis) debido a que estos pacientes tienen un mayor riesgo de infecciones graves debido a la inmunosupresión asociada a la enfermedad y el procedimiento; y pacientes trasplantados (ej. renal), ya que estos pacientes deben tomar medicamentos inmunosupresores de por vida para evitar el rechazo del órgano, lo que los hace extremadamente vulnerables a cualquier infección.
Tratamiento y manejo de las infecciones
El tratamiento de una infección respiratoria depende totalmente de su causa, ya sea virus o bacteria.
En el manejo de infecciones virales, el enfoque principalmente es tratamiento de soporte (aliviar los síntomas) y tiempo, entre 4 a 10 días. El tratamiento consiste en reposo, líquidos, medicamentos para la fiebre o el dolor (como paracetamol o ibuprofeno), y descongestionantes nasales. Los antivirales solo se usan para virus específicos y en situaciones concretas (por ejemplo, para la gripe/influenza o COVID-19 en pacientes de alto riesgo), y son ineficaces contra otros virus y las bacterias. Los antibióticos NO funcionan contra los virus.
En el manejo de las infecciones bacterianas, el enfoque es eliminar la bacteria causante. Requiere el uso de antibióticos, pero es importante que el médico determine si la infección es bacteriana para prescribirlos y que el paciente complete el ciclo completo para asegurar la erradicación y evitar la resistencia bacteriana.
En algunos casos, tanto con las infecciones virales o bacterianas, se puede requerir hospitalización, especialmente en poblaciones vulnerables, y se determina cuando hay necesidad de oxígeno por dificultad respiratoria severa; fiebre alta o persistente que no responde al tratamiento antipirético; complicaciones sistémicas como neumonía extensa o sepsis; deshidratación o incapacidad para tolerar líquidos por vía oral; y por empeoramiento de una enfermedad crónica subyacente.
Estacionalidad y prevención

En muchas regiones, la prevalencia de ciertas infecciones virales aumenta durante las temporadas más frías, ya sea temporada lluviosa o en otros países, otoño e invierno, ya que son las temporadas de mayor circulación del virus de la gripe/influenza, el Virus Sincitial Respiratorio (VSR) y algunos rinovirus. Esto se debe a que las personas pasan más tiempo en interiores con ventilación limitada. En el caso de las infecciones bacterianas, dependen de diferentes factores, pero mayormente del estado de “defensa” del huésped.
La prevención es la herramienta más poderosa, especialmente para los grupos vulnerables, y esto se logra con tres medidas importantes:
- Vacunación: Es fundamental. Asegúrese de tener al día las vacunas recomendadas, como la vacuna anual contra la gripe y la vacuna contra el neumococo (para prevenir la neumonía bacteriana más común). Recientemente, también están disponibles vacunas para COVID-19 y VSR en adultos mayores.
- Higiene de manos: Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón o usar alcohol en gel.
- Etiqueta de tos y estornudo: Cubrirse la nariz y la boca con el codo o un pañuelo desechable. El uso de mascarillas es una medida de prevención muy eficaz, ya que las infecciones respiratorias se transmiten principalmente a través de gotitas que expulsamos al hablar, toser o estornudar.
Recordar que si usted tiene síntomas respiratorios (tos, estornudos), úsela para proteger a los demás, y si usted es parte de una población vulnerable (adulto mayor, paciente con ERC, trasplantado…), úsela en espacios concurridos o cerrados (transporte público, hospitales, centros comerciales) para protegerse a sí mismo del contagio.
Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

