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El cambio climático, con sus efectos en la distribución geográfica de vectores, el comportamiento animal y la ecología, está intensificando el riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las TablasMiembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

En el contexto actual, marcado por el aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos climáticos extremos y la globalización, las enfermedades zoonóticas, aquellas que se transmiten entre animales y humanos, han cobrado una relevancia alarmante.

Entre estas infecciones, el dengue, la leptospirosis y el hantavirus se destacan por su potencial para causar graves complicaciones renales.

El cambio climático, con sus efectos en la distribución geográfica de vectores, el comportamiento animal y la ecología, está intensificando el riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas. La deforestación, la urbanización y la intensificación de la agricultura también contribuyen a la mayor exposición humana a patógenos zoonóticos. En Panamá, la ubicación geográfica, la diversidad climática y la alta densidad de bosques tropicales crean un ambiente propicio para la proliferación de estas enfermedades.

Dengue

El dengue, transmitido por el mosquito Aedes aegypti, es una enfermedad viral prevalente en regiones tropicales y subtropicales. Su presentación clínica varía desde una fiebre leve hasta la fiebre hemorrágica del dengue (FHD) y el shock del dengue, potencialmente mortales. Los factores de riesgo incluyen vivir o viajar a zonas con transmisión de dengue y haber padecido previamente la infección (son 4 serotipos). Los síntomas que pueden presentar son fiebre alta(generalmente entre 38°C y 40°C), dolor de cabeza intenso(en el área de la frente odetrás de los ojos); dolor muscular y articular; erupción cutánea(manchas rojas o rosadas en la piel), náuseas y vómitos, fatiga y debilidad (falta de energía y sensación de cansancio generalizado).

En casos más severos (fiebre hemorrágica del dengue y shock del dengue), pueden presentarse hemorragias nasales, sangrado de encías, moretones con facilidad, dolor abdominal fuerte en la parte superior o inferior del abdomen, vómitos que no se detienen, disminución de la micción(orinar menos de lo habitual o no orinar en absoluto), y los casos más graves pueden presentar estado de shock o presión arterial baja (pulso rápido, respiración agitada, piel fría y sudorosa), que puede llegar a ser letal.

La infección se detecta con pruebas serológicas para detectar anticuerpos contra el virus del dengue y mediante la evaluación de pruebas para evaluar la función renal y la coagulación sanguínea.

El tratamiento es manejo sintomático con reposo, líquidos y medicamentos para la fiebre y el dolor; hospitalización para pacientes con FHD o shock del dengue y transfusión de componentes sanguíneos; en caso de complicaciones renales, como anomalías urinarias y electrolíticas séricas debida a glomerulonefritis aguda, rabdomiólisis o síndrome urémico hemolítico, secundario a lesión renal aguda (IRA), los pacientes son manejados en el hospital y se puede apoyar con terapia dialítica según se requiera.

Leptospirosis: Infección por Leptospira

La leptospirosis es una enfermedad bacteriana zoonótica causada por la bacteria Leptospira, que se transmite a través del contacto con la orina o el tejido infectado de animales, principalmente roedores. Los factores de riesgo están relacionados con contacto con agua o tierra contaminada con orina de animales infectados; ocupaciones de alto riesgo, como los agricultores, ganaderos, trabajadores de alcantarillado; y actividades recreativas en áreas con presencia de roedores.

La bacteria Leptospira puede afectar a varios órganos del cuerpo, incluyendo los riñones, el hígado, los pulmones y el corazón. Los síntomas de la leptospirosis pueden variar de leves a graves, y en algunos casos, puede ser mortal.

Los síntomas iniciales aparecen entre 2 a 20 días después de la infección y los pacientes se presentan con fiebre alta, generalmente entre 38°C y 40°C, y el paciente puede presentar escalofríos, temblores intensos, dolor muscular y articular; dolor de cabeza (puede ser intenso y persistente); malestar estomacal, náuseas, vómitos, y diarrea. Los pacientes pueden presentar ictericia o coloración amarillenta de la piel y los ojos, conjuntivitis; y también pueden presentar sangrado (hemorragias nasales, sangrado de encías, moretones con facilidad). 

Esta enfermedad puede presentar un curso más severo que se conoce como síndrome de Weil, en donde presenta lesión renal aguda,dificultad para respirar, dolor en el pecho y tos con sangre, hemorragia pulmonar, miocarditis e incluso meningoencefalitis (una inflamación del cerebro y la médula espinal). Sin el debido diagnóstico, puede llegar a una falla multiorgánica y muerte.

El diagnóstico se realiza con pruebas serológicas para detectar anticuerpos contra la bacteria Leptospira y análisis de orina para detectar la bacteria. El tratamiento consiste en antibióticos como penicilina o doxiciclina, indicados si hay alta sospecha o confirmación de la enfermedad, y manejo sintomático con reposo, líquidos y medicamentos para la fiebre y el dolor.

Hantavirus: Fiebre Hemorrágica Pulmonar y Síndrome Renal

El hantavirus se transmite por contacto con la saliva, la orina o las heces de roedores infectados, principalmente ratones de campo. La enfermedad se presenta en dos formas principales: la fiebre hemorrágica pulmonar por hantavirus (HPS) y el síndrome renal por hantavirus (SHS).

Los factores de riesgo incluyen tener contacto con roedores infectados o sus excrementos, vivir o trabajar en áreas con alta presencia de roedores y la exposición en actividades al aire libre como campamentos o senderismo.

Los síntomas pulmonares de la (HPS) incluyen dificultad para respirar (disnea o sensación de falta de aire, incluso en reposo), tos seca, dolor en el pecho, taquicardiae hipoxemia(niveles bajos de oxígeno en la sangre). En casos severos, la insuficiencia respiratoria es tan importante que el paciente debe ser intubado y asistido por un ventilador hasta que la etapa crítica mejore. Sin embargo, es importante mencionar que la infección por Hanta produce una alta mortalidad debido al problema pulmonar conocido como síndrome de distrés respiratorio agudo (SDRA), una condición grave que puede causar la muerte.

El diagnóstico se realiza mediante pruebas serológicas para detectar anticuerpos contra el hantavirus y la sospecha clínica en pacientes con factores de riesgo epidemiológico, es decir, en zonas de alta prevalencia. El manejo sintomático incluye reposo, líquidos y medicamentos para la fiebre. No existe un tratamiento antiviral específico para el hantavirus.

En caso de presentar complicaciones pulmonares, el paciente debe ser llevado a un Hospital para que se le de soporte ventilatorio. La severidad de la afección renal no solo depende del serotipo del virus (que son 4 conocidos), sino también de la susceptibilidad individual del paciente y la prontitud del diagnóstico y tratamiento. En caso de presentar lesión renal aguda por deshidratación o hipovolemia, el paciente será manejado con líquidos y en caso de ser necesario, se brindará apoyo dialítico.

Conclusión: Prevención y Vigilancia Epidemiológica

Las infecciones virales zoonóticas como el dengue, la leptospirosis y el hantavirus representan una amenaza significativa para la salud en Panamá y en el mundo. La prevención mediante el control de vectores, la reducción del contacto con animales infectados y la promoción de la higiene es crucial para minimizar el riesgo de estas infecciones.

La vigilancia epidemiológica y el diagnóstico temprano son importantes para minimizar las complicaciones y evitar la progresión o severidad de la infección.

Recuerda, elimina los criaderos de mosquitos, para disminuir el riesgo de dengue; y mantener medidas de higiene y control de roedores para evitar que habiten en la misma área en donde viven las personas.

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI