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La conversación sobre salud ya no se produce en los espacios clásicos de autoridad (consultorios, simposios, campañas institucionales), sino en redes sociales, grupos comunitarios, plataformas de mensajería y espacios digitales de baja curaduría.

Por: Magíster Nathalie Carrasco, especialista en Neurocomunicación y Comunicación Científica



Divulgar salud no es simplemente entregar información. Es un acto de mediación estratégica entre el conocimiento científico y la vida cotidiana de las personas. Implica traducir hallazgos complejos en decisiones informadas, empáticas y culturalmente pertinentes. En el contexto actual —marcado por desigualdades en el acceso, desconfianza institucional y saturación de canales— la divulgación en salud se convierte en una herramienta de equidad y transformación colectiva.

¿Por qué la divulgación en salud necesita reinventarse?

Las dinámicas comunicativas han cambiado profundamente. La conversación sobre salud ya no se produce en los espacios clásicos de autoridad (consultorios, simposios, campañas institucionales), sino en redes sociales, grupos comunitarios, plataformas de mensajería y espacios digitales de baja curaduría.

Un estudio reciente publicado en The Lancet Digital Health (2023) destaca cómo el 62% de los adultos jóvenes en América Latina acceden a información médica por TikTok o Instagram antes de consultar fuentes oficiales. Este fenómeno no es anecdótico: es estructural.

Por eso, hoy más que nunca, divulgar salud no es solo informar, sino participar activamente en el ecosistema emocional, narrativo y digital de las personas. Requiere ciencia, pero también humildad, diseño y conexión.

¿Qué limita el impacto de los mensajes de salud?

  • Comunicar desde el tecnicismo, sin traducción ni contexto.
  • Creer que los datos bastan para cambiar conductas.
  • Asumir que el mensaje correcto encontrará por sí solo a su audiencia.
  • Ignorar el componente emocional, estético y cultural de la comunicación.

La evidencia en neurocomunicación es clara: el mensaje más efectivo es el que logra activación emocional congruente con el comportamiento deseado (Kappas & Krämer, 2020).

Estrategias innovadoras para divulgar salud con impacto

1. Contar historias, no solo transmitir conceptos

La neurociencia aplicada confirma que las historias activan más áreas cerebrales que los datos aislados. Estudios como el de Zak (2015) han demostrado que la narrativa personal incrementa la producción de oxitocina, generando conexión, empatía y motivación.

Aplicación práctica:

  • Humaniza los datos clínicos.
  • Utiliza testimonios reales, narrativas locales, voces familiares.
  • Prioriza el relato antes que la estadística.

Una historia bien contada educa más que una infografía brillante.

2. Usar los formatos que vive tu audiencia

El 74% de los usuarios digitales consumen contenidos en formatos visuales o auditivos breves (Statista, 2023). Si tu mensaje solo existe en PDF o nota técnica, es invisible.

Ejemplos:

  • Videos breves en TikTok resolviendo dudas comunes sin dramatismo.
  • Reels visuales para recordar chequeos preventivos.
  • Carruseles educativos sobre mitos de salud en Instagram.
  • Audios breves por WhatsApp en zonas rurales sin acceso estable a internet.

La clave: mantener el rigor sin perder la accesibilidad.

3. Conectar desde la emoción, no desde la autoridad

La evidencia sugiere que la emoción es un factor predictivo más fuerte que la lógica para la adopción de conductas saludables (Bagozzi, 2020).

  • Diseña campañas que generen orgullo, pertenencia, esperanza.
  • Evita el miedo paralizante o la culpa como estrategia principal.
  • Muestra vidas transformadas, no solo riesgos evitados.

Emoción bien encauzada = acción sostenible.

4. Co-crear con las comunidades, no solo hablarles

Las intervenciones más exitosas en salud pública incluyen procesos de participación comunitaria desde la fase de diseño.

Claves para lograrlo:

  • Involucra agentes comunitarios, pacientes y familiares.
  • Valida lenguajes, símbolos, referencias y modos de vida locales.
  • Haz del mensaje una construcción conjunta, no una imposición técnica.

Cuando la comunidad se ve reflejada en el mensaje, lo convierte en propio.

¿Qué genera una estrategia de divulgación en salud bien diseñada?

  • Aumento en la comprensión de temas complejos (salud mental, vacunación, enfermedades crónicas).
  • Mayor adherencia a tratamientos y programas preventivos.
  • Disminución de estigmas asociados a condiciones invisibles.
  • Reducción de la brecha entre conocimiento técnico y acción ciudadana.
  • Construcción de ciudadanía crítica y corresponsable del bienestar colectivo.

Preguntas frecuentes sobre comunicación en salud

¿Cómo saber si un mensaje de salud está funcionando?
Evalúa tres cosas: comprensión, conversación y acción. Si el mensaje no se comenta, no se replica ni cambia decisiones, necesita rediseño.

¿Solo médicos pueden divulgar en salud?
No exclusivamente. Los profesionales de la salud son referentes clave, pero la divulgación efectiva requiere también de expertos en pedagogía, diseño y comunicación científica. La colaboración interdisciplinaria garantiza que el mensaje sea correcto, claro y transformador.

¿Cuál es la verdadera innovación en comunicación en salud hoy?
Diseñar desde el comportamiento.
Entender cómo deciden las personas, qué las moviliza y qué barreras deben superar. Y luego, crear desde ahí.

Salud que no se comunica, no transforma.

La información médica tiene valor. Pero solo cuando encuentra una narrativa que la vuelva accesible, relevante y emocionalmente significativa para quienes la necesitan.

Estoy lista para acompañarte.

La autora es abogado, comunicadora y Business Process Manager, enfocada en gestión empresarial con tres maestrías en Comunicación: Máster en Comunicación Estratégica y organizacional, Máster en Neurocomunicación, Máster en Comunicación Científica. Vive en Canadá.