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El camino a seguir no lo marca la ideología, sino la evidencia. Los hechos no ceden ante la presión política. Las instituciones científicas de todo el mundo se solidarizan. Nosotros también debemos hacerlo

Por: Dra. Gabrielle B. Britton

La autora es investigadora científica en Neurociencias del INDICASAT AIP e integrante de la Fundación Ciencia en Panamá. Este artículo fue publicado de manera en el diario La Prensa de Panamá, sección Opinión.

Hace nueve años, en medio de recortes presupuestarios globales a la ciencia, nació la Fundación Ciencia en Panamá. Surgimos como un movimiento ciudadano convencido de que el conocimiento es una herramienta poderosa para construir un país más justo, resiliente y sostenible.

Hoy, al igual que entonces, el papel de la ciencia está bajo escrutinio. A medida que enfrentamos múltiples puntos de inflexión ecológicos y crecientes tensiones sociales, la necesidad de decisiones fundamentadas en evidencia se vuelve urgente. Sin embargo, vemos cómo en varios países, incluyendo potencias en investigación e innovación como Estados Unidos, se reducen los presupuestos científicos, se detiene la investigación crítica y se debilitan las instituciones que deberían proteger la salud, la educación y el ambiente.

Este es un momento de crisis, pero también de oportunidad. No debemos dejarnos dividir por discursos políticos, sino unirnos por una responsabilidad compartida: defender el conocimiento como bien público.

El camino a seguir no lo marca la ideología, sino la evidencia. Los hechos no ceden ante la presión política. Las instituciones científicas de todo el mundo se solidarizan. Nosotros también debemos hacerlo.

Desde Ciencia en Panamá, junto con aliados, universidades y organizaciones de la sociedad civil, nos hemos movilizado con firmeza por la ciencia, desde el activismo social hasta la participación en procesos de toma de decisiones. Sabemos que se requiere valentía para ser científico y realizar activismo social en pro de la ciencia en tiempos adversos, pero también sabemos que la historia de la humanidad ha sido impulsada por descubrimientos científicos que han salvado vidas y transformado nuestro modo de vivir, y es eso lo que nos motiva.

El reto que enfrentamos ahora no es solo técnico, es también moral. Debemos repensar nuestros recursos, métodos y estrategias, y recordar que la ciencia no es un lujo, sino una necesidad para el bienestar colectivo.

Si queremos dejar un futuro próspero a las próximas generaciones, debemos fomentar, celebrar e invertir en la ciencia. No ignorarla, socavarla ni atacarla. La ciencia nos ha rescatado antes, y puede hacerlo nuevamente. Pero solo si la defendemos juntos.

Por: Dra. Gabrielle B. Britton