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El 24% de los adolescentes no se dan cuenta que padecen obesidad y el 33% de los padres tampoco, según la Encuesta Nacional de Salud de Panamá (ENSPA) del año 2019, del Ministerio de Salud

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas. Miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

Según investigaciones en bienestar de salud, más de mil millones de personas con edades comprendidas entre los 10 y los 24 años corren el riesgo de sufrir problemas de salud de aquí a 2030, siendo uno de los problemas con mayor importancia que los adolescentes experimentan, las tasas crecientes de obesidad.

En 1990, solo el 2% de los niños y adolescentes de 5 a 19 años eran obesos; en 2022, esta cifra aumentó al 8%, según datos de la OMS. Según la Encuesta Nacional de Salud de Panamá (ENSPA) del año 2019, del Ministerio de Salud (Minsa), en cuanto a los menores de edad, la prevalencia de exceso de peso (sobrepeso y obesidad) se sitúa en  28%, del cual la obesidad ocupa un 10%. Desglosado por grupos de edad, había 13.8% de obesidad en el grupo de 5 a 9 años; 14.5% de obesidad en los de 10 a 14 años y 9.9% de obesidad en los adolescentes de 15 a 17 años. En el 2023, se estimó que el 24% de los adolescentes no se daban cuenta de que padecen obesidad, y el 33% de los padres tampoco lo percibían en sus hijos, lo que subraya la falta de conciencia sobre el problema.

Enfermedades producidas por la obesidad

La obesidad puede causar múltiples enfermedades y condiciones de salud. Entre las más importantes se encuentran las enfermedades cardiovasculares: la hipertensión arterial (presión arterial alta), la enfermedad coronaria, la insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular (ictus) y los trastornos de los lípidos, como el colesterol alto y triglicéridos altos o dislipidemia. La diabetes tipo 2, por el aumento de la resistencia a insulina; múltiples tipos de cáncer (cáncer de endometrio (útero), de mama (especialmente después de la menopausia), colorrectal (colon y recto), esófago, hígado, vesícula biliar, páncreas, riñón, ovario, próstata); problemas respiratorios, digestivos, renales, óseos, circulatorios y de salud mental.

Factores contribuyentes

La obesidad en adolescentes es un problema de salud pública creciente con múltiples factores contribuyentes.

Entre las razones por las que está sucediendo se pueden encontrar la práctica de hábitos alimentarios poco saludables, el sedentarismo y falta de actividad física, y algunos factores socioeconómicos y culturales.

La práctica de hábitos alimentarios pocos saludable puede deberse a la disponibilidad de comidas rápidas, snacks azucarados, bebidas gaseosas y alimentos altos en grasas saturadas y sodio, ya que estos productos suelen ser más baratos.

La industria alimentaria invierte grandes sumas en marketing que atrae a los adolescentes, asociando sus productos con diversión, popularidad o energía.

Muchos adolescentes no alcanzan las recomendaciones diarias de frutas y verduras, reemplazándolas por alimentos menos nutritivos y hay una cultura de comer fuera de casa con frecuencia, en donde las porciones suelen ser más grandes y el contenido calórico más alto.

El uso prolongado de teléfonos inteligentes, tabletas, computadoras y videojuegos reduce el tiempo dedicado a actividades físicas al aire libre o deportes. En muchos lugares, las horas dedicadas a la educación física se han reducido, y la participación en deportes escolares puede ser limitada para algunos. Además, los entornos urbanos son poco amigables para caminar o andar en bicicleta. La falta de aceras seguras y/o parques puede desincentivar la actividad física.

En algunos hogares, la disponibilidad de alimentos nutritivos es limitada, llevando al consumo de opciones más baratas y menos saludables. El estrés crónico y la privación del sueño pueden alterar las hormonas que regulan el apetito y el metabolismo, contribuyendo al aumento de peso. Los hábitos alimentarios y de actividad física de los padres y el hogar tienen un impacto significativo en los adolescentes.

Recomendaciones para los jóvenes

  1. Elegir adecuadamente los alimentos, limitando el consumo de bebidas azucaradas, dulces, comida rápida y snacks ultra procesados; beber mucha agua.
  2. Preparar sus propios snacks y comidas saludables para llevar a la escuela o a actividades.
  3. Mantenerse activos realizandoactividades físicas como deportes, bailar, caminar, andar en bicicleta, patinar…
  4. Reducir el tiempo frente a las pantallas, estableciendo límites para el uso de videojuegos y redes sociales.
  5. Escuchar el cuerpo: comer cuando se tenga hambre y detenerse cuando se sienta satisfecho. No se recomienda saltarse comidas, especialmente el desayuno.
  6. Buscar apoyo:  hablar con los padres, un maestro, un consejero o un médico si se necesita ayuda para hacer cambios.

Recomendaciones para padres

  1. Fomentar un ambiente alimentario saludable en casa: los hábitos saludables se deben enseñar en casa y de manera temprana. Es importante que los alimentos que se compran sean nutritivos, que se incluyan las frutas y vegetales y que se evite la compra de alimentos ultra procesados, bebidas azucaradas y snacks poco saludables. Cocinar y comer en familia con regularidad, involucrar a los adolescentes en la preparación de alimentos pueden ayudar a fomentar hábitos alimentarios saludables.
  2. Promover la actividad física, estableciendo límites claros para el tiempo de pantalla. Se debe tratar de planificar actividades familiares que involucren movimiento (caminatas, paseos en bicicleta, etc.), para animar a los hijos a participar en deportes, actividades al aire libre o pasatiempos activos.
  3. Educar y comunicar, evitando los comentarios negativos sobre el peso o la apariencia, de las personas, y cuando sea necesario buscar el consejo de un pediatra o un nutricionista si tienen preocupaciones sobre el peso o los hábitos de sus hijos.
  4. Fomenta un sueño adecuado: es importante asegurarse de que los hijos adolescentes duerman lo suficiente, ya que la falta de sueño puede influir en el peso.

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI