La cooperación internacional solo cumple su función cuando produce resultados concretos y compartibles, destaca Mariano Jabonero, secretario general de la OEI
Por: Jair Esquiaqui Buelvas | Prensa OEI
La ciudad de Belém do Pará se prepara para acoger, del 10 al 21 de noviembre, la 30.ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), el mayor evento medioambiental del planeta, que reunirá a unos 60.000 participantes de más de 160 países.
Como socio del Gobierno brasileño en la realización del evento, la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) asume un papel estratégico en la conferencia.
“En la COP30 vemos una oportunidad única para asumir un papel estructurante y simbólico, contribuyendo a la organización de la infraestructura, la articulación de socios y la valorización de los diversos conocimientos de Iberoamérica. Queremos que las decisiones tomadas en Belém reflejen el protagonismo de los pueblos amazónicos, las comunidades tradicionales y los jóvenes, porque hacer frente a la crisis climática es también promover la justicia, la inclusión y un legado sostenible para las próximas generaciones», afirma Rodrigo Rossi, director de la OEI en Brasil.
Además de la estructura operativa, la OEI promoverá en la Zona Verde de la COP30 el espacio «Iberoamérica Viva», uno de los principales escaparates culturales, científicos y educativos del evento, que reunirá voces y conocimientos de toda la región iberoamericana.

El espacio contará con una amplia programación que incluirá paneles, talleres, exposiciones y manifestaciones artísticas, y tiene como objetivo mostrar que la lucha contra la crisis climática no se limita a soluciones técnicas, sino que también exige una transformación cultural, la valoración de la diversidad y acciones basadas en la educación.
“La cooperación internacional solo cumple su función cuando produce resultados concretos y compartibles. Por eso, la agenda de Iberoamérica Viva apuesta por tres ejes: fortalecer las redes de conocimiento, ampliar la participación de la juventud en los debates climáticos e integrar la ciencia y la educación como pilares de las políticas públicas sostenibles”, destaca Mariano Jabonero, secretario general de la OEI.
En el corazón de la Amazonía
Esta será la primera vez que la Conferencia se celebre en la Amazonía, un bioma que concentra el 20 % de las especies animales y vegetales del planeta, lo que hace que la COP30 sea aún más simbólica.
Para la OEI, presente en 19 países de Iberoamérica y con representaciones en siete países amazónicos, la expectativa es que los debates y resoluciones de la conferencia se traduzcan en impactos concretos.
Construida en el Parque de la Ciudad de la capital de Pará, la estructura de la COP30 comprende 250 000 m²y cuenta con dos estructuras principales: la Zona Azul, espacio donde se llevan a cabo las negociaciones diplomáticas, y la Zona Verde, área abierta destinada a la participación de la sociedad civil. La infraestructura diseñada para el evento será permanente, dejando como legado para Belém y la Amazonía espacios de ocio, cultura y sostenibilidad, como el Centro de Economía Creativa y el Oratorio del Agua y la Luz.
La OEI también apoyará la realización de la Cumbre de los Pueblos, evento paralelo a la COP30, que se estima reunirá entre 20 000 y 30 000 personas de más de 400 movimientos sociales.
Este foro popular funcionará como un espacio de movilización de la sociedad civil, donde activistas indígenas, campesinos, jóvenes, mujeres y movimientos antirracistas debatirán sobre la justicia climática, la transición energética, los derechos territoriales y la inclusión de las comunidades en el debate global sobre el clima. La Cumbre de los Pueblos contará con seis ejes temáticos que abordarán cuestiones como la soberanía alimentaria, la belleza territorial, la lucha contra el racismo ambiental y el protagonismo de las mujeres.
La COP30 en Belém promete ser más que una conferencia de alcance global, sino una oportunidad única para ampliar la participación social y conectar los conocimientos locales con las decisiones internacionales.
Por: Jair Esquiaqui Buelvas | Prensa OEI

