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El riesgo a nivel regional se evalúa alto, “como una amenaza para la salud pública regional y un indicador de inequidad y falta de desarrollo social”

Por: Violeta Villar Liste con información de OPS

En Panamá, en 2023, hasta la SE 46, hay 15.812 casos de dengue notificados: 12.233 (77,4%) fueron confirmados por laboratorio y 28 (0,18%) se clasificaron como dengue grave

En las Américas, es el 2023 el año “con el mayor reporte histórico de casos de dengue, registrando más de 4,1 millones de nuevos contagios y superando las cifras registradas en el año 2019” cuando se contabilizaron “más de 3,1 millones de casos, incluidos 28.203 casos graves y 1.823 muertes”, advierte la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en su Evaluación de riesgos para la salud pública sobre dengue en la región de las Américas, con fecha 12 de diciembre de 2023.

El riesgo a nivel regional se evalúa alto, “como una amenaza para la salud pública regional y un indicador de inequidad y falta de desarrollo social”.

“Desde principios de 2023 y hasta el 23 de noviembre de 2023, el mundo se ha enfrentado a un repunte de la transmisión del dengue caracterizado por el número, el tamaño y la concurrencia de múltiples brotes, así como la propagación a zonas previamente libres de dengue. Se han notificado más de 5 millones de casos y más de 5.000 muertes relacionadas con el dengue en 80 países/territorios de todo el mundo, aunque es probable que esta cifra sea una subestimación de la verdadera carga de la enfermedad”, reflejó la OPS.

Nueve países están notificando actualmente la circulación simultánea de los cuatro serotipos del dengue. Se ha detectado circulación simultánea de serotipos en Brasil, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y Venezuela.

En Panamá, en 2023, hasta la SE 46, hay 15.812 casos de dengue notificados: 12.233 (77,4%) fueron confirmados por laboratorio y 28 (0,18%) se clasificaron como dengue grave.

La incidencia acumulada es de 355 casos por cada 100.000 habitantes.  Los casos registrados hasta la SE 46 de 2023 son un 56% más altos en comparación con el mismo período de 2022, y un 169% más altos en comparación con el promedio de los últimos cinco años.

El Ae. aegypti, el mosquito vector del dengue está ampliamente distribuido en las Américas, solo Canadá está libre del dengue y su vector. Uruguay no tiene casos de dengue, pero sí la presencia del vector Ae. Aegypti, señala la OPS.

¿Qué es el dengue?

El informe define el dengue “como una enfermedad viral transmitida a través de la picadura del mosquito Aedes. Estos mosquitos se reproducen en interiores y exteriores y están ampliamente distribuidos en regiones tropicales y subtropicales. El período de incubación de la infección humana oscila entre 3 y 14 días, con un promedio de 4 a 7 días”.

Existen cuatro serotipos distintos del virus del dengue (DENV-1, DENV-2, DENV-3, DENV-4), con varios genotipos entre cada serotipo. En la actualidad, los cuatro serotipos circulan de manera simultánea en todo el mundo.

“Si bien la inmunidad a un serotipo tiende a ser de por vida, no confiere protección contra los otros tres. Una segunda infección aumenta el riesgo de dengue grave debido al riesgo de aumento dependiente de anticuerpos. Los seres humanos son el principal huésped amplificador del virus, en particular residentes en zonas urbanas tropicales y subtropicales donde se mantiene un ciclo de transmisión entre humanos y mosquitos”.

Riesgo elevado para la salud humana

Al evaluar el riesgo potencial para la salud humana, la OPS lo califica de “alto”, entre otras causas porque en “muchos países afectados, los sistemas de vigilancia sometidos a estrés pueden provocar retrasos en la notificación y la respuesta, así como dificultades en la identificación de los síntomas, lo que contribuye a un aumento de desenlaces graves del dengue”.

De igual modo, se evalúa que “existe mucha heterogeneidad en la capacidad de respuesta dentro de la Región. Algunos países son endémicos para la enfermedad y tienen la capacidad de controlar y gestionar los casos. Sin embargo, hay focos de vulnerabilidad que requieren fortalecer la respuesta. Además, la infección secundaria conduce a un dengue grave que puede llevar a la saturación de los servicios de salud”.

“Varios factores están asociados con el creciente riesgo de propagación de la epidemia de dengue, incluyendo el cambio en la distribución del vector (Aedes aegypti), especialmente en áreas previamente endémicas de dengue; las consecuencias del cambio climático que conducen a altas precipitaciones, humedad y aumento de las temperaturas; el frágil sistema de salud en medio de inestabilidades políticas y financieras en países que enfrentan crisis humanitarias complejas y altos movimientos de población. Estos factores también ponen en peligro la respuesta a la epidemia, incluso en los países endémicos, y el riesgo de una mayor propagación a otros países”, describe el informe

Por otra parte, “la tasa de letalidad promedio del dengue reportada en lo que va de 2023 se encuentra por debajo de la meta regional de menos del 0,05 % (14 de los 18 países afectados de la región están reportando una tasa de letalidad superior a la meta regional del 0,05 %). Las infecciones por dengue son las infecciones virales transmitidas por los vectores más comunes en todo el mundo y uno de los principales problemas de salud pública en los países tropicales y subtropicales”.

La OPS alerta que “la aparición y reaparición del dengue y su propagación mundial sin precedentes están exacerbadas por las condiciones climáticas, los sistemas de salud subdesarrollados, el aumento de la urbanización y las actividades humanas, lo que crea un entorno más propicio para la interacción vector-huésped. Los movimientos transfronterizos de población, junto con el aumento de los viajes mundiales tras la pandemia del COVID-19, aumentan el riesgo de propagación internacional y un cambio en la introducción de nuevos serotipos de DENV y la reaparición de serotipos de dengue que no han estado circulando durante los últimos 15 años”.

Preocupa a la organización la falta de sistemas sólidos de vigilancia y gestión del dengue suscita preocupación por posibles casos no detectados o movimientos de viaje no registrados que podrían contribuir a la propagación de la enfermedad de forma inadvertida.

Capacidades a prueba

En el informe indican que si bien se han establecido mecanismos de respuesta de emergencia y se ha prestado apoyo de la OPS/OMS a países seleccionados, la cantidad  “pone a prueba la capacidad de los equipos técnicos” con asistencia limitada y retrasos.

Entre otros aspectos críticos, la OPS resalta los siguientes en el reporte:

1) Riesgo continuo de propagación: elevados movimientos poblacionales (dentro de los países y entre países), y factores sociales, entomológicos y ambientales propicios que favorecen la proliferación del mosquito Aedes. La proximidad a centros urbanos y periurbanos de bajos ingresos también se asocia con un mayor riesgo, especialmente para aquellos con buenas conexiones de transporte. 

2) Factores ambientales y sociales que favorecen la proliferación del mosquito Aedes; Altas precipitaciones, humedad y temperatura, planificación urbana desordenada, crecimiento demográfico y factores emergentes relacionados con el proceso de globalización. 

3) Fenómeno de El Niño y cambio climático: con el riesgo potencial de aumento de sequías o inundaciones en países ya afectados por el cambio climático y en riesgo de brotes de dengue. El cambio climático, en particular el aumento de las temperaturas facilita la expansión geográfica del mosquito Aedes, exponiendo a nuevas poblaciones a la transmisión del dengue. Las variaciones en los patrones de precipitación afectan la disponibilidad de criaderos de mosquitos, lo que influye en la dinámica de transmisión del dengue.

4) Cambios en los serotipos circulantes predominantes y co-circulación de múltiples serotipos de dengue en las diferentes regiones: pueden dar lugar a un incremento en el número casos de dengue grave y muertes debido al efecto del realce dependiente de anticuerpos tras una infección secundaria con un serotipo heterólogo.

5) Desafíos en el diagnóstico clínico: dado que los síntomas del dengue son inespecíficos y se asemejan a otras infecciones febriles, como chikungunya, zika y malaria, entre otras, lo que puede plantear desafíos en el manejo de casos.

6) Capacidad de laboratorio y de pruebas: El diagnóstico del dengue es un reto dada la alta reactividad cruzada de los anticuerpos entre los flavivirus en los ensayos serológicos. La falta de capacitación, pruebas rápidas de laboratorio y reactivos, así como de consumibles y capacidad limitada de pruebas (sitios de prueba, recursos humanos), además de los desafíos técnicos en el diagnóstico molecular. 

7) Brotes prolongados en curso, incluida la pandemia de COVID-19: La pandemia concurrente de COVID-19 ha impactado y continúa afectando a los países, con importantes consecuencias sociales, económicas y sanitarias, de las que la mayoría de los países aún están en proceso de recuperación.

8) Impacto en las instituciones de salud: la magnitud de la epidemia, afecta la capacidad de las instituciones de salud para el tratamiento de los pacientes con dengue, y produce la saturación de los servicios de salud en algunas áreas debido al alto número de casos y a otros brotes simultáneos de otras enfermedades transmisibles.

9) Contexto: el contexto en muchos países afectados da lugar a movimientos o migraciones masivas de personas, un acceso limitado de los equipos de respuesta a las zonas afectadas (por carretera y por aire), problemas de seguridad para los trabajadores humanitarios que conducen a la interrupción de la prestación de servicios de atención de salud y el control de infecciones, y la destrucción de la infraestructura de los centros de atención de salud.

10) Falta de tratamiento específico para el dengue: No existe un tratamiento específico para el dengue, sino que la atención médica se centra en el manejo y control de los síntomas.

11) Creación y mantenimiento de capacidades: desafío en las actividades de vigilancia entomológica y control de vectores, así como en la capacitación en gestión clínica centrada en la detección de predictores tempranos de enfermedades graves, también exacerbada por la alta rotación de trabajadores de la salud, así como por el limitado mantenimiento y adquisición de equipos e insecticidas para realizar actividades de control de vectores.

12) Falta de participación y movilización de las comunidades locales en las actividades de control de vectores: Los sistemas de vigilancia, el manejo integrado de vectores, la participación de la comunidad y la educación para la salud son cruciales para adaptarse a los cambios en la transmisión del dengue inducidos por el clima.

13) Falta de coordinación entre todas las partes interesadas: el dengue es un programa histórica y crónicamente subfinanciado, y el interés de los donantes es bajo. El riesgo a nivel regional se evalúa como alto, por lo tanto, como una amenaza para la salud pública regional y un indicador de inequidad y falta de desarrollo social.

La OPS informó que “la prevención del dengue y la respuesta a los brotes se han gestionado por parte del sector de la salud pública; sin embargo, requieren un enfoque integrado multidisciplinario y multisectorial para alcanzar su objetivo de reducir el impacto”.

Compartimos el informe completo con las recomendaciones, informe de casos por país y otros aspectos relevantes

https://www.paho.org/es/documentos/evaluacion-riesgos-para-salud-publica-sobre-dengue-region-americas-12-diciembre-2023

Por: Violeta Villar Liste con información de OPS