La OPS evalúa en un documento de riesgos para la salud pública, que una «ola zoonótica se extienda a Panamá y otras áreas ecológicamente adecuadas»
Comunicado OPS
La baja cobertura de vacunación, así como los desafíos relacionados a un escenario de escasez de vacunas contra la fiebre amarilla en la Región de las Américas, son elementos en consideración
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), en una Evaluación de Riesgo para la Salud Pública relacionado con la situación de fiebre amarilla en la Región de las Américas, alerta sobre un riesgo alto de brotes de la enfermedad en Panamá, Centroamérica y en general para la región de las Américas, en particular en los países endémicos.
La OPS, en esta evaluación rápida de riesgos (RRA por sus siglas en inglés) que “tiene como objetivo evaluar el riesgo actual para la salud pública asociado al aumento de casos de fiebre amarilla en el 2025 en los países endémicos de la Región de las Américas”, señala que se han considerado varios criterios en esta RRA, entre otros “el riesgo potencial para la salud humana –incluyendo el riesgo de exposición, el comportamiento clínico-epidemiológico de la enfermedad, los indicadores de magnitud y gravedad, así como los factores de riesgo y determinantes más detallados-, con base en la tendencia creciente de casos confirmados durante 2024 y 2025”.
De igual modo, la tasa de letalidad que fue del 50% en 2024 y del 40% en 2025.
Por otra parte, “el riesgo de diseminación, en particular la posible propagación a áreas que históricamente han sido clasificadas como de bajo riesgo para la enfermedad, incluida la posibilidad de que una ola zoonótica se extienda a Panamá y otras áreas ecológicamente adecuadas».
La OPS considera el riesgo para la salud pública “sobre las distintas capacidades de detección temprana, prevención y control en los países endémicos, la baja cobertura de vacunación, así como los desafíos relacionados a un escenario de escasez de vacunas contra la fiebre amarilla en la Región de las Américas”.
¿Qué es la fiebre amarilla?
La fiebre amarilla la define la OPS como “una enfermedad hemorrágica aguda que es endémica en doce países y un territorio de la Región de las Américas: Argentina, el Estado Plurinacional de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Guyana, Panamá, Paraguay, Perú, Suriname, Trinidad y oy la República Bolivariana de Venezuela”.
Con la fiebre amarilla ocurre que “puede ser difícil de distinguir de otras fiebres hemorrágicas virales como el arenavirus, el hantavirus o el dengue” y en particular si los trabajadores de la salud carecen de experiencia en la detección y el manejo de casos.
Su agente etiológico es el virus de la fiebre amarilla, un arbovirus del género Orthoflavivirus (familia Flaviviridae) transmitido por mosquitos de las especies Aedes, Sabethes y Haemogogus.
Casos en 2024 y en 2025
En 2024, se confirmaron 61 casos humanos de fiebre amarilla en la Región de las Américas, incluyendo 30 defunciones (TL= 50%), distribuidos en cinco países: Bolivia, Brasil, Colombia, Guyana y Perú.
Entre la semana epidemiológica (SE) 1 y la SE 20 del 2025, se han notificado 221 casos humanos confirmados de fiebre amarilla, incluyendo 89 defunciones (TL= 40%) en cinco países.
“Esto muestra un aumento de más de ocho veces en comparación con el mismo período del 2024 (27 casos)”.
Los casos del 2025 se han reportado en: Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú.
Los casos en 2025 se registran principalmente en el estado de São Paulo en Brasil y el departamento del Tolima en Colombia, regiones fuera de la región amazónica de estos dos países.
“El riesgo de introducción en entornos urbanos existe siempre que se intensifican los ciclos de transmisión selvática”.
Síntomas: suelen aparecer de 3 a 6 días después de la picadura de un mosquito infectado. En la fase inicial, incluyen fiebre, dolor muscular, dolor de cabeza, escalofríos, pérdida de apetito y náuseas o vómitos. En la mayoría de los pacientes, estos síntomas desaparecen después de 3 a 4 días (fase de remisión). Sin embargo, el 15% de los pacientes entran en una tercera fase, más tóxica, dentro de las 24 horas posteriores a la remisión inicial. Regresa la fiebre alta y varios sistemas del cuerpo se ven afectados, incluidos los riñones. La mitad de los pacientes que entran en esta fase tóxica mueren en un plazo de 10 a 14 días, mientras que el resto se recupera sin daños orgánicos significativos
Riesgo alto en la región
La OPS señala que el riesgo de brotes en la región es alto.
Al describir la situación, indica que “la mayoría de los casos notificados durante 2024 y 2025 no tenían antecedentes de vacunación contra la fiebre amarilla. Los niveles regionales de cobertura de vacunación contra la fiebre amarilla en niños de 9 a 18 meses no eran óptimos antes de la pandemia de COVID-19, y han disminuido aún más entre 2020 y 2023, aumentando el número de poblaciones susceptibles.
En 2023, Ecuador y Guyana alcanzaron coberturas de vacunación contra la fiebre amarilla superiores o iguales al 95%, mientras que Suriname y Trinidad y Tobago, reportaron coberturas entre el 90% y el 94%.
Colombia reportó 86%, Paraguay 81%.
Países que tuvieron una cobertura menor al 80%: Argentina, Bolivia, Brasil, Panamá, Perú y Venezuela.
En 2024, Guyana alcanzó coberturas mayores o iguales al 95%, Colombia y Trinidad y Tobago se ubicaron entre el 90% y el 94%, Ecuador, Paraguay y Suriname reportaron una cobertura entre el 80 y el 90%, mientras que Bolivia, Brasil, Perú y Venezuela se mantienen por debajo del 80%. Aún no se dispone de datos de cobertura para Argentina y Panamá.
La OPS indica que aun cuando las capacidades de vigilancia, diagnóstico y vacunación han mejorado en los países endémicos, la fluctuación del suministro mundial de vacunas contra la fiebre amarilla sigue planteando un desafío.
A partir de 2025, el suministro regional de vacunas sigue siendo muy limitado y no es suficiente para cubrir la demanda anual regional rutinaria, advierte la institución.
Tratamiento: es sintomático, dirigido a reducir los síntomas para la comodidad del paciente. Un tratamiento de soporte adecuado y precoz en los servicios de salud mejora las tasas de supervivencia. Actualmente no existe un fármaco antiviral específico para la fiebre amarilla, pero los cuidados específicos para tratar la deshidratación, la insuficiencia hepática y renal, y la fiebre mejoran los resultados
Reforzar la vigilancia

La OPS indica que debido al aumento de los casos de fiebre amarilla en la Región de las Américas es necesario reforzar la vigilancia, la vacunación de las poblaciones en riesgo y las estrategias de comunicación de riesgos entre las comunidades afectadas y para los viajeros que van a zonas donde se recomienda la vacunación.
Es necesario, precisa, fortalecer el manejo clínico desde la identificación temprana, considerando en estos grupos de riesgo la sospecha inicial de fiebre amarilla, además del diagnóstico diferencial como otras enfermedades, por ejemplo, dengue, leptospirosis.
De acuerdo con la clasificación de caso, los pacientes deben ser monitoreados en centros de salud con capacidad de resolución clínica e infraestructura de laboratorio clínico para dar seguimiento a la gravedad y permitir la derivación oportuna a la atención terciaria para el manejo de casos graves y complicaciones, para reducir la letalidad.
La OPS recomienda designar hospitales de referencia para tratar a estos pacientes y, cuando no haya capacidad en el nivel primario o secundario, enviar a los pacientes directamente a estos hospitales de tercer nivel.
“Se alienta a los países a que consideren la posibilidad de establecer reservas de vacunas a partir de sus existencias habituales, en función de la disponibilidad de las mismas, para garantizar una respuesta rápida ante posibles brotes”.
La vacunación es la medida preventiva más importante contra la fiebre amarilla. La vacuna es segura, asequible y altamente efectiva, proporcionando inmunidad efectiva dentro de los 30 días al 99% de los vacunados. Una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad sostenida y protección de por vida, sin necesidad de una dosis de refuerzo
Riesgos de propagación
Al ampliar los riesgos de propagación, el documento de la OPS advierte de cambios recientes en la dinámica de la transmisión de la enfermedad:
- La transmisión activa se ha expandido en regiones fuera de la región amazónica en Brasil y Colombia. Doce países y un territorio del Caribe y América del Sur son endémicos o tienen regiones endémicas de fiebre amarilla (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Guyana, Panamá, Paraguay, Perú, Suriname, Trinidad y Tobago y Venezuela.
- En las Américas existe el riesgo de transmisión del ciclo urbano, lo que podría conducir a brotes explosivos y su posterior propagación, debido a la presencia de Aedes aegypti.
• En Colombia, en las zonas recientemente afectadas, las poblaciones son muy susceptibles ante la ausencia de intervenciones preventivas previas a gran escala.
• El riesgo de propagación internacional hacia el norte: Panamá y Centroamérica.
“El modelo de estudio y proyección, conocido como modelo de corredores ecológicos, desarrollado por el Ministerio de Salud de Brasil, estimó que, para el período estacional 2024/2025, existe la posibilidad de propagación del virus en la región de Campinas/São Paulo, el sur del estado de Minas Gerais y la Serra da Mantiqueira.
Por otro lado, el modelo de favorabilidad combinado indicó que los estados con mayor probabilidad de ocurrencia de fiebre amarilla son, en orden de mayor a menor probabilidad, Santa Catarina, Rio Grande do Sul, Paraná, Distrito Federal, Goiás, São Paulo, Mato Grosso do Sul y Minas Gerais. De cumplirse las proyecciones de este modelo, países como Argentina y Paraguay, que notificaron sus últimos casos en 2008, también podrían verse afectados”.
Esta situación empeora por “un bajo desempeño en la vigilancia de la fiebre amarilla, lo que se evidencia entre el tiempo transcurrido entre la atención sanitaria y la confirmación de los casos. Esto podría retrasar las acciones de detección, notificación, confirmación y control en la fuente”.
Además, “la capacidad de atención médica está sobrecargada debido al impacto de emergencias de salud pública concurrentes como el dengue y el Oropouche, entre otras”.
“Las cohortes susceptibles no se vacunan debido a la reticencia entre los grupos de edad jóvenes y adultos, principalmente hombres en edad productiva y laboral”.
La vacuna es la estrategia por excelencia ante brotes pero, debido a la disponibilidad limitada en 2025, la OPS recomienda utilizar los suministros disponibles con mucho cuidado.
Ver el documento original con las recomendaciones: