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Amigos lectores:

En enero Jimmy Alcock (1932) recibió en New York la Medalla Páez de las Artes, que le fue concedida en 2020 por The Venezuelan American Endowment for the Arts. Junto a él, también la recibió el arquitecto canadiense Frank Gehry (1929). Alcock, una de las más altas referencias de la arquitectura venezolana contemporánea, recibió el Premio Nacional de Arquitectura en 1993. 

Beatriz Sogbe escribe un ensayo sobre los hitos de la obra de Alcock y sobre las ideas que predominan en ellas: “Caminar por los jardines de su casa es una lección de sensibilidad. La colocación de cada piedra ha sido pensada, una tras otra. Cada visual es analizada y nos conduce a una sorpresa. Un ángulo misterioso y seductor. Detenerse en el pasillo externo perimetral, que envuelve el salón, no requiere de la palabra. Es la mirada de la naturaleza desde la perspectiva de un pájaro. Pienso en esa casa como un patrimonio de la ciudad. Son esos lugares secretos que enriquecen las ciudades con sitios únicos e irrepetibles. Como Villa Zoila, la casa de Villanueva o Villa Planchart. Son tesoros ocultos de las ciudades”. Páginas 1 y 2.

Marta Traba frente al arte en Venezuela, de Alberto Fernández R. aborda la controvertida cuestión de la lectura que la crítica argentina hizo del arte venezolano contemporáneo. Fernández contextualiza los análisis, compara las distintas etapas, revisa los textos con rigor. Y ofrece significativas conclusiones: “en Mirar en Caracas se ejemplifica cómo su discurso siguió esa estrategia general que Teun van Dijk conceptualizó como la autopresentación positiva y la presentación negativa del otro.

Se trata de un principio polarizante que, resumido sucintamente, consiste en enfatizar los aspectos positivos del grupo de pertenencia (nosotros) y los aspectos negativos del grupo de diferencia (ellos), así como en mitigar los aspectos negativos propios y los aspectos positivos ajenos. Traba construyó un nosotros en el que ubicó a unos pocos artistas que a su juicio desarrollaron obras significativas, y un ellos en el que situó a los geométricos que a su entender hicieron juguetes para complacer a las élites”. Página 3.

Lorena González Inneco escribe sobre la artista Érika Ordisgoitti. Su texto no se limita a comentar Hambre -que es el título del ensayo- sino también otras de sus impactantes acciones urbanas, que pertenecen a la serie FotoAsaltos, en los que las irrupciones estéticas son indisociables de peligros de distinta índole, incluyendo el que representan los cuerpos policiales. Dice González Inneco: “Con el FotoAsalto el ejercicio está conducido por la inserción repentina de la artista en el desconcierto de esas fracturas urbanas en apariencia dóciles, miserias humanas tapiadas o invisibles para la mirada común, pero cuyas sombras arquitectónicas, cromáticas, vivenciales o contextuales remiten a complejas situaciones de opresión.

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En la estrategia de esta performance, la hazaña es engranada gracias a la colaboración entre varios participantes: se asigna un lugar o acontecimiento determinado; ella interviene, y a los pocos minutos de realizado el registro fotográfico, escapan. Como he acotado en otros textos, en este caso la acción física abre el camino para la manifestación de lo velado, y al tiempo que se agudiza la vulnerabilidad descarnada del cuerpo en medio de la debacle, también se engrandece el poder de lo individual como una forma contundente de la denuncia”. Página 4.

La página 5 ofrece la reseña que Humberto Valdivieso escribió de la exposición This must be the place: Latin American Artist in New York 1965-1975, curada por Aimé Iglesias Lukin (la expo estará abierta hasta mayo): “Aquel ‘lugar’, en los años 60 y 70 del siglo XX, tenía un ambiente propicio para transformar conceptos, modos de vida y estructuras sociales anquilosadas. También, para la participación en luchas políticas urgentes y la reivindicación de la dignidad humana ante las injusticias sociales. Había un ímpetu por revisar las identidades, liberar al cuerpo de las estructuras de poder y expandir la conciencia. Experimentos con nuevos medios, materiales y formatos comulgaban con performances, acciones y happenings. Nueva York no era la tradición sino un laboratorio del presente. Aquellos jóvenes inconformes, y en muchos casos desplazados de sus países de origen por regímenes totalitarios, llegaron ahí para convertirse en investigadores del devenir”.

Ágatha de la Fuente reseña la inauguración del Museo de Munch, en Oslo. Dice el primer párrafo: “El pasado 21 de octubre se inauguró, en Oslo, el nuevo Museo de Munch, creación del arquitecto hispano Juan Herreros. Un museo consagrado al genio precursor del expresionismo existe en la capital noruega desde la década de los sesenta, pero el recientemente abierto, además de ser una pieza maestra de la arquitectura moderna, es enorme, y una presencia imponene en la ciudad, con sus trece pisos y por su ubicación; probablemente sea el museo más grande del mundo dedicado a un solo artista. Fue diseñado para contener parte de la obra de un pintor bastante productivo; en efecto, son 27 mil obras, y se estima que solo son la mitad de las realizadas en el curso de su vida”. Página 6.

Las siguientes 3 páginas están dedicadas a Harry Abend, en concreto, a reproducir el ensayo de Bélgica RodríguezEsculturas del silencio. Forma parte del libro Harry Abend, que también incluye ensayos de Raquel Abend Van DalenVíctor GuédezFreddy Carreño Alejandro Oliveros. “Llega a Venezuela en 1948. Comienza la Escuela de Arquitectura y en 1958, el cirio que guarda en el corazón lo inicia en la escultura. Para asombro de los profesores, la huella de la cera fundida lo dirige al modelado en ejercicio casi virtuoso.

En estos años la escultura fue aprendizaje primario para ser luego tarea esencial que le hará invertir algunos años de su vida en la meta de llegar a culminar la carrera que lo convierte en arquitecto, más por promesa a la madre que por necesidad vocacional. Iniciática y fundamental será su asistencia al taller de Plástica de la Escuela de Arquitectura bajo la dirección de Miguel Arroyo, quien lo anima a continuar el modelado y también a tallar la piedra porito.

De esta experiencia, Arroyo seleccionará varias “tallas” de Abend y lo invita a vaciarlas en bronce para exponerlas en el Museo de Bellas Artes en 1962”. Por mi parte, en la misma página 9 dedico mi columna Récipe para golosos, a elogiar el libro en cuestión, diseñado por Ira León, ganador del Premio al Mejor Libro del 2019, que otorga el capítulo venezolano de la Asociación Internacional de Críticos de Arte.

Edgar Cherubini Lacuna entrevista a Desirée Domec Sanoja (Fundación Sonia Sanoja-Alfredo Silva Estrada). La ocasión: en el marco de una exposición Gego. The Architecture of an Artist, en el Kunstmuseum de Stuttgart, se presentará la coreografía Cuerdas, simple medida (Coreogego), de Sonia Sanoja, bajo la dirección de Claudia Capriles. Ayer -18 de febrero, en la inauguración-, debe haberse producido la primera de 12 escenificaciones previstas. La coreografía es la misma que se escenificó en 1977, en la inauguración de una exposición de Gego en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Escribe Cherubini Lecuna: “En ese entonces Sonia Sanoja ejecutó una serie de coreografías cortas en las cuales ella interactuaba con las esculturas de Gego.

A juzgar por el registro fotográfico de la época, fueron 3 piezas y 3 piezas musicales diferentes, a cargo de Vladimir UssachevskyIannis Ioannidis y Alfredo del Mónaco, pioneros de la música electrónica. En 1978, Sonia Sanoja presenta Cuerdas, simple medida (Coreogego), coreografía basada en una de las piezas que presentara en el MAC, ejecutando su danza con el traje de cuerdas, un hito de la abstracción en la danza contemporánea. La coreografía se inicia con un fragmento del texto poético Variaciones sobre ReticuláreasHomenaje a Gego, perteneciente a Alfredo Silva Estrada, acompañado de una composición del músico venezolano Alfredo del Mónaco”.  

Hasta aquí, amigos lectores. En medio de esta realidad sobresaturada, no olvidar: por ahí anda el ágil, velocísimo y versátil ómicron. La vigilia debe continuar.

Nelson Rivera, director del Papel Literario del diario EL NACIONAL