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Composición | Pedro Crenes

Después de Harún y el Mar de las Historias, y a pesar de Los versos satánicos, Rushdie siguió escribiendo, contando historias que son una forma de lectura de la realidad

Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural: Literatura Panameña | Viernes Cultural  [email protected]

Harún y el Mar de las Historias

Reseña por: Pedro Crenes Castro


Es necesario, muchas más veces de lo que se quiere reconocer, que la lectura de la propia realidad, la haga una tercera persona, aunque sea de ficción.

Rushdie y el origen de las historias

José María Merino puso orden y concierto a lo que estaba pensando en estos días en medio de varios trabajos pendientes: «Los temas centrales de mi reflexión serán las ficciones como forma de lectura de la realidad…», leía en su excelente compilación de miradas al oficio de leer y escribir que es Ficción continua. Una primera pieza en la construcción de una posible respuesta sobre el origen de las historias: escribir es una forma de lectura de la vida, de la realidad, de uno mismo, que tiene sus consecuencias en el acto mismo de la escritura de esa lectura en el autor y también en el lector.

Joseph Anton cuenta la vida de Salman Rushdie, autor de Los versos satánicos, una novela —ficción—, que casi le cuesta la vida treinta y cinco años y pico después de su publicación, en 2022, en New York, la «capital del mundo civilizado». Entonces, ciertas formas de lectura de la realidad pueden ser peligrosas, y puestas por escrito constituyen un peligro para quien escribe y para quien lee: una simpleza que se olvida muy fácilmente, pero que está en el centro mismo del compromiso del autor y en la conciencia de los que buscan sentirse ofendidos por las historias. Una segunda pieza para esa respuesta que busco.

Es interesante que después de Los versos satánicos, Rushdie escribiera Harún y el Mar de las Historias, un libro pretendidamente infantil y juvenil, pero que para nada lo es. Es una novela breve, que arranca con un «Érase una vez…» que, visto desde la perspectiva que da la distancia de los hechos consumados, suena a una invitación a reflexionar sobre el origen de las historias, una llamada inconsciente de atención a los que le condenaron a muerte y para todos aquellos que comparten su espíritu de censura y su piel fina: las historias vienen de la necesidad de compartir miradas, de un Mar de historias que se instalan casi todas ellas en el poso de la infancia, esa llamada «única patria», o quizás en muchos otros mares del olvido humano. La novela infantil costó publicarla por miedo en su día, y hoy, me parece, es un testimonio de la importancia de la literatura y una de las más hermosas respuestas a mi pregunta.

El citado Joseph Anton no es otro, como ya saben, que el propio Salman Rushdie. Es necesario, muchas más veces de lo que se quiere reconocer, que la lectura de la propia realidad, la haga una tercera persona, aunque sea de ficción. En este caso, dos autores, quizás de los más brillantes de la literatura, aportan sus nombres para el seudónimo, un alias para mantenerlo a salvo: Joseph Conrad y Anton Chéjov. Aquí la pregunta o búsqueda en este artículo cambia, y el desbarajuste que ordenó Merino al principio con su frase recupera su desordenada disposición en mi reflexión: ¿para qué seguir escribiendo?

Después de Harún y el Mar de las Historias, y a pesar de Los versos satánicos, Rushdie siguió escribiendo, contando historias que son una forma de lectura de la realidad. Y nos hemos reído, y hemos llorado y nos hemos preguntado por nosotros mismos y el mundo ha sido un poco menos oscuro a la tímida luz de las historias que ha escrito: otra simpleza que se olvida muy fácilmente, sobre todo por los que miran la literatura como una forma de comunicarse a ellos mismos, que no atienden a las necesidades de la historia que pretenden contar. Escribir nunca ha sido tan fácil como ahora, lo difícil es insistir en la convicción de que ser escritor es una forma de leer más que una forma de escribir.


Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural Literatura Panameña |  Viernes Cultural | [email protected]

Pedro Crenes Castro (Panamá, 1972), es escritor. Columnista y colaborador en varios medios panameños y españoles. Ha ganado dos veces el premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá y dicta talleres literarios. Vive en España desde el año 1990.