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Doctor Segundo Ceballos | Foto cortesía UNOES

Médico pediatra, historiador, hombre de la cultura, la ausencia de este singular personaje deja un hondo pesar en la sociedad larense

Texto: Francisco “Larry” Camacho

Francisco «Larry» Camacho es profesor categoría titular de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, Barquisimeto, Venezuela.  Licenciado en Comunicación Social , magíster scientiarum en Historia,  y doctor en Historia.  Ha sido periodista y fotógrafo de diversos medios impresos en Venezuela.  Desde 2016, es el director de Mayéutica revista científica de humanidades y artes, del Decanato Experimental de Humanidades y Artes de la UCLA. (Arbitrada e indexada).ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0528-9523

I

Dice el historiador Reinaldo Rojas que Segundo Ceballos es (fue) un “humanista en su conducta frente a la vida y a la muerte que todos los días ve reflejada en el rostro esperanzado de sus pacientes”. En materia de ciencia, el mérito le viene por partida doble: porque durante décadas en su desempeño como jefe y coordinador docente de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Universitario de Pediatría Dr. Agustín Zubillaga de Barquisimeto libró batallas en favor de la supervivencia en esa delgada línea divisoria entre lo que es y no es, y porque sus centenares de miles de pacientes fueron niños que merecían una segunda oportunidad. Médico pediatra, historiador, hombre de la cultura, la ausencia de este singular personaje deja un hondo pesar en la sociedad larense.

Para ser más justos, Ceballos era bueno por partida triple: por intensivista, por cuidar de la salud de los niños y por hacedor de la cultura. Es posible que peque de exagerado si afirmo que el doctor Segundo, como le decían en su tierra, fue el pediatra de la gran mayoría de mis amigas y amigos barquisimetanos con edad promedio de entre los 20 y los 50 años.

Por alguna razón, en nuestras conversaciones siempre sale a la luz el nombre de Segundo: cuando no es porque les atendió de pequeños, es por el reconocimiento al trabajo desarrollado desde la Unión de Narradores Orales Escénicos de Venezuela (Unoes), de la que es fundador junto con su esposa María Eugenia Ramos Seijas “Mau”, su hijo Fidel, Elianay González y el resto de un equipo intergeneracional. En un esfuerzo sostenido de más de 30 años de existencia, la gente de Unoes lleva cultura en forma de palabra a Barquisimeto, la “Capital musical de Venezuela”. 

II

Segundo Ceballos, fallecido el pasado domingo, fue la integración de la ciencia y la cultura. Con “Mau” (su conyugue desde hace 54 años), crearon hace tres décadas y media la Unoes, organizadora de las ediciones anuales del Festival Internacional de la Oralidad, en el que se ha presentado una variopinta gama de artistas nacionales y extranjeros. Valga un comentario marginal: algunos de esos narradores “cuentan cuentos” en sus lenguas. ¿Cómo les entendemos? No lo sé, pero en sus presentaciones a sala llena un público hispanohablante permanece atento y silencioso durante esas funciones en idiomas extraños.

Con su esposa, Mau de Ceballos | Foto cortesía EL IMPULSO

Fundador del Ateneo de Cabudare y asiduo colaborador de la Casa de la Cultura de El Eneal, presidente de la Junta Directiva de la Fundación Museo de Barquisimeto (1998-2002), impulsor de la Biblioteca Popular Adelis Freitez de Chirgua El Cercado (Barquisimeto), conferencista, historiador, Segundo Ceballos compartió su existencia entre el quehacer intelectual y la ciencia.

III

Como profesional de la salud, la trayectoria de Segundo Ceballos es admirable. En 1975 se graduó de la Escuela de Medicina José María Vargas de la Universidad Central de Venezuela y de regreso a su estado natal, ejerció de médico rural en la población de Arenales, en el municipio Torres. Continuó su especialización en el Hospital J. M. de Los Ríos, primeramente, en Puericultura y Pediatría (1980) y luego, en Medicina Crítica Pediátrica (1982).  Estuvo al frente de la Dirección General Sectorial de Salud del Estado Lara (1999-2000) y fue el director de Atención Médica del Hospital Universitario de Pediatría, Dr. Agustín Zubillaga, donde también coordinó el Comité de Bioética, instancia donde se trataron tantos casos asociados a decisiones médicas en torno a la vida y la muerte.

Es autor y coautor de más de una veintena de artículos científicos publicados en revistas especializadas y presentados en congresos profesionales. Fue miembro de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, y fundador del Capítulo Occidental de la Sociedad Venezolana de Medicina Crítica.        

IV

De raíces de las más tradicionales familias de Quíbor, Rafael Antonio Segundo Ceballos Garzón, como se le registró ante la autoridad civil, nació en Barquisimeto en junio de 1951, y, como su padre, Antonio Ceballos Liscano, se hizo pediatra, unos años después de graduarse de bachiller en Ciencias en el Colegio Javier de Barquisimeto. Ceballos Liscano, el padre, quiboreño emparentado con el expresidente venezolano Rafael Caldera, se recibió como médico en los años 40 del siglo pasado en Ecuador, donde conoció a Magda Garzón, la madre de Segundo. Luego, el doctor Antonio se especializó en Pediatría en México y junto con un equipo de colegas, creó en Barquisimeto la Clínica Santa Cruz, ubicada en las inmediaciones de la avenida Vargas y donde el propio doctor Segundo tuvo un consultorio.  

La familia Ceballos en Quíbor (circa, 1950). Solo se identifican, de izquierda a derecha, a Juan Pablo (músico), Adelino y Antonio, el padre de Segundo

V

Tengo el honor de haber sido amigo del doctor Segundo. Como él, su colega, el doctor Federico Arteta y otros profesionales de distintos campos, somos integrantes de la primera cohorte del programa interinstitucional de Maestría en Historia de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado- Universidad Pedagógica Experimental Libertados, Instituto Pedagógico de Barquisimeto, semillero de historiadores a cargo del profesor Reinaldo Rojas, iniciado en 2002. Fruto de esos estudios de posgrado, es su investigación tutelada por Rojas y que tiene por título: Del Hospital de la Caridad al Hospital Central de Barquisimeto 1880-1954. Cito de esta obra unas palabras de Segundo Ceballos para acercarnos a la historia del principal centro de salud de la ciudad:

“En Barquisimeto han existido hospitales desde el siglo XVI, según la relación de alcaldes de Nueva Segovia de Barquisimeto, quienes hacen mención del Hospital de Santiago, que aparentemente inicia sus actividades en 1565. Luego, durante los siglos XVII y XVIII, se conoce de la existencia de un hospital bajo la advocación de san Lázaro que es destruido por el terremoto (de 1812). En el siglo XIC funciona el Hospital de la Caridad, que luego de remodelaciones domina la escena hospitalaria durante toda la primera mitad del siglo XX, hasta ser sustituido en 1954 por el nuevo Hospital Central de Barquisimeto”.

Y, más adelante nos dice Ceballos:

En la historia de estos hospitales, las circunstancias que les rodearon, sus relaciones con el entorno local, regional, nacional y mundial, se pueden ubicar las claves para responder a cómo y cuándo se da la transición de la medicina medieval que llega a estas tierras con la colonia, con su concepto de caridad y su preponderancia de la religión sobre la ciencia, a la medicina moderna, la de la especialización, los adelantos técnicos, la cultura de la investigación y el conocimiento en el modelo hospitalario”.   (Ceballos, S. (2008). Del Hospital de la Caridad al Hospital Central de Barquisimeto 1880-1954. pp. 19 y 20. Ediciones del Rectorado de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado)

Antiguo Hospital de la Caridad (hoy Mueso de Barquisimeto), historiado por el doctor Segundo Ceballos

Vida interesante la de este particular médico que deja tras de sí una estela de bonhomía, pensamiento y virtud.

Vuela alto, Segundo.

Por: Francisco (Larry) Camacho