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Ilustración: Cristina Vaccaro Courville

Cuentos para Cristina (héroes y heroínas por la salud), incentiva la prevención en salud pública con las herramientas de la literatura, y la evidencia de la ciencia, además de fomentar la participación de niños, niñas y adolescentes, quienes ayudan a ilustrar los cuentos y contribuir al anhelo de un mundo saludable. El cuento de hoy está dirigido en especial a todos los alumnos de preescolar y de primaria de Panamá, quienes comenzarán el periodo lectivo este lunes 4 de marzo. Una lonchera saludable es también base en el aprendizaje. Así que deseamos que este cuento se lea en las escuelas y los hogares y acompañe los mejores hábitos nutricionales. De acuerdo con el Ministerio de Educación (Meduca), se estima que 993,943 estudiantes, tanto del sector oficial como particular, inicien clases. Es la región educativa de Panamá Centro la que tiene el mayor porcentaje de jóvenes que vuelven a clases. A todos, bienvenidos. ¡Y lean y sanen con Cuentos para Cristina!

Equipo Cuentos para Cristina | Correo electrónico: [email protected]

Un perro comeloncheras

Cuento: Irene Delgado

Dibujo principal: Cristina Vaccaro Courville

Irene Delgado es la presidenta de la Academia Panameña de Literatura Infantil y Juvenil. Ha ejercido la docencia durante más de treinta años en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá donde enseña Literatura Francesa, Inglesa y Literatura Infantil. Siempre consideró la enseñanza de la Literatura y la lectura como ejes fundamentales en el aprendizaje de una lengua. Ha dedicado gran parte de su tiempo al trabajo de extensión cultural, con presencia en congresos, seminarios y dictando conferencias y talleres relacionados con estos temas. En los últimos años ha publicado cuentos para niños, artículos en periódicos y revistas, además de participar en exposiciones de pintura y organizar proyectos culturales para niños y jóvenes.

Cristina Vaccaro Courville es estudiante del 6to grado en el Colegio Agustiniano de Chitré (Herrera). Es la responsable de la ilustración principal de Cuentos para Cristina y promotora de su lectura. Es la responsable de la sección Nuevos lectores del espacio.


Un perro comeloncheras

Como ya he contado antes, tengo un perro casi humano. Se llama Chao y vive en una finca con un gran jardín, cerca de un lindo río, donde retoza todas las mañanas. La casa queda justo al lado de la escuela primaria del pueblo.

Chao es un perro muy inteligente, su raza viene de la antigua China y, según dicen, desciende de los osos. Lo cierto es que Chao tiene la lengua morada, mucho pelo y es muy amoroso. Solo en ocasiones especiales gruñe a aquellos que siente agresivos o desconocidos. Tiene un gran sexto sentido. Otra cosa curiosa de Chao es que, aunque rara vez ladra, si lo hace es porque presiente peligro.

Bueno, este cuento no es precisamente sobre Chao, pero él, como ya comenté, es casi humano, aunque no tanto como para olvidar sus gustos y preferencias perrunas.

Como mencioné antes, la finca donde vivimos queda al lado de la escuela del pueblo, a la que asisten muchos niños de primaria. Chao cogió la costumbre de escaparse por el portón de la finca y dirigirse a la escuela todos los días, como si fuera un alumno más. Los niños se acostumbraron a verlo y lo recibían con alegría. El día que Chao no asistía a clases era porque alguien en la finca había cerrado el portón con candado. Ya las maestras se habían acostumbrado a él pues se portaba bien y no interrumpía las clases. Todos los lunes, muy educado, participaba en el canto del himno sin interrumpir y con mucha formalidad. En los recreos, Chao jugaba y correteaba con los niños, y ellos eran felices.

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Sin embargo, algo interrumpió esa rutina, pues los padres de familia se dieron cuenta de que sus hijos llegaban con mucha hambre a casa, a pesar de que ellos les preparaban una lonchera muy bien nutrida.

Un día, una madre de familia llegó a la escuela durante el recreo. Al cruzar el patio, observó una simpática reunión de niños sentados compartiendo el contenido de sus loncheras con su amigo Chao. Y, como los perros siempre tienen hambre, ellos preferían sacrificarse por Chao.

Muy disgustada, la madre de familia ―que según los niños era una bruja―, corrió a la dirección y acusó a Chao, exigiendo que no lo dejaran entrar a la escuela.

A partir de ese momento, Chao no pudo participar más en las actividades escolares y se vio privado de las ricas loncheras.

Adulto responsable: Saideth Vinda
Dibujo ganador en la categoría 11-16 años,autoría de Sujan Tammy’s Hernández Morales
Edad: 14 años
Colegio: Centro Educativo Básico General Medalla Milagrosa
Cuento: Perro Come Loncheras

Veamos qué contenían estas para que Chao se las comiera con tanto apetito.

Salchichas, frituras, paquetes de papas fritas.

Todo eso le encantaba a Chao, y a los niños también, aunque no era lo más saludable para ninguno.

Hubo reuniones de maestros y padres de familia, pues, a partir de la ausencia de Chao, los niños estaban desanimados y no rendían mucho en las clases.

Las maestras habían notado que ya los recreos se les hacían aburridos. Había que tomar una decisión.

A la reunión asistió una doctora, que recomendó ejercicio físico y buena alimentación para los niños.

—Les pido a todos los padres que piensen en dar a sus hijos alimentos variados y saludables: jugo natural, fruta, leche, queso y algo de pan. Por favor eviten las burundangas ―dijo la doctora.

Ellos estuvieron de acuerdo.

—¿Cree usted que esto resolverá el problema del aburrimiento y la falta de interés por el ejercicio físico? Antes, cuando venía Chao, los niños corrían detrás de él y se divertían; el problema fue que el perro se comía las loncheras. Por lo demás, se portaba bien —dijo la directora.

—Sugiero que regrese Chao. También él necesita su comida especial. Quizás si hablan con el dueño, él podrá enviarlo con su lonchera también.

Las madres asintieron, y de inmediato me informaron del problema. No podía creer que Chao fuera considerado un alumno más en la escuela. No tuve inconveniente en facilitar una solución al problema. Chao también necesitaba ejercitarse, pues había ganado mucho peso.  De inmediato fui al almacén de útiles escolares y compré una hermosa lonchera que Chao llevaría colgada a su espalda. Ahora Chao regresaría a la escuela bien equipado

El plan aprobado se iniciaría el lunes siguiente.

Ese día se cantaba el himno en el gimnasio, y allí estuvo Chao de pie con su lonchera al lomo. Los niños estaban felices y lo recibieron con aplausos.

Adulto responsable: Jennyfer Montiel
Dibujo ganador de la categoría menores de 10 años, autoría de Adrián Hernández
Edad: 5 años
Escuela bilingüe José María Roy
Cuento: Perro Come Loncheras

El recreo fue más divertido que nunca y Chao se dedicó a comer de su propia lonchera sin invadir las ajenas porque, además, él no era amante de las ricas frutas y vegetales que ahora llevaban los niños.

Hasta el día de hoy, no ha habido problemas con Chao. Los recreos son muy divertidos y las loncheras, más saludables. Los niños mejoraron su salud y ya no se resfriaban tanto como antes.

—Buena alimentación y ejercicio, y todos felices ―decía la directora mientras ayudaba a Chao a abrir su lonchera y los niños saboreaban sus saludables y deliciosas viandas.


DIBUJA CON CRISTINA






Equipo Cuentos para Cristina:

  • Coordinación Médica: Dra. Karen Courville, jefa de la Unidad de Hemodiálisis del Hospital Dr. Gustavo Nelson Collado de la Caja de Seguro Social, en Chitré, científica e investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas 
  • Nuevos Lectores: Cristina Vaccaro Courville, estudiante del 6to grado en el Colegio Agustiniano de Chitré (Herrera).
  • Coordinación literaria: Silvia Fernández-Risco Escritora, músico y editora Miembro de la Academia Panameña de Literatura Infantil y Juvenil de Panamá (APLIJ)

Conozca el «había una vez» de esta historia:

Cuentos para Cristina une a comunidad médica y literaria en La Web de la Salud