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Algunos estudios de población adolescente y adultos jóvenes, indican que la no adherencia fue responsable el 58 % de las pérdidas del injerto renal

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI

La Dra. Karen Courville es egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Realizó estudios en Medicina Interna y Nefrología en el Complejo Hospitalario Dr. Arnulfo A. Madrid.  Tiene un Fellow en Investigación Renal del Instituto Mario Negri en Bérgamo, Italia.  Investigadora del Instituto de Ciencias Médicas de Las Tablas. Miembro del Sistema Nacional de Investigación (SNI)

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel mundial solo cerca del 50 % de las personas con enfermedades crónicas siguen correctamente sus tratamientos a largo plazo.

Las enfermedades con más evidencia de incumplimiento son la hipertensión arterial (que afecta alrededor del 35 % de los adultos de 30 a 79 años en América Latina y el Caribe), en la que hasta el 50 % abandona el tratamiento antes del primer año, y solo 25–40 % logra una adherencia sostenible a largo plazo; la diabetes tipo 2 y la hiperlipidemia, con una adherencia inferior a un tercio ya que los pacientes con múltiples medicamentos, reducen significativamente su adhesión y el asma, con incumplimientos entre 28 % y 70 %, generando exacerbaciones evitables.

La adherencia a medicamentos es un pilar esencial para mejorar resultados clínicos, reducir costos de hospitalización y construir confianza en los sistemas de salud. La pobre adherencia es un factor importante en el empeoramiento clínico, ya que, por ejemplo, el control insuficiente de presión arterial, glucosa o lípidos, aumenta el riesgo cardiovascular, nefropatías, y hospitalizaciones. 

En patologías infecciosas los tratamientos incompletos o incorrectos, particularmente en tuberculosis o virus de inmunodeficiencia humana (VIH), la falta de cumplimiento favorece el desarrollo de cepas resistentes y produce ingresos hospitalarios, desperdicio de medicamentos, y complicaciones a largo plazo.

Adherencia en pacientes según edad

Las personas mayores suelen tener baja adherencia por múltiples razones: múltiples medicaciones (polifarmacia), funciones cognitivas reducidas, dificultad para abrir envases o leer etiquetas, y menor alfabetización sanitaria, entre los más comunes. Los jóvenes y adolescentes también presentan adherencia reducida, en parte por percepción de invulnerabilidad, regímenes complejos y menor percepción del beneficio.

En niños y adolescentes con trasplante renal, los estudios reportan tasas de no adherencia que oscilan entre 30 % y 70 %, con un promedio de alrededor del 40 %; no adherencia del 13.6 % para medicamentos, 22.7 % para exámenes de laboratorio, y 50 % para inasistencia a consultas.

Algunos estudios de población adolescente y adultos jóvenes, indican que la no adherencia fue responsable el 58 % de las pérdidas del injerto renal. Especialmente en transición de atención pediátrica a adulta, los jóvenes presentan tasas muy elevadas de incumplimiento, desde ~13 % a 65 % lo que es un factor importante en la pérdida del trasplante renal.

Problemas psicosociales, familiares, conflicto padre-hijo, percepción de autonomía excesiva, pobre funcionamiento familiar, se han asociado a dosis omitidas.

En adultos mayores en diálisis, los estudios demuestran que más del 80 % presenta baja adherencia a medicamentos, sobre todo a los quelantes de fósforo, pero en términos generales a medicamentos orales, como antihipertensivos o calcio oral.

Los pacientes mayores (> 60 años) mostraron mejor adherencia que los más jóvenes y los países europeos mostraron mejores tasas de adherencia que los de habla hispana. En este grupo, los pacientes más frágiles presentaron mejor adherencia si contaban con mayor supervisión familiar o en cuidados asistidos y los pacientes con depresión, falta de apoyo social y menor literacidad de salud se relacionaron con una adherencia más baja.

Estrategias para mejorar la adherencia

A nivel paciente, la educación sanitaria y alfabetización son claves. Utilizar educación clara, lenguaje accesible y reforzar comprensión de beneficios del tratamiento y consecuencias del abandono son importantes.

Se debe procurar simplificación del régimen: priorizar combinaciones fijas (CDF) en hipertensión y otros tratamientos crónicos, que reducen el número de dosis y mejoran la adherencia.

Es útil entregar por escrito la manera correcta de ingerir los medicamentos, con la hora del día, el nombre del producto y la dosis, para ayudar en el recordatorio.

A nivel sistema y farmacia, es útil evaluar programas como HEARTS de OPS que recomiendan esquemas claros y actualizados. El personal sanitario debe promover comunicación empática, entrevistas motivacionales, escucha activa, y motivación compartida entre equipo de salud y paciente. Se deben promover actividades de motivación y de reforzamiento positivo involucrando redes sociales, grupos de pares o modelos de atención cercana que permitan interacción continua.

Recomendaciones para tomadores de decisiones

Hay algunas acciones que las instituciones de salud pueden realizar. Las listas de medicamentos esenciales deben estar actualizados eincluir combinaciones fijas recomendadas y asegurar acceso regional coordinado.

Debe existir diseño de políticas farmacéuticas integrales, en donde los precios sean transparentes, la adquisición colaborativa, y con continuidad en financiamiento. Integrar herramientas digitales en la atención primaria con pilotos de SMS, apps, seguimiento remoto en contexto local.

Se debe invertir en formación del personal de salud: en comunicación, educación al paciente, identificación de barreras culturales o de alfabetización; se pueden evaluar experiencias regionales exitosas y replicar modelos ya aplicados en VIH u otras enfermedades, adaptándolos al contexto local del país o sistema de salud.

Se debe realizar un monitoreo riguroso de adherencia mediante métodos mixtos: autoinforme, niveles de inmunosupresores, recuento de pastillas, registros electrónicos. Se debe contemplar la atención a grupos de transición (adolescentes que pasan a atención adulta), implementando equipos o protocolos de transición especializada, con apoyo psicosocial y familiar que involucre a la familia,

Se debe capacitar al personal médico/farmacéutico para detectar señales de no adherencia (retrasos en citas, excusas frecuentes), y que puedan contribuir desde su perspectiva con charlas motivacionales, escucha activa y enfoque empático.

Conclusiones

La adherencia a medicamentos es un pilar esencial para mejorar resultados clínicos, reducir costos evitables y construir confianza en los sistemas de salud.

En Latinoamérica, la combinación de educación, simplificación de regímenes, tecnologías accesibles y políticas farmacéuticas robustas constituye la ruta más efectiva para impulsar la adherencia en poblaciones vulnerables y garantizar un uso eficiente y equitativo de los recursos.

El problema de la adherencia debe ser priorizado con modelos de atención que integren farmacéuticos, geriatras, educación al paciente y red familiar o comunitaria para mejorar la adherencia en los grupos vulnerables identificados.

Por: Dra. Karen Courville, FACP, SNI