Su visión transformadora del sistema sanitario venezolano lo llevó a coordinar la Comisión de Salud Pública de la Academia Nacional de Medicina
Autoría: Dr. Juan Antonio Yabur Tarrazzi

El autor es Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina Sillón XXXVII
En una Caracas vibrante de historia y tradición, nació el 24 de noviembre de 1927 Antonio Ramón Clemente Heimerdinger, en el seno de una familia con profundas raíces históricas.
Hijo de Elsa Heimerdinger Casanova y Antonio Clemente Rodríguez del Toro. Su linaje no era común: tataranieto del vicealmirante Lino de Clemente, prócer de la independencia venezolana y secretario del Libertador Simón Bolívar, Antonio heredó no solo un apellido ilustre, sino también una vocación de servicio que marcaría cada paso de su vida.
Desde temprana edad, mostró una disciplina férrea y una curiosidad insaciable. Estudió en el Colegio La Salle, donde tras una sólida formación primaria se forjaron los primeros trazos de su carácter metódico y comprometido y una gran fe en la religión católica.
Desde muy joven mostró una vocación clara por el servicio y el conocimiento, que lo llevó a cursar estudios de medicina y en 1945 ingresa a la Universidad Central de Venezuela (UCV), seis años después, en 1951, era médico cirujano.
Pero su sed de conocimiento lo llevó más lejos: cruzó fronteras para especializarse en cirugía general en el Saint Vincent Hospital de la Universidad de Nueva York, donde perfeccionó su técnica y amplió su visión científica.
A su regreso, Venezuela lo recibió como uno de sus hijos más brillantes. Obtuvo el doctorado en Ciencias Médicas en la misma UCV en 1962. Su tesis doctoral se tituló “Hipertensión Portal”. Su tesis doctoral marcó un hito en la investigación médica nacional.
Fue profesor de cirugía en la Escuela de Medicina Dr. Luis Razetti, y más tarde jefe de cátedra y servicio en dos de los hospitales más emblemáticos del país: el Universitario de Caracas y el Miguel Pérez Carreño.
Su liderazgo no se limitó al aula ni al quirófano. Fue un servidor público comprometido. Ocupó cargos directivos en el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales y fue su primer director de Docencia e Investigación, donde impulsó la docencia y la investigación médica con una pasión que inspiraba respeto.
Su visión transformadora del sistema sanitario venezolano lo llevó a coordinar la Comisión de Salud Pública de la Academia Nacional de Medicina, Institución que por sus relevantes méritos lo reconoció como Miembro de Número, ocupando el sillón XXXVI y posteriormente fue presidente de la Academia.
El Dr. Clemente no solo fue un médico excepcional, sino también un pensador riguroso. Publicó más de 450 trabajos científicos y colaboró en seis libros de texto, dejando una huella profunda en generaciones de profesionales de la salud.
Pero detrás del científico había un hombre profundamente humano. Casado con Olga Blanch, con quien formó una familia numerosa y amorosa; padre de seis hijos y abuelo de nueve nietos, Antonio vivió con humildad, entrega y afecto. Quienes lo conocimos lo recordamos como un ciudadano ejemplar, maestro entrañable y un pensador incansable, por su mirada serena, su palabra justa y su capacidad de escuchar con el corazón.
Incluso en sus últimos años seguía escribiendo y reflexionando sobre cómo mejorar la salud pública en Venezuela. El 19 de agosto de 2023, a los 96 años, cerró los ojos por última vez. No se fue del todo: su legado vive en cada estudiante que leyó sus textos, en cada paciente que recibió su cuidado, en cada rincón de la medicina venezolana que él ayudó a construir y en cada amigo que tuvo y supo cultivar.
Autoría: Dr. Juan Antonio Yabur Tarrazzi