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El Café Científico de la Senacyt aportó una información valiosa para conocer las contribuciones de la investigación a la preservación de estos vitales ecosistemas

Por: Tamara Del Moral | Prensa Senacyt

Investigadores de diferentes instituciones participaron como expositores en el café científico “Manglares de la bahía de Panamá y Chame: Biodiversidad y afectaciones”, organizado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt).

Los panelistas compartieron valiosa información, basada en análisis rigurosos y observaciones sistemáticas, a partir del deterioro de los manglares de la bahía de Panamá, entre los años 2015 y 2016.

 Los resultados de los estudios abordan aspectos como la estructura de bosque de la bahía de Panamá, la herbivoría e insectos asociados a los bosques de manglares de las bahías de Panamá y de Chame; el almacenamiento de carbono en manglares de Juan Díaz y Chame; el cambio ambiental global en los ecosistemas estuarinos y manglares de la bahía de Chame y del río Juan Díaz; el impacto del cambio ambiental global en parámetros hidrológicos y microbiológicos, entre otros.

Aportes de la comunidad de investigación

La Mgtr. Sandy Mosquera (Creho) explicó el contexto de las afectaciones de los manglares en la bahía de Panamá que se dio hace 10 años y que llevó a investigadores nacionales y extranjeros a realizar un diagnóstico rápido para identificar las posibles causas. Inicialmente, se atribuyó la muerte de los manglares a la variabilidad climática (como El Niño), pero se comprobó que las actividades humanas —como el cambio de uso de suelo, la contaminación y el desarrollo urbano desordenado— agravan la degradación del ecosistema en Panamá. Después de la pandemia, y con la ocurrencia de fenómenos alternos de El Niño y La Niña, se realizó un monitoreo e investigación de los manglares del Pacífico; y se estableció un programa denominado “Manglares centinelas del cambio climático: monitoreo, vulnerabilidad y resiliencia de los ecosistemas marino-costeros en la Bahía de Panamá y Bahía Chame”.

“La colaboración de científicos vinculados con la Senacyt, centros de investigación, universidades, el Proyecto Manglar del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y otros, permitió monitorear insectos, hongos, aves y bosques de manglar; hacer pruebas fisicoquímicas del suelo y agua y de los niveles de almacenamiento de carbono (CO2). Además, se analizó el territorio y la concentración de la población según las cuencas que ocupan. Se han incluido nuevas áreas de investigación que servirán para estudios comparativos de la información de base a monitorear”, dijo Mosquera.

Alejandro De Sedas. Es candidato al doctorado del programa de Biotecnología de Indicasat-AIP en conjunto con la Universidad Acharya Nagarjunade la India.

Estudió la estructura de bosque de la bahía de Panamá y bahía de Chame.  De Sedas inició sus estudios en 2017 tras detectar la afectación en los manglares de Panamá Viejo y Juan Díaz. Un diagnóstico rápido señaló que, aunque la herbivoría no fue la causa de muerte del manglar, en conjunto con el incremento de la salinidad y el fenómeno de El Niño extremo, afectaron el manglar entre 2016 y 2017. En un segundo proyecto, comparó la estructura del bosque de la bahía de Panamá y bahía de Chame realizando evaluaciones ecológicas rápidas. Estas permiten identificar zonas representativas dentro del manglar con base en su diversidad y número de especies. En estas áreas se establecen parcelas permanentes para el monitoreo de la vegetación a corto y largo plazo.

Los sitios de monitoreo en la bahía de Panamá son Don Bosco, Costa Sur y Juan Díaz, mientras que en la bahía de Chame incluyen: El Líbano, Espavé y Monte Oscuro. En la bahía de Panamá predomina la especie Avicennia germinans (mangle negro), y en Chame domina Rhizophora mangle (mangle rojo). La presión humana es el principal factor que amenaza estos ecosistemas en ambas bahías.

Dr. Alonso Santos. El Dr. Santos, junto con su grupo de entomólogos, José Rivera L. y Jeancarlos Ábrego L., de la Universidad de Panamá,estudiaron la herbivoría e insectos asociados a los bosques de manglares de la bahía de Panamá y bahía de Chame para establecer el estado de conservación, impactos y estructura de las comunidades. 

Hicieron muestreos mensuales en ambas bahías para conocer la dinámica de la herbivoría, la estructura de las comunidades de insectos xilófagos y de abejas de las orquídeas. Documentaron la herbivoría en El Embarcadero (bahía de Panamá) y El Líbano (bahía de Chame), se recolectaron 5,056 hojas, donde el 80.9% presentaban herbivoría.

El Embarcadero mostró una mayor abundancia en el número de hojas por zona y en total general que el sitio de estudio de El Líbano. Identificaron tres tipos de herbivoría: la del borde de la hoja (80.9%), herbivoría circular (40.3%) y lesiones por minadores de hojas (0.29%). Se encontró una relación inversa entre el área de las hojas y su estado (herborizadas o sanas), con significancia en las áreas y zonas de colecta.

Respecto a los insectos, se hallaron 1,176 insectos xilófagos, mayormente de la familia Curculionidae. El Embarcadero presentó mayor abundancia (901 individuos) y riqueza (6 especies), siendo Xileborus el género más abundante. Se observó daño de Euplatypus parallelus en Avicennia germinans en el área de la bahía de Panamá.  En El Líbano, la abundancia fue menor (275 individuos) y sin daño en árboles sanos, pero con señales de actividad antropogénica. La comparación entre ambas bahías sugiere que Chame conserva mejor sus manglares frente a insectos xilófagos, pero sufre perturbaciones por actividades humanas. Para las abejas de las orquídeas, se registró baja abundancia y diversidad debido a perturbaciones antropogénicas en ambos sitios de muestreos.

Dr. Carlos Vergara Chen. Junto con su equipo de investigación de ecología funcional y aplicada en la Universidad Tecnológica de Panamá, analizaron el impacto del cambio ambiental global en los ecosistemas estuarinos y manglares de la Bahía de Chame y del río Juan Díaz, en términos de la variabilidad natural de algunos parámetros hidrológicos y oceanográficos, específicamente pH, temperatura, salinidad, oxígeno disuelto, nutrientes y abundancia de bacterias indicadoras de calidad ambiental.

En el estuario del río Juan Díaz, las variables abióticas que incluyeron las concentraciones de nutrientes en agua presentaron valores elevados tanto en época seca como en temporada lluviosa, lo cual puede indicar la entrada de aguas residuales domésticas con alta carga orgánica. Asimismo, las bacterias indicadoras fecales (coliformes totales, Escherichia coli y enterococos) mostraron valores más altos que los recomendados para aguas naturales costeras.  

En las aguas adyacentes a los manglares de la bahía de Chame, los niveles de pH, temperatura, salinidad y oxígeno disuelto presentaron diferencias entre la temporada lluviosa y la época seca, resultado asociado al afloramiento costero. Además, el afloramiento explicó el aumento de nutrientes (nitrato y fosfato) en la temporada seca.

En cuanto a las bacterias fecales, los valores de coliformes totales fueron significativamente mayores durante la temporada lluviosa, indicando un incremento en el arrastre de sedimentos y materia orgánica. En contraste, los niveles de E. coli fueron relativamente bajos, sugiriendo una baja contaminación fecal. Sin embargo, durante la temporada seca, los valores de E. coli fueron más altos en la parte alta del estuario, posiblemente debido a la presencia de mamíferos y la falta de escorrentía que alimenta el sistema.

El Dr. Vergara indica que el estado de los manglares y las aguas estuarinas en la desembocadura del río Juan Díaz no dejan de ser un reflejo de la presión de la urbanización y contaminación sobre los manglares aledaños a la ciudad de Panamá. Los estuarios y manglares de la bahía de Chame, por el contrario, registraron niveles buenos de calidad ambiental. Las variaciones espaciales y estacionales de los parámetros abióticos y microbiológicos observadas en los estuarios y manglares estudiados ayudarán a la evaluación y manejo de la calidad de las aguas estuarinas y costeras. Esto es crucial para el desarrollo de estrategias de conservación y manejo sostenible de los ecosistemas costeros en la Bahía de Chame y de la Bahía de Panamá.

Mgtr. Ana Luisa García y la Ing. Diana Araúz. La profesora de química de Udelas y la ingeniera en Oceanografía estudiaron la dinámica de las dos bahías y analizaron sedimentos.  El estudio se considera pionero porque integra la variabilidad climática, oceanográfica y la calidad de sedimentos marinos en dos ecosistemas costeros de alta riqueza biológica: la bahía de Chame y los humedales de la bahía de Panamá. 

Realizaron análisis de la hidrodinámica, la dinámica fisicoquímica y la calidad de los sedimentos aplicando índices de contaminación, formulaciones morfodinámicas y escenarios de cambio climático, evaluando mareas, corrientes, oleajes e inundaciones asociadas al aumento del nivel del mar. Los resultados muestran similitudes oceanográficas entre ambos sitios, con patrones de circulación hacia el Sur y Sur Oeste, corrientes mareales marcadas y texturas de sedimentos variables según la temporada.

Identificaron un alto índice de vulnerabilidad a inundaciones, con mareas que alcanzan hasta 5,7m y proyecciones de sobrepaso de 6 m para 2,100. Los sedimentos presentan contaminación moderada por cadmio y variabilidad estacional más marcada en la bahía de Chame. Además, confirmaron que los manglares cumplen un papel protector frente a eventos climáticos. Este conocimiento es esencial para diseñar estrategias de manejo costero adaptativas que mitiguen los efectos del cambio climático y preserven estos ecosistemas críticos.

Dr. Alberto Caballero. El Dr. Caballero, investigador de la Universidad de Panamá, trabajó en conjunto con Humberto Edward, Arkin Tapia, Juan Cedeño, Bryan Torres, Laura Villegas, Mayerlis Fernández, Patricia Camarena e Idalia Alemán para estudiar la Intrusión salina en la zona de manglares en sectores de Chame, Juan Díaz y Penonomé, mediante enfoques geofísicos y geológicos.

El equipo investigó la intrusión salina en el manglar de Juan Díaz con el objetivo de determinar, las posibles causas de la pérdida de manglar en la zona. Emplearon técnicas geofísicas en los manglares de Juan Díaz, Penonomé y, de forma parcial, los de Chame, estos últimos como referencia de ecosistemas sanos. La metodología ha permitido establecer, de forma indirecta, la correlación entre el grado de intrusión salina y las especies de manglar presentes y comprender con mayor profundidad el impacto de este fenómeno sobre el ecosistema. Asimismo, determinaron áreas con potencial para la regeneración natural del manglar, lo que contribuye a una gestión más efectiva de su conservación.

Utilizaron técnicas como la tomografía eléctrica de resistividad, la cual destaca por su alta precisión, aunque es menos eficiente en áreas extensas. El método electromagnético facilitó una cobertura rápida y amplia. En tanto que, el método magnético, ha sido eficaz para detectar zonas impermeables vinculadas a formaciones rocosas profundas de origen ígneo. Los resultados indican que, durante el periodo de sequía, el nivel de sal en la superficie aumentó, lo que muy probablemente afectó la evolución y el desarrollo de la vegetación.

Mgtr. Tania E. Romero González. La investigadora del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales determinó los niveles de carbono almacenado en los manglares de Juan Diaz y Chame.

Romero señala que el estudio analizó cómo las condiciones atípicas y extremas han impactado la capacidad de secuestro de carbono del parche de manglar cercano a la Planta de Tratamiento de Residuos de la ciudad. Refiriéndose a los cambios en la cobertura vegetal en los últimos años que han sufrido los manglares de la bahía de Panamá, debido a la expansión de la ciudad de Panamá, eventos climáticos extremos, como lluvias intensas y sequías severas. Romero indica que estos cambios han tenido un efecto directo en el aporte de sedimentos de este río, hacia la zona costera de la ciudad, donde se encuentra una extensa zona de manglares.

Después de estos eventos extremos, el aporte de los componentes del carbono a las reservas de carbono del ecosistema de manglar se vio alterados. Durante el primer año tras el evento, el componente de necromasa fue la mayor fuente de carbono, sin embargo, a más de dos años del evento, se observó una reducción en la necromasa y un aumento en el aporte de biomasa de árboles vivos. También se constató que la composición de especies de manglar en el bosque ha variado, pasando de ser dominada por Avicennia germinans y se establecieron tres nuevas especies de manglar”, expresó la investigadora.

El distrito de Chame cuenta con el área protegida de Manglares de la bahía de Chame, clasificada como Área de Uso Múltiple. Durante años, esta zona ha sido una fuente de sustento para las comunidades, a través de actividades como la extracción de madera, la pesca, la colecta de conchas y la producción de carbón. Además, la industria del camarón estableció áreas de cultivo en la zona, las cuales fueron afectadas por el virus de la mancha blanca.

Romero estudio áreas de regeneración natural de manglares en antiguas parcelas de cultivo de camarón y comparó la función ecológica del secuestro de carbono en estas áreas con las áreas de manglar sin intervención antropogénica o cobertura natural. Observó que, después de aproximadamente una década, áreas abandonadas que habían servido al cultivo de camarón, las reservas de carbono en las zonas regeneradas y las zonas naturales de manglar presentaron valores similares en cuanto a secuestro de carbono. Entre los componentes del ecosistema que actúan como reservas de carbono, los suelos representan aproximadamente el 96% del carbono almacenado en este ecosistema de manglares.

Dr. Luis C. Mejía El investigador del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología (Indicasat AIP) estudió las comunidades de microorganismos en manglares de la bahía de Panamá, Chame, y Coiba, junto con Indira Quintero, Anakena Castillo, Evangelina López, Ariel Raschella, Esteban Ceriani, Marjorie Cedeño, Ruth Rogers, Enith I. Rojas, Yaleskia Valdés y Librada Atencio.

El objetivo de este componente fue generar una línea base de conocimiento de la biodiversidad de microorganismos (bacterias y hongos) del manglar en localidades con diferencias en cantidad de desarrollo urbano, contaminación y cobertura boscosa (Juan Díaz y Bayano en bahía de Panamá, bahía de Chame y Coiba).

“Encontramos una alta diversidad de bacterias en suelo de manglar, con más de 20,000 posibles especies detectadas, y que el manglar de Bayano con menos nivel de desarrollo urbano que el manglar de Juan Díaz tiene una diversidad de bacterias más alta. También se encontró que la diversidad bacteriana cambia en la transición época lluviosa a seca y luego a lluviosa.

Estos cambios se ven en taxones importantes para ciclos biogeoquímicos de carbono, nitrógeno, fósforo y azufre y taxones en la rizosfera de manglar relevantes para resiliencia climática. Resultados preliminares sugieren diferencias en diversidad bacteriana de suelo entre manglares de Coiba y Chame y de estos contra manglares de bahía de Panamá. La riqueza de especies de hongos asociados a hojas de mangle en los sitios estudiados fue estimada en alrededor de 800 especies. Existen diferencias en índices de diversidad para comunidades fúngicas foliares de cuatro géneros de mangle muestreado y cinco géneros de hongos fueron identificados asociados a lesiones en cinco especies de mangle”.

Enlace de la grabación del evento: https://www.youtube.com/watch?v=m1aLl7mzXJI

Por: Tamara Del Moral | Prensa Senacyt